Mohamed VI cede ante la voz de la calle
El rey de Marruecos indulta al mayor número de presos políticos de sus 12 años de reinado - Casi un centenar de reos, la mayoría islamistas, salen de las cárceles
El rey Mohamed VI indultó ayer, de una tacada, al mayor número de presos de conciencia -190- desde que fue entronizado hace casi 12 años.
Tomó esa decisión sin precedentes a propuesta del Consejo Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), un órgano de asesoramiento en esa materia que él mismo creó hace un mes.
La gracia real afecta a 190 presos, en su gran mayoría islamistas, pero no a todos por igual. Solo 96 salieron ayer mismo de las cárceles, mientras todos los demás tuvieron que conformarse con reducciones de sus condenas.
En paralelo, un tribunal de Casablanca tomó también una medida apaciguadora en un Marruecos que vive en plena efervescencia política desde que estalló la llamada primavera árabe y los jóvenes se echaron a las calles de las ciudades marroquíes para reclamar un cambio democrático.
La gracia afecta a un total de 190, pero la mitad solo tendrá reducción de pena
Entre los liberados hay tres saharauis que visitaron los campos de Tinduf
El monarca perdona a una célula terrorista recluida desde 2008
Tras el indulto aún quedan prisioneros de conciencia en centros marroquíes
El tribunal de primera instancia ordenó ayer la puesta en libertad provisional de tres conocidos independentistas saharauis -Ali Salem Tamek, Ibrahim Dahane y Ahmed Naciri- pendientes de juicio desde su detención, en el aeropuerto de Casablanca en octubre de 2009.
Los tres saharauis y otros cuatro compañeros de viaje fueron acusados, tras regresar de una visita a los campamentos de refugiados de Tinduf, de "traición" y de "colaboración con el enemigo", por lo que podían haber sido, en teoría, condenados a muerte por un tribunal militar. Finalmente fueron presentados ante un tribunal civil, donde solo están imputados por "atentar contra la seguridad del Estado".
Entre los excarcelados por el indulto real figuran casi todos los miembros de la llamada célula Belliraj, capitaneada por Abdelkader Belliraj, un belgo-marroquí de 54 años. Todos fueron condenados por terrorismo en 2008.
Tras salir de la cárcel de Salé, los integrantes de la célula fueron recibidos en Rabat en la sede del CNDH, que el martes fue ocupada por cientos de parados que exigían trabajo. Alí Mustafá Mouatassim, líder de un pequeño partido islamista, Civilización Alternativa, disuelto por el Ministerio del Interior, tomó la palabra en nombre de los exprisioneros.
No dio las gracias al monarca, sino a los jóvenes que desde el 20 de febrero convocan manifestaciones en Marruecos a través de Facebook, en las que, entre otras cosas, reivindican la liberación de presos. La próxima gran protesta está prevista para el 24 de abril.
"Los jóvenes de esta nación son grandes expertos", declaró sonriente Mouatassim antes de agradecer también su apoyo a "la prensa independiente y libre", por haber dado a conocer su causa, y a sus abogados.
Driss el Yazami, presidente del CNDH, el órgano que solicitó al rey la gracia colectiva, intervino a continuación para explicar que las medidas buscan fomentar "la distensión política en Marruecos y reforzar el clima de confianza" cuando se ha iniciado una revisión de la Constitución que supondrá un recorte del poder ejecutivo del soberano.
Estas excarcelaciones "colman los esfuerzos de las familias de los detenidos y las actuaciones de los militantes de derechos humanos", añadió Mohamed Sebbar, un antiguo preso político que ahora es el número dos del CNDH. Este representante de una instancia oficial acabó su alocución dando a entender que todos los liberados habían sido víctimas de juicios injustos.
Entre los que ayer recobraron la libertad hay célebres jeques islamistas, como Mohamed Fizazi y Abdelkrim Chadli, a los que se acusó de fomentar y amparar con sus prédicas el terrorismo.
La gracia real a todos estos supuestos radicales pone en entredicho la política anterrorista de Marruecos. El Ministerio del Interior anuncia con regularidad el desmantelamiento de redes peligrosas, como hizo en su día con la célula Belliraj, pero a la vista de los indultos ahora otorgados esas operaciones parecen menos creíbles.
Otro de los beneficiarios de la gracia es Chakib al Khayari, un rifeño que denunció en julio de 2006 la complicidad de las fuerzas de seguridad con los traficantes de droga en el norte del país.
Al Khayari fue condenado en 2009 a tres años de cárcel por esas "declaraciones engañosas" que "tienden a dañar la imagen de las autoridades" y por infringir la legislación sobre divisas e ingresar fondos en un banco extranjero, concretamente español, sin autorización. Las más prestigiosas ONG internacionales de derechos humanos pidieron entonces su puesta en libertad.
Tras la promulgación del indulto aún quedan presos de conciencia detrás de las rejas en Marruecos y no solo radicales islamistas. Permanecen, por ejemplo, encarcelados en la prisión de Sidi Said, en Meknes, un buen puñado de militantes bereberes del Movimiento Cultural Amazig, que defienden su cultura frente a la "excesiva", según ellos, arabización del país.
También están detrás de los barrotes, según el Movimiento 20 de Febrero, varias decenas de jóvenes que se manifestaron ese día y que fueron detenidos y condenados porque se les asoció, por error, con los gamberros que destrozaron el mobiliario urbano y se enfrentaron con las fuerzas del orden. Ese día murieron cinco jóvenes en Alhucemas en circunstancias no aclaradas.
Por último, en las cárceles marroquíes, desde El Aaiún a Rabat, hay unos 160 saharauis detenidos tras el desmantelamiento del campamento de protesta de El Aaiún el pasado noviembre, pendientes de juicio. En esos enfrentamientos resultaron muertos 11 agentes de las fuerzas de seguridad marroquíes y dos saharauis.
Preso por escribir en EL PAÍS
- Chakib al Khayari, liberado ayer tras pasar 26 meses en prisión, publicó, en julio de 2006, una tribuna en EL PAÍS cuyo importe le fue abonado enviándole un talón a Nador, su ciudad natal. Cruzó a Melilla, distante 14 kilómetros, para ingresarlo en un banco local e incumplió así la legislación marroquí. Ese fue uno de los motivos de su condena.
- La prensa oficialista marroquí, con el diario
As Sabah a la cabeza, dejó además caer que Al Khayari "cobraba de una parte extranjera", es decir del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
- Al mes siguiente de la detención de Al Khayari, en febrero de 2009, el agente del CNI adscrito al Consulado de España en Nador, un suboficial del Ejército experto en el País Vasco, recibió una orden de expulsión de Marruecos.
- Tres meses más tarde les tocó el turno a los dos enlaces del CNI que operaban en el Consulado de España en Tetuán. Pero el servicio secreto español consiguió reabrir sus antenas en ambas ciudades el año pasado, aunque en el verano de 2010 la prensa oficialista arremetió con dureza contra su jefe, el general retirado Félix Sanz Roldán, al que acusaban de querer imponer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, una política antimarroquí.
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