EE UU retrata la corrupción en Cuba
Sobornos, mordidas, comisiones ilegales, tráfico de influencias... Los informes detallan la generalización de prácticas corruptas en un sistema asediado por la penuria
La corrupción en Cuba ha avanzado hasta tal punto que se ha convertido en un fenómeno generalizado que alcanza a altos funcionarios, miembros del Partido Comunista Cubano (PCC) y profesionales sin adscripción política. Así lo sostienen diversos informes de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, que a través de declaraciones, relatos, datos y anécdotas retratan las prácticas corruptas que se han instalado en un régimen asediado por la penuria. Entre estas, siempre según los cables, figuran las comisiones ilegales cobradas por funcionarios a cambio de concesiones y cuyo monto es depositado en cuentas abiertas, a su nombre o al de personas interpuestas, en bancos extranjeros. Un informe de la legación recoge la información proporcionada sobre este asunto por un empresario suizo: "Como en cualquier lugar en el mundo, un contrato de un millón de dólares supone [para el comisionista cubano] 100.000 dólares en el banco".
Un contrato de un millón de dólares supone una comisión de 100.000
"Hay instalaciones del Estado que son administradas, de hecho, por mafias"
"Los policías son tan corruptos que hay que traer reclutas no maleados"
Para conseguir un televisor se pide un aval revolucionario... y poder adquisitivo
El informe fechado en 2006, cuyo contenido en líneas generales es reafirmado en cables de años posteriores, señala que estos funcionarios no son tanto miembros de la élite revolucionaria como pragmáticos que se han hecho un espacio dentro de un rígido sistema comunista. Cita como ejemplo al ex ministro de Turismo Ibrahin Ferradaz, destituido en 2004 por corrupción. Había sido nombrado en 1999, en sustitución de Osmany Cienfuegos, defenestrado tras el cese de varios ejecutivos de las empresas turísticas Rumbos, Horizontes y Cubanacán. La cadena británica BBC afirmó entonces que habían desaparecido de Cubanacán varios millones de dólares, extremo negado oficialmente.
La información enviada al Departamento de Estado por su representación en La Habana menciona como "ampliamente rumoreado como corrupto" al general Julio César Regueiro, casado con Dania Rodríguez, hija de quien fuera vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Carlos Rafael Rodríguez. "Algunas instalaciones del Estado son administradas, de hecho, por mafias". En esta línea, un cubano dijo al consejero político de la Sección de Intereses que el director de un centro de distribución de pan colocó a sus amigos en centros decisivos y controla toda la cadena estatal de panaderías.
Pese a las campañas y sanciones oficiales contra las prácticas corruptas, que incluyeron el despliegue de 30.000 jóvenes del PCC y de la Liga de Estudiantes para inspeccionar gasolineras y libros de contabilidad del sector hotelero, esas prácticas "reinan" en Cuba, donde la mayoría de sus 11,2 millones de habitantes trabaja en empresas del Estado, al mando de todos los recursos en oficinas, almacenes y escaparates. El ex embajador español Carlos Alonso comentó a los diplomáticos estadounidenses: "La corrupción es necesaria para sobrevivir. Y cuando en la mayoría de los países de América Latina, un escándalo de corrupción consiste en que una persona robe 11 millones de dólares, en Cuba es que cada uno de los 11 millones de cubanos robe un dólar".
Para la legación estadounidense, profundamente anticastrista, ese monopolio estatal hace que "corrupción y robo sea la misma cosa". "Las prácticas corruptas incluyen el soborno, la malversación de los recursos estatales y los chanchullos contables", señala el cable. En esta línea, se destaca que muchos de los puestos potencialmente más rentables suelen ser asignados sobornando al funcionario que decide. "Por ejemplo, un trabajo con acceso a una gasolinera puede costar miles de dólares, pues permitirá al beneficiario traficar con el combustible". Un trabajo en el sector turístico, con acceso a las propinas, puede costar cientos de dólares. "Un cubano en el paro nos dijo que conseguir un trabajo en la empresa estatal puntera Cimex [Comercio Interior Mercado Exterior] le costaría más de 500 dólares".
Los policías "son famosos por aceptar sobornos" tras imputar a los conductores una miríada de transgresiones, escribe Michael Parmly, que dirigió la oficina diplomática en La Habana entre los años 2005 y 2008. "Son tan corruptos que el Gobierno renueva las filas del cuerpo con reclutas no maleados del Este [de la isla]. Pero a medida que el tiempo pasa, las nuevas plantillas llegan a ser tan corruptas como las antiguas, y hay que incorporar otra nueva tanda para reemplazarles".
Para la legación diplomática, el robo y la corrupción de supervivencia son generalizados en los sectores del turismo, el transporte, la construcción y la distribución de alimentos, que funcionan en paralelo a un mercado negro del cemento, la pintura y la madera. Cita el caso de una mujer que confesó a sus funcionarios haber podido arreglarse la dentadura "pagando divisas a una clínica dental clandestina, dirigida por dentistas del Ministerio de Salud y equipada con material robado al Estado". El dueño de un paladar, pequeño restaurante por cuenta ajena autorizado por el Gobierno, fue visto salir del local en un vehículo con matrícula del Ministerio del Interior, como prueba de que en los cuerpos de seguridad también hay quienes se lucran con negocios privados.
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), presentes en todas las manzanas de edificios de Cuba y al cargo de la distribución de determinadas mercancías, aplican dos criterios a la hora de asignar los productos más demandados, televisiones y frigoríficos, por ejemplo: "las credenciales revolucionarias [de los peticionarios]... y su capacidad adquisitiva".
Otro despacho enviado a Washington en el año 2009 efectúa la siguiente valoración: "La corrupción en Cuba es una herramienta de supervivencia aceptada. Los cubanos ganan una media de 18 dólares al mes, y los mandos medios policiales perciben esa cantidad". No obstante, precisa que conductas consideradas corruptas en Estados Unidos, como el conflicto de intereses o el tráfico de influencias, son procedimientos normales en Cuba. Las autoridades toleran las corruptelas de supervivencia hasta cierto punto, pero cuando saben de desvíos importantes actúan con severidad.
En ese sentido, la Sección de Intereses comunica a Washington en el año 2007 la versión de que el ex ministro de Justicia Roberto Sotolongo fue destituido por estar implicado en una trama de corrupción relacionada con el cobro por el acceso a cuentas de Internet, y por el hecho de un subordinado fuera detenido tratando de salir ilegalmente de Cuba con 25.000 dólares. En el mismo, despacho cita una fuente, que califica de fiable, que atribuye al ex ministro cargos más graves: participación en el tráfico de inmigrantes. La cúspide del partido también fue alcanzada cuando Juan Carlos Agramonte, miembro del Buró Político, fue encarcelado en 2006 por corrupción.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.