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Ségolène Royal destapa sus cartas

La ex rival de Sarkozy anticipa su candidatura a las primarias y abre la batalla en el Partido Socialista francés - Los aspirantes rompen la tregua interna

Antonio Jiménez Barca

Con un Nicolas Sarkozy hundido en los sondeos, los socialistas franceses observan cómo algunas encuestas colocan a uno de los suyos en el Palacio del Elíseo en 2012, algo que no ocurre desde que el ya casi mítico François Mitterrand abandonara este palacete en 1995. El problema es, precisamente, ese: ¿quién será ese uno? En teoría, el Partido Socialista francés (PS) lo tiene todo previsto: dentro de un año organizará unas elecciones primarias a la americana, esto es, en la que los simpatizantes de izquierda elegirán al candidato que se batirá contra el actual presidente de la República. En la práctica, la batalla sorda que libran desde hace meses el puñado de líderes decididos a colocarse en buena posición, antes incluso de que empiece la carrera, puede degenerar en cualquier momento y acabar con la tregua falsa que reina en esa olla a presión creciente que es el Partido Socialista francés. Bastó que hace unos días Ségolène Royal, que perdió con Sarkozy en 2007, anunciara que se presentará a las primarias para que el edificio socialista retemblase.

Los contendientes se marcan en un precario equilibrio de partida de póquer
Algo parece haberse quebrado entre las dos dirigentes socialistas
Strauss-Khan supera de largo en los sondeos a Royal, Aubry y Hollande
Unas primarias enconadas pueden llevar a la derrota en los comicios de 2012

Hay cuatro aspirantes a candidatos con posibilidades: la citada Ségolène Royal; Martine Aubry, primera secretaria del PS, que ha asegurado que, si decide presentarse, lo hará público en junio; François Hollande, ex primer secretario del PS (ex marido de Ségolène Royal), que aún no ha decidido dar el paso pero que "se siente preparado" para darlo. El cuarto es el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, campeón de largo en los sondeos (un 47% contra un 10% de Aubry, un 8% de Royal y un 7% de Hollande), convertido en el personaje político preferido por los franceses. El cargo que ostenta le prohíbe opinar sobre ninguna cuestión de política interna, incluida, claro está, su propia candidatura, lo que paradójicamente le proporciona cierta ventaja de salida. Hollande lo reconoció hace poco: "Cuando uno está lejos, siempre es popular".

Los cuatro se marcan estrechamente en un precario equilibrio de partida de póquer que se rompió el pasado día 30. Ese día, con el desparpajo algo suicida que le caracteriza, Royal anunciaba que se postulaba. Y el PS se sacudió, no tanto por el qué sino por el cuándo. Tres días antes, Martine Aubry, jugando el papel de conciliadora, había dejado entrever que ella, Strauss-Khan y Royal presentarían, en su día, una suerte de candidatura conjunta a fin de evitar disputas internas. Hollande, que por un momento se vio fuera de juego antes de que empezara el partido, contraatacó: "Ojo con ese tipo de arreglos".

Por su parte, temerosa de verse atrapada entre dos candidatos que gozan de más popularidad que ella, Royal, con olfato político, decidía escapar de la pinza, dar un paso adelante y ganar medio cuerpo a sus adversarios. Así, cuando se daba por hecho que el líder del FMI, Aubry y Royal mantenían un pacto no escrito que incluiría al vencedor, esta última anunciaba de golpe y por sorpresa que no sabía nada de ese acuerdo y que se presentaba, obligando a los otros tres a reposicionarse y a enseñar sus cartas.

Además, en una vuelta de tuerca, Royal añadió que si finalmente se convertía en candidata y en presidenta de la República nombraría primer ministro a... Dominique Strauss-Khan. El alcalde de Lyon, el socialista Gérard Collomb, replicó, con ironía: "En mi opinión, será Strauss-Khan el que le ofrezca un puesto, siempre y cuando monte un Gobierno muy numeroso".

Al movimiento de ajedrez de Royal, Aubry respondió con su calma habitual y su estrategia prevista: en una larga entrevista concedida la semana pasada a Le Journal de Dimanche, aseguró que no piensa alterar ningún plan, ni los suyos (repitió que anunciará en junio su "decisión personal") ni los del calendario de las primarias, a las que muchos ven, dado el enfrentamiento que se avecina, como una perfecta máquina de perder elecciones presidenciales.

Por lo pronto, algo parece haberse quebrado en la (siempre difícil) relación entre estas dos mujeres, compañeras de partido, con un pasado tormentoso a cuestas, que se extiende a los demás aspirantes a candidatos. Un ejemplo: el miércoles, Royal y Aubry visitaron la periferia parisiense con el fin de denunciar a la prensa el abandono del Gobierno de determinados barrios. Eso sí: cada una acudió a una población diferente, con su cohorte particular de asesores y de periodistas, como si en vez de competir con Sarkozy disputaran entre ellas mismas. A Royal le preguntaron sobre el asunto: "Prefiero que me copien antes de que me critiquen", respondió.

Martine Aubry, a la izquierda, primera secretaria del PS, y la candidata presidencial socialista, Ségolène Royal, ayer en París.
Martine Aubry, a la izquierda, primera secretaria del PS, y la candidata presidencial socialista, Ségolène Royal, ayer en París.REUTERS

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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