Hugo Chávez y sus aliados llaman a los hondureños a la rebelión
Los Estados miembros del ALBA cierran filas en torno al depuesto Zelaya
El eje de la rebautizada Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), que lidera el venezolano Hugo Chávez, cerró filas en Managua en torno al depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya. En un comunicado leído en la capital de Nicaragua tras una reunión de urgencia convocada por el presidente Daniel Ortega, el eje llamó al pueblo hondureño a rebelarse contra el Gobierno de Roberto Micheletti, nombrado jefe del Estado por el Congreso de Honduras, y anunció la retirada de sus embajadores en Tegucigalpa hasta que se restituya a Zelaya en el cargo.
La decisión de aislar a Honduras la tomaron los mandatarios tras dos reuniones de urgencia celebradas en Managua entre la noche del domingo y la mañana del lunes, hora local, como respuesta a la crisis política desatada tras el golpe de Estado. En ambos encuentros participó Zelaya, arropado por los mandatarios Rafael Correa, de Ecuador; Evo Morales, de Bolivia; Hugo Chávez, de Venezuela, y el presidente Ortega, como anfitrión. También asistió a ambos encuentros el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez.
En el acuerdo final, los presidentes del ALBA rechazan el nuevo Gobierno nombrado por el Congreso hondureño, anuncian la retirada de sus embajadores de ese país y reconocen como únicos representantes en sus países a los embajadores nombrados por Zelaya.
Además, informaron de que no acreditarán a ningún diplomático que nombre Micheletti. El acuerdo establece mantener los programas de cooperación con Honduras, pero a través del presidente Zelaya. Los mandatarios del ALBA pidieron al resto de los países latinoamericanos que tomen medidas similares a las adoptadas en Managua.
El eje del ALBA se declaró en "alerta permanente" y según el ministro de Exteriores de Ecuador, Falder Falconi, sus miembros mantendrán reuniones de consulta para evaluar nuevas acciones contra Honduras hasta que se restituya a Zelaya. Para ello, el venezolano Chávez afirmó: "Debemos ir más allá de la condena para mostrar solidaridad con Zelaya y el pueblo hondureño". El ecuatoriano Correa llamó al pueblo hondureño a rebelarse contra los militares de ese país y el nuevo Gobierno nombrado por el Congreso.
La capital nicaragüense se convirtió de la noche a la mañana en el eje de la diplomacia centroamericana con los encuentros del ALBA, del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y del Grupo de Río. La ciudad está fuertemente resguardada por miembros de la Policía Nacional.
"La que estamos librando en Managua es una batalla por la democracia", dijo Ortega. El mandatario sandinista ha ordenado a sus simpatizantes y a todos los funcionarios salir a las calles a manifestarse en favor del presidente hondureño depuesto al grito de "¡Zelaya no se va!", "¡Zelaya, amigo, el pueblo está contigo!".
Uno de los rechazos más firmes al golpe vino del presidente salvadoreño, Mauricio Funes. A su llegada a Managua, dijo que su Gobierno no reconoce a Micheletti, cuya nombramiento no considera válido. Funes incluso pidió retirar de Honduras las sedes de todos los organismos regionales, políticos y financieros como forma de rechazo al levantamiento.
Una propuesta similar hizo el mandatario costarricense, Óscar Arias, quien acogió a Zelaya tras su expulsión de Honduras. El Premio Nobel de la Paz dijo que el golpe de Estado contra Zelaya es un retroceso de la democracia en América Latina y expresó duros comentarios contra los ejércitos de la región.
"Lo que nos demuestra este golpe es que para lo único que sirven los ejércitos es para dar golpes de Estado", dijo Arias, quien abogó por una Centroamérica desmilitarizada.
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