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Obama prevé reducir el déficit a la mitad

El presidente inicia una semana clave para demostrar que tiene las riendas de la economía - El Partido Republicano critica el aumento de la presión fiscal en EE UU

Antonio Caño

Barack Obama prometió ayer reducir a la mitad el déficit público (heredado de la época anterior: 1,3 billones de dólares, cerca de un billón de euros) al mismo tiempo que se hacen las inversiones imprescindibles para contener la crisis. Al inicio de una semana clave para convencer a los ciudadanos y a los mercados financieros de que el presidente tiene el control de la situación económica, la Casa Blanca cree que el recorte de los gastos militares y la subida de los impuestos a los ricos, sumados a la modernización de los programas sanitarios, garantizarán un nuevo periodo de rigor presupuestario antes del final de esta Administración.

"No podemos y no vamos a seguir gastando como si no hubiera que poner un límite al déficit. No podemos gastar como nos dé la gana, sin tener en cuenta las necesidades de las generaciones posteriores", advirtió Obama en la apertura de una conferencia que trata de aunar criterios sobre las prioridades del presupuesto para el año fiscal 2010, que comienza el 1 de octubre.

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Esta conferencia, a la que asisten 130 especialistas en materia presupuestaria del Congreso, las empresas, los sindicatos y las universidades, es el primer acto de una ofensiva para demostrar que el Gobierno tiene respuestas suficientes para superar la emergencia actual y encarar una etapa de prosperidad sostenible. Esta noche el presidente detallará sus ideas en su primera comparecencia ante el pleno de ambas cámaras del Congreso. Y el jueves presentará sus primeros presupuestos, que incluyen el objetivo de recortar en cerca de un billón de dólares los números rojos del Estado para el año 2013.

El presidente aseguró que esta es la manifestación de "la nueva era de responsabilidad" que prometió en su toma de posesión, y que incluye la adopción de nuevos hábitos de emplear el dinero de los contribuyentes con transparencia y sin atender a los intereses políticos inmediatos. Esto es también, dijo Obama, la única forma de hacer frente a la crisis. "Nos enfrentaremos a esta crisis enfrentándonos al mismo tiempo al déficit que la causó", dijo.

Obama heredó de George Bush un déficit de 1,3 billones de dólares, justificado, fundamentalmente, por el coste de la guerra de Irak y la aplicación de un considerable recorte en los impuestos de los ingresos más altos. Se calcula que esa cifra crecerá inicialmente, al menos, hasta los 1,5 billones de dólares como consecuencia del plan de estímulo de 787.000 millones firmado la pasada semana por el presidente.

La Administración confía, no obstante, en ir poco a poco cuadrando las cuentas para llegar al final de la legislatura con un déficit de 533.000 millones de dólares, lo que representaría un 3% del producto interior bruto, un porcentaje que los expertos consideran aceptable.

Para lograr esa meta, el Gobierno cuenta con ahorrarse cerca de 90.000 millones de dólares al año (unos 70.600 millones de euros) de la guerra de Irak y una cantidad sustanciosa de programas de investigación de nuevos armamentos, entre ellos varios proyectos para submarinos y aviones de combate. También se pretende cancelar la mayoría de los contratos que el Departamento de Defensa tiene actualmente con empresas privadas de seguridad.

A eso hay que sumar lo que el Estado espera recaudar con el aumento de impuestos. El tipo máximo para los ingresos pasará, según han anticipado fuentes de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, del 35% al 39,6%, mientras que para los beneficios del capital aumentará del 15% al 20%.

Estos cálculos, que han sido inmediatamente criticados por la oposición por el riesgo de que una subida de impuestos paralice aún más la actividad económica, no tienen en cuenta algunos factores todavía por determinar, como el ritmo posible para la retirada de Irak y las necesidades militares en Afganistán, donde Obama ha anunciado el envío de 17.000 soldados más.

El Pentágono ha calculado que será preciso, al menos, otro refuerzo de 15.000 militares para después del verano, y eso contando con que los aliados de la OTAN cumplan con la parte que les corresponde en el esfuerzo por ganar esa guerra.

Con todo, ni la reducción de gastos militares ni el aumento de impuestos parecen suficientes a medio plazo para buscar equilibrio en un presupuesto en el que el gasto destinado a los programas de asistencia sanitaria (Medicaid y Medicare) representa más del 20%.

Obama no ha anunciado todavía iniciativas importantes en ese ámbito -ni siquiera ha nombrado aún un secretario de Salud-, pero se espera que lo haga en el contexto de la presentación de los presupuestos. La Casa Blanca pretende extender la cobertura de los seguros a una parte de los 40 millones de personas que ahora no la tienen y reducir el gasto actual en cada paciente. Eso sería el fruto de una amplia reforma sanitaria para la que aún no existen ni el marco ni el procedimiento. Una de las posibilidades que se barajan es la creación de una comisión especial bipartidista en el Congreso que elabore la legislación necesaria, pero los líderes demócratas no quieren sacar esa negociación de los canales parlamentarios regulares, donde pueden imponer más fácilmente su mayoría.

Obama y el vicepresidente Biden (centro), durante una reunión con el director de la Oficina del Presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag.
Obama y el vicepresidente Biden (centro), durante una reunión con el director de la Oficina del Presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag.AFP

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