La UE propone suspender el acuerdo de Schengen en caso de inmigración masiva
La propuesta de Sarkozy y Berlusconi suscita reservas en otros países
El fantasma del retorno a los controles fronterizos de pasaportes se cierne sobre la Unión Europea a la luz de la sugerencia de la Comisión de suspender el acuerdo de Schengen "en condiciones estrictas y bajo vigilancia europea", en palabras de la comisaria de Interior, la sueca Cecilia Malmström. "Los acontecimientos extraordinarios en la otra orilla del Mediterráneo exigen cambios en la política europea" de migración y asilo, dice la comisaria para presentar una reforma de Schengen que responde a las demandas de Francia e Italia. El acuerdo para la libre circulación de personas es uno de los grandes logros visibles de la construcción europea y limitarlo, por muy excepcionales y definidas que sean las circunstancias -en caso de flujo masivo de sin papeles-, suscita fuerte oposición en el Parlamento Europeo y reservas en otros países, entre ellos España.
En una comunicación que Malmström eleva a las instituciones comunitarias, la comisaria se hace aparentemente solidaria de las reclamaciones de reforma de Schengen planteadas por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a la luz de la llegada de más de 20.000 tunecinos a Italia con intenciones aparentes de viajar a Francia y otros países europeos.
La idea de Bruselas es establecer un nuevo mecanismo de control cuando un Estado "no cumple su obligación de controlar su sección de la frontera exterior" o cuando "una parte específica de la frontera exterior se ve sometida a fuertes presiones inesperadas debidas a acontecimientos externos".
Situaciones críticas
La propuesta de la Comisión también apunta que "una respuesta coordinada de carácter comunitario en estas situaciones críticas aumentará la confianza entre los Estados y reducirá el recurso a iniciativas unilaterales" como la reintroducción temporal de controles fronterizos internos o la intensificación de los controles policiales en las fronteras, que se pueden aplicar ahora por decisión del país afectado.
Pertenecen al área de Schengen, y por tanto pueden circular libremente por ella sin controles, los residentes en 22 países de los Veintisiete (quedan fuera Reino Unido, Irlanda, Chipre, Bulgaria y Rumanía) y tres extracomunitarios (Islandia, Noruega y Suiza), a los que a finales de año se sumará Liechtenstein. Aunque sea "para ser utilizado como último recurso en situaciones verdaderamente críticas", como señala el plan de Malmström, "puede ser necesario introducir un mecanismo que permita decidir a nivel europeo cuáles serán los Estados que volverán a introducir con carácter excepcional el control en la frontera interior y por cuánto tiempo". Sobre cuál sea el sistema y cómo aplicarlo sigue trabajando la Comisión, según la cual debería aplicarse por un "periodo limitado y predeterminado mientras se adoptan otras medidas [de emergencia] para estabilizar la situación". Las propuestas serán debatidas por primera vez el próximo día 12 por los ministros de Interior de la UE, con vistas a allanar el terreno para que el Consejo Europeo (la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno) de finales de junio adopte una decisión sobre cómo proceder. Todo el proceso será tormentoso, en vista de las reservas que algunos países han planteado.
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