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Cruz Roja denuncia la situación límite de los civiles iraquíes

La mitad de los médicos ha huido del país y un tercio de la población vive en la pobreza

Cristina Galindo

El sufrimiento de la población empeora día a día en Irak. Tiroteos, bombardeos, secuestros, asesinatos y operaciones militares se ceban con los civiles. La inseguridad extrema se traduce en cortes de luz, agua y alimentos, malnutrición, atención médica insuficiente, más de 106.000 familias desplazadas en el último año y miles de muertos. "La situación es insoportable e inaceptable", afirmó Béatrice Mégevand-Roggo, jefa de operaciones para Oriente Próximo del Comité Internacional de la Cruz Roja, organismo que ayer denunció en un informe el agravamiento de las dificultades de los ciudadanos del país.

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"Que alguien nos ayude a recoger los cadáveres que yacen en las calles delante de nuestras casas cada mañana. Nadie se atreve a tocarlos, pero es insoportable tener que exponer a nuestros hijos a tales imágenes todos los días cuando los llevamos a la escuela", explica una de las iraquíes entrevistadas por los trabajadores de Cruz Roja para elaborar el informe Civiles desprotegidos. El continuo deterioro de la crisis en Irak, que recoge declaraciones de afectados.

La organización, conocida por su neutralidad, advierte de que, cuatro años después de la invasión, el conflicto está produciendo un "inmenso sufrimiento" que afecta a toda la población y vulnera las leyes humanitarias. Cruz Roja pide que las partes en conflicto hagan más para proteger a los civiles.

"Los ataques son diarios, es como si Bagdad estuviera en un estado de emergencia constante", explica en el informe el doctor Adel al Shammari, director del hospital Universitario Al Kindi, en Bagdad. "Hacemos lo que podemos para atender a los heridos. Los quirófanos están siempre llenos y las condiciones de trabajo son extremadamente difíciles", añade. De los 208 cirujanos que trabajaban en este centro, sólo 40 continúan haciéndolo hoy. Esta fuga se repite en casi todos los centros sanitarios. El Ministerio de Salud iraquí calcula que la mitad de los doctores han salido del país.

No son los únicos que han dejado su hogar. Unas 106.000 familias (600.000 ciudadanos) han sido desplazadas desde febrero de 2006, cuando empezó a incrementarse aún más la inseguridad. Es el caso de Abu Ahmed. "Mi familia es chií y vivimos juntos con una familia suní. Los grupos armados nos forzaron a abandonar nuestras casas. Ahora vivimos 30 personas en el mismo espacio (la mitad adultos y la mitad niños); los que podemos intentamos trabajar, pero no nos llega para vivir decentemente", relata en el informe.

Muchas veces los enfermos no van al hospital porque es, sencillamente, demasiado peligroso. La lista de problemas continúa. Aparte de que los ataques con explosivos y secuestros se suceden a diario, también hay falta de abastecimiento de agua y electricidad. En algunas zonas, se ha detectado falta de alimentos y la malnutrición se ha incrementado. Un tercio de la población vive en la pobreza. "A veces la gente no puede ni ir al mercado", explica Béatrice Mégevand-Roggo, responsable de Cruz Roja en la zona, en una entrevista telefónica desde Ginebra.

Un reto para las mujeres

Las mujeres lo pasan peor. Muchas han visto cómo sus maridos eran detenidos o asesinados. Viven solas, con sus hijos. Una de las mujeres lo explica: "Hace tres años que no veo a mi esposo. Desde que fue detenido, he llevado la casa yo sola. En Oriente Próximo, todos los problemas cotidianos de las familias los solucionan los hombres. Criar a los hijos, sin un padre, es un gran reto".

Saad, un trabajador humanitario de Bagdad, explica en el informe: "Hubo un atentado y vi a un niño de cuatro años sentado junto al cadáver de su madre, que había sido decapitado por la explosión. El niño hablaba a la madre, le preguntaba qué le pasaba. Ambos iban a hacer la compra...".

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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