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Moscú, sitiada por el fuego

El humo obliga a desviar o suspender decenas de vuelos con destino a la capital.- El Ministerio de Defensa salvaguarda armamento nuclear ante el peligro de los incendios

El fuego sigue asolando Rusia. El humo de los incendios, que desde hace días afectan a la región de Moscú, ha obligado a desviar decenas de vuelos que tenían como destino la capital rusa, mientras el Ministerio de Defensa ha tenido que recolocar gran cantidad de armamento nuclear ante el peligro existente.

La Aviación Civil rusa ha informado de 60 aviones derivados a otros aeropuertos de la región e incluso hasta Ucrania. Una portavoz del principal aeropuerto de Moscú, Domodedovo, ha explicado que un total de 15 vuelos han sido desviados a otros aeropuertos rusos debido a la baja visibilidad, de unos 400 metros. La decisión de aterrizar o no, ha dicho la portavoz, depende en última instancia de la tripulación de cada aparato.

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El intenso olor a quemado y el humo se puede percibir en todos los sectores de Moscú. Con una contaminación cinco veces la habitual, la capa de humo ha obligado a los moscovitas a llevar mascarillas y ha llevado a cerrar muchos comercios. Ante esta situación, las autoridades han recomendado a los 10,5 millones de habitantes de la capital que no salgan a la calle.

El humo ha alcanzado tal densidad de que desde uno de los extremos de la Plaza Roja no se podían ver las características cúpulas multicolores de la catedral de San Basilio. Las imágenes de satélite de la NASA muestran una nube de 3.000 kilómetros que cubre gran parte de la Rusia europea. "Considerando la persistencia (de la contaminación), los niveles de humo de hoy son los peores que se han registrado", explicó un experto en calidad del aire de la Agencia de Supervisión de la Calidad del Aire moscovita, Alexei Popikov.

Por su parte, el Ministerio de Defensa ha informado que el fuego ha llevado a trasladar armamento militar y misiles en la base de Alabinsk, cerca de Forminsk, a unos 70 kilómetros al suroeste de Moscú. Los incendios que rodean a la capital rusa han destruido en las últimas horas una base naval cerca de Moscú.

El Gobierno ruso ha alertado sobre el peligro que suponen las llamas cerca de centrales nucleares, que pueden generar partículas ácidas en la atmosfera en una situación similar a la que se vivió en 1986 tras el desastre de Chernobil.

Los incendios, fomentados por la peor ola de calor de los últimos 130 años, se han cobrado ya la vida de al menos 50 personas y miles más han tenido que abandonar sus hogares. Hasta 150.000 personas trabajan en las labores de extinción, pero los focos parecen no remitir. En cuanto a la superficie de los incendios, del jueves al viernes casi se ha duplicado, pasando de 37,5 a 65,7 hectáreas, según los datos difundidos por el Ministerio de Emergencias.

El primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, prohibió ayer la exportación de cereales del 15 de agosto al 31 de diciembre en previsión de las secuelas de la sequía y de los fuegos que han obligado a declarar el estado de emergencia en 27 provincias del país.

Rusia sigue sufriendo los efectos devastadores de unos incendios que, cinco días después de desatarse, han dejado 50 muertos y a miles de personas en la calle. También son desastrosas las consecuencias económicas, simbolizadas por la cancelación de la exportación de trigo. En la imagen, unos turistas intentan distinguir los edificios emblemáticos de la Plaza Roja de Moscú a través del denso humo.
Rusia sigue sufriendo los efectos devastadores de unos incendios que, cinco días después de desatarse, han dejado 50 muertos y a miles de personas en la calle. También son desastrosas las consecuencias económicas, simbolizadas por la cancelación de la exportación de trigo. En la imagen, unos turistas intentan distinguir los edificios emblemáticos de la Plaza Roja de Moscú a través del denso humo.AP

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