Hungría continuará la gestión de Bélgica y España al asumir la presidencia de la UE
Hungría asume con modestia y demasiados contratiempos la presidencia semestral de la Unión el próximo 1 de enero, cerrando así un programa coordinado de cooperación a escala comunitaria en trío en el que le precedieron España, en la primera mitad de 2010, y Bélgica, ahora. "Quiero subrayar la continuidad", dice el ministro húngaro de Exteriores, Janos Martonyi, que resume en dos todas las prioridades de la presidencia entrante: "Calmar a los mercados y dejar atrás la crisis y poner en valor la diversidad lingüística" de la Unión.
Hungría es uno de los países de la ampliación de 2004 y es consciente de su falta de experiencia y limitaciones. Tanto que en algunos casos delegará la presidencia de grupos de trabajo en los otros dos socios del trío. España, por ejemplo, se encargará de las regiones periféricas.
Pero ya antes de asumir la presidencia de turno, Budapest ha sufrido varios revolcones diplomáticos. El Gobierno conservador del partido Fidesz ha quedado en evidencia por la aprobación de una ley de prensa tan restrictiva que hasta la propia Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) se ha inquietado. La Comisión Europea, prudente, solo ha indicado que la está analizando con atención.
El choque fuerte con la realidad de la Unión se lo ha proporcionado el eje Berlín-París al vetar la ampliación del espacio Schengen a Bulgaria y Rumanía, como ambos países deseaban. "El objetivo de la presidencia es completar Schengen", declaró Martonyi justo antes de que hablaran Alemania y Francia.
Otra ambición húngara, como antes lo anunciaron España y Bélgica para sus respectivas presidencias, es dejar cerrado en su mandato el proceso negociador para la adhesión de Croacia. "Es nuestra obligación moral, la de la UE, favorecer la integración de Croacia", insiste el Gobierno magiar. El calendario oficial señala que si para junio se cierran las negociaciones, la adhesión se podría producir a finales de 2012. "No es factible", confiesa una fuente conocedora del proceso. "Algunos países retrasarán todo lo que puedan la ratificación. La integración quedará para 2013 y quizá 2014".
Como todas las presidencias, la húngara acude a su cita con la historia comunitaria con una nutrida lista de ambiciones. Solicitada a Martonyi la primera de todas responde: "La economía. Nada más importante que calmar a los mercados, dejar la crisis atrás y sentar los fundamentos para el futuro".
Martonyi también hace un canto a la diversidad lingüística, que contrasta con el apoyo húngaro a los planes de la Comisión sobre la patente de la UE que arrincona al español y al italiano para coronar la oficialidad del inglés, el francés y el alemán. "No hay que prejuzgar la decisión que vayamos a adoptar en marzo", dice. "Intentaremos lograr una solución aceptable para todos".
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