Detenidos siete de los de los nueve candidatos tras las elecciones en Bielorrusia
La OSCE critica la calidad democrática de los comicios y la represión policial de las protestas de la oposición.- Arrestados 639 manifestantes
El cuarto mandato presidencial del bielorruso Alexandr Lukashenko empezó mal. Las elecciones del domingo fueron acompañadas por sucesos como la detención de siete de sus nueve rivales (uno de ellos herido por los golpes de la policía), centenares de arrestos, bastonazos indiscriminados a ciudadanos y periodistas, así como el hostigamiento a organizaciones no gubernamentales. El conjunto, sin precedentes en los últimos años, da al traste con los intentos del líder bielorruso, en el poder desde 1994, de mejorar su imagen y alimentar las esperanzas de aperturismo en este país de tránsito entre Rusia y la UE.
Los observadores de la OSCE fueron tajantes en su valoración de los comicios. Estos han mostrado que Bielorrusia tiene aún "un considerable camino que recorrer para estar a la altura de sus obligaciones en la OSCE", manifestó Tony Lloyd, el jefe de la misión de corto plazo de esta organización. Reconociendo que se habían hecho algunas "mejoras" antes y durante las votaciones, Lloyd afirmó que el "proceso se deterioró mucho durante el recuento de los votos". "Casi la mitad" de ese recuento fue considerado "malo o muy malo" por los observadores y esta circunstancia "barrió las mejoras que se habían producido", concluyó. Lloyd instó al presidente Lukashenko a "clarificar el paradero, las condiciones y el futuro de los candidatos arrestados, especialmente de Vladímir Nekláev, que requiere atención médica".
Con voz entrecortada, Olga, la esposa del candidato Nekláev, irrumpió en la sala donde los observadores de la OSCE difundían sus conclusiones y leyó una carta al fiscal general de Bielorrusia para que investigara la "brutal fuerza" desplegada por la policía y estableciera el paradero de los candidatos arrestados. Por la mañana, la esposa de Nekláyev contó que el médico jefe del servicio de urgencias de Minsk, donde fue internado su marido, le había diagnosticado una conmoción cerebral y le había prescrito una revisión obligatoria en el plazo de 12 horas. Por la noche, unos fornidos mozos de paisano que no se identificaron entraron en la habitación donde reposaba Neklayev y "se lo llevaron arrastrando sobre una manta". "No había ni médicos, ni enfermeras, ni nadie acudió a mis gritos, y eso sucedía en una unidad de cuidados intensivos donde hay personal de guardia toda la noche", manifestó la esposa del candidato, un respetado poeta que fue agredido por agentes de seguridad el domingo por la tarde cuando se dirigía a la manifestación de protesta.
Según el resultado provisional con el 100% del escrutinio contado, a las urnas acudió el 90,66% de los votantes. Un 79,67% votó a favor de Lukashenko (en 2006 fue un 83%). Le siguió Andréi Sánnikov, con un 2 ,47% y el resto, tuvo porcentajes de 0,48% al 1,97%.
Lukashenko aseguró que habían sido detenidas 639 personas el domingo y acusó a los candidatos de provocar el asalto de la sede del parlamento y el gobierno (en la que se rompieron puertas y se hicieron añicos vidrios). El líder dijo estar dispuesto a cargar con la "pesada cruz" de la presidencia durante cinco años más, prometió castigos para los responsables de las manifestaciones, y anunció exigencias más severas a los medios de comunicación y nueva legislación más restrictiva para el Internet. Las páginas de la red críticas para el régimen fueron inaccesibles durante parte de la jornada electoral, al igual que varias redes sociales y servidores de correo electrónico. "Perfeccionaremos el modelo de Bielorrusia, no lo destruiremos", recalcó Lukashenko, que fue aplaudido por los funcionarios invitados a su conferencia de prensa.
La policía y los órganos de seguridad emprendieron acciones para tratar de neutralizar las críticas al régimen. La organización de observadores "Viasna" (cuyo registro oficial fue anulado en 2003) denunció la incautación de todos sus ordenadores y sus archivos electrónicos en la madrugada del lunes. En su informe, Viasna señala que la policía pegó y detuvo a centenares de personas, incluido el jefe del Comité de Helsinki de Bielorrusia, Alej Julak, en la noche del domingo "cuando la multitud había empezado a abandonar la plaza por su cuenta". Según datos de la oposición, cerca de 290 personas fueron condenadas este lunes a penas administrativas de 10 a 19 días. Por la tarde, fuerzas de seguridad atajaron un conato de manifestación en la plaza de la Independencia (donde está la estatua de Lenin, la sede del gobierno y el parlamento y la alcaldía de Minsk). Dos de los siete candidatos arrestados fueron liberados por la tarde, pero los demás, incluido Nekláyev, Sánnikov y el socialdemócrata Nikolai Statkevich seguían detenidos. Otros dos candidatos no sufrieron represalias. Uno de ellos, el economista Yaroslav Romanchuk, acusó públicamente a tres sus colegas de "provocación" por haber llevado a los jóvenes a la sede gubernamental, sabiendo que las fuerzas de intervención especial se habían entrenado para rechazar a los manifestantes.
Sentado en el centro de un gigantesco escenario, Lukashenko dijo que las elecciones se habían preparado de acuerdo con las "exigencias de nuestros amigos europeos" y "violando incluso la constitución de Bielorrusia". La apertura eras tal que la gente no sabía si eran "elecciones o un reality show". "Lo que intentaron organizar en Minsk no es democracia, sino bandidismo", afirmó el presidente, que ensalzó el comportamiento de la policía y los órganos de seguridad, ámbito éste bajo la supervisión de su hijo Víctor. Lukashenko, que ha practicado una política de zigzag entre Rusia y Occidente, se mostró crítico con la UE, pero dejó abiertas las puertas de la relación. Acogió positivamente el dictamen de la OSCE, centrándose sólo en las cosas positivas, y definió el futuro de Bielorrusia como un país "independiente" y "europeo". También anunció la publicación de su propia versión de los cables de Wikileaks, a saber documentos secretos, según él, donde quedarán expuestos los candidatos presidenciales. Lukashenko criticó uno de los documentos difundidos por Julian Assange en el que se reproducen una conversación con el ministro de Exteriores de Estonia en la que el líder bielorruso se habría mostrado muy crítico con la política de Moscú en el Cáucaso. Según Lukashenko, se trata de una "mentira total".
Desde Moscú, el presidente Dmitri Medvédev manifestó que las elecciones bielorrusas eran un asunto interno de este país. La contenida actitud rusa contrasta con los virulentos ataques lanzados hace un par de meses contra Lukashenko desde la televisión rusa. Lukashenko indicó que no se dejará involucrar en una alianza con Georgia contra Moscú. A preguntas de periodistas georgianos, Lukashenko dijo que la colaboración entre Bielorrusia y Georgia "no puede ser opuesta a Rusia". Recientemente, Lukashenko ha llegado a un acuerdo sobre las condiciones de suministro de petróleo ruso, un tema que resurge cada vez que Moscú quiere incrementar los precios de los hidrocarburos. Para reducir su dependencia, Bielorrusia ha comenzado a comprar petróleo bruto a Venezuela, que llega a sus refinerías desde los puertos del Báltico y Odessa. No solo los venezolanos son bienvenidos en Bielorrusia. Lukashenko dijo que el comité central del Partido Comunista Chino había recomendado a sus empresarios apoyar a Bielorrusia. "Pueden estar seguros de que les daremos las máximas posibilidades de colaboración para que accedan desde aquí a la Comunidad de Estados Independientes (organización de países postsoviéticos) y a Europa", manifestó. Los proyectos de los chinos en el campo de las telecomunicaciones en Bielorrusia, en concreto la instalación de un sistema de vigilancia teóricamente destinado a evitar los incendios forestales, han causado gran preocupación en Rusia, que es el principal aliado militar de Bielorrusia y que tiene instalaciones bélicas en el territorio de este país.
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