Mubarak ya ha caído
Ha ocurrido ya, aunque el régimen se resista a verlo.
Los hombres y mujeres, jóvenes, niños y niñas de la plaza Tahir de El Cairo, ya han expulsado a Mubarak.
Ahora, desgraciadamente, hay y habrá violencia, extensión de la represión y mordaza a los periodistas internacionales pero, antes de eso, y sin disparar un solo tiro, millones de egipcios sepultaron la política innoble y corrupta de Mubarak.
No han sido los Estados Unidos, ni la Unión Europea ni tampoco el temido yijhadismo, ha sido la ciudadanía que un día, a saber por qué ese día, perdió el miedo y se sintió más fuerte que su opresor.
Ensancharon las calles de El Cairo y se abrieron los unos a los otros componiendo una marea de voluntades firmes, pacíficas y solidarias.
Quienes quieran poner puertas a esa gigantesca movilización contra un destino injusto, se equivocarán gravemente.
El pueblo en las calles todavía tendrá que sufrir. Lo saben pero no se van a detener y ya nada volverá a ser igual en Egipto. Ha irrumpido con fuerza el nuevo actor político que algunos creían derrotado: la ciudadanía árabe, con toda su legitimidad. Por eso, aunque no quiera escucharlo, aunque se resista y aún pueda hacer daño, el régimen no podrá sostenerse. La prensa internacional todavía no puede contarlo pero en la Plaza Tahir, todos lo saben: Mubarak ya ha caído.
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