Israel ocultó el expolio de terrenos privados a palestinos
30 colonias se ampliaron sobre las fincas robadas en Cisjordania
En 2008, época en que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, besaba al presidente palestino, Mahmud Abbas, y al mismo tiempo que Tzipi Livni, la titular de Exteriores, se entrevistaba con el jefe negociador, Ahmed Qurea, ambos dirigentes israelíes podían leer en sus despachos el informe demoledor redactado por el Ministerio de Defensa. Supieron del expolio de tierras de propiedad privada palestina en Cisjordania, y de la construcción sobre ellas de comisarías, escuelas talmúdicas, carreteras y sinagogas.
El informe, divulgado por el diario Haaretz, deja patente lo que las ONG israelíes llevan denunciando desde hace años. Lo relevante es que es el departamento de Defensa el que documenta un robo de tierras que sirvió para la expansión de más de 30 de los 120 asentamientos del territorio ocupado. En 90 de esas colonias, los edificios se alzaron en contra de los permisos concedidos o en ausencia de ellos, aunque era el Ministerio de Vivienda el responsable de la construcción.
Ocultó el Gobierno de Olmert el informe con exquisito celo por las consabidas razones de seguridad, mientras la diplomacia israelí divulgaba su adhesión a la legislación internacional. "Las acciones de Israel respecto al uso y destino de tierras bajo su Administración se ajustan estrictamente a la normativa internacional. Israel no requisa tierras privadas para el establecimiento de asentamientos", rezaba la página web del Ministerio de Exteriores.
El informe no sorprenderá demasiado al enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Próximo, George Mitchell, quien en 2001, en una función similar a la que ahora ejerce, ya advirtió que toda construcción en las colonias debía detenerse inmediatamente. Han pasado siete años y casi 300.000 personas -entre ellas relevantes políticos- viven en esos asentamientos, en los que el año pasado se construyó un 60% más que en 2007.
No es un asunto, el de la ocupación, que preocupe excesivamente en la campaña electoral, que concluirá en las urnas el 10 de febrero. El líder del derechista Likud, Benjamin Netanyahu, ya ha advertido que rechazará el desmantelamiento de cualquier colonia. Livni y el candidato laborista, Ehud Barak, se remiten a unas negociaciones de paz con los palestinos siempre sin límite temporal. Netanyahu es el favorito. Las encuestas le otorgan alrededor de 30 escaños, un promedio de cinco escaños por encima de Kadima, el partido encabezado por Livni. El laborismo se difumina -14-15 escaños-, y se aúpa al tercer lugar Yisrael Beiteinu, la formación de Avigdor Lieberman, tildada por muchos israelíes de "fascista", y que aglutina el voto de los emigrantes rusos.
Mientras, las escaramuzas prosiguen en Gaza. Cinco cohetes lanzaron ayer las milicias palestinas. El brazo armado de Al Fatah, el partido del presidente Abbas, reivindicó los disparos. Dos soldados y un civil israelíes resultaron heridos leves por proyectiles de mortero. Olmert amenazó con una respuesta "desproporcionada".
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