Chávez pone en alerta a su Ejército por la tensión con Colombia
Bogotá estudia denunciar a Caracas ante la Corte Penal Internacional
En traje de campaña, rodeado por el Alto Mando militar y con una imagen de Simón Bolívar a sus espaldas, el ministro de Defensa de Venezuela, Carlos Mata, anunció ayer que la Fuerza Armada Nacional, "en su carácter socialista y antiimperialista", respalda incondicionalmente a su comandante en jefe, Hugo Chávez, y responderá con las armas a cualquier agresión extranjera. Esta declaración sigue a la decisión de Chávez de romper relaciones con Colombia, después de que Bogotá presentara, el jueves ante la Organización de Estados Americanos (OEA), pruebas de la presencia en suelo venezolano de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Como antes lo había hecho Chávez, el ministro de Defensa culpó al Gobierno "guerrerista" de Colombia de un eventual conflicto: "Los pueblos de Venezuela y Colombia, hijos de Bolívar, responsabilizamos a la oligarquía colombiana y a su actual Gobierno (...) si estas naciones hermanas tiñen de sangre su historia". Y antes de despedir su mensaje al grito de "Patria socialista o muerte ¡Venceremos!", dijo que sus tropas están listas para dar una "respuesta contundente" en caso de que "fuerzas extranjeras intentasen de alguna manera violar el sagrado suelo del hombre más grande de América, nuestro libertador Simón Bolívar".
Colombia, entretanto, estudia demandar a Caracas ante la Corte Penal Internacional por "dar cobijo a grupos que perpetran crímenes de lesa humanidad" en suelo colombiano, según anunció el fiscal general, Guillermo Mendoza. Este fue uno de los puntos analizados el jueves por el presidente Álvaro Uribe, su Gabinete y los mandos policiales y militares.
Colombia denunció ante la OEA que al menos 1.500 guerrilleros y cuatro jefes de las FARC se reparten en 87 campamentos, desde donde han lanzado 60 ataques en los últimos meses. Tras mostrar vídeos, fotos, coordenadas e imágenes de satélite, Bogotá exigió que Venezuela persiga a ese grupo armado y que una comisión de la OEA compruebe sobre el terreno las informaciones aportadas.
Algo que Caracas no está dispuesta a tolerar. Ayer mismo, la fiscal general venezolana, Luisa Ortega Díaz, descartó que vayan a investigar la veracidad de estas denuncias y desestimó las pruebas, que, dijo, "llevan subrepticiamente un oscuro propósito". El Estado, añadió, "se defenderá" en caso de que Colombia recurra a los tribunales internacionales.
A pesar de que el presidente Chávez ha ordenado un estado de "alerta máxima" en la frontera común con Colombia, hasta el mediodía de ayer no hubo movimientos especiales de tropas y los puentes internacionales que unen a ambos países continuaron abiertos.
La decisión de Chávez no ha tomado por sorpresa al Gobierno colombiano: el ataque como defensa ha sido la táctica seguida por Chávez desde 2007 en las crisis suscitadas con Bogotá a cuenta de las FARC. De hecho, Uribe había llamado a su embajadora en Caracas la víspera de la reunión de la OEA.
El detonante de la denuncia de Colombia ha sido el enfrentamiento que se registró el 7 de julio en los Montes de María, una zona que las FARC pretenden reconquistar desde Venezuela. Según Bogotá, los ordenadores incautados en la operación aportaron nuevos datos "muy comprometedores" con altos funcionarios venezolanos.
Las fuerzas de seguridad colombianas estrechan el cerco a Alfonso Cano y al Mono Jojoy, máximos jefes de las FARC, y no están dispuestas a que se les abran nuevos frentes desde el exterior. "No queremos que estos avances se nos reviertan porque allá están cuidando a estos angelitos", ha declarado Luis Alfonso Hoyos, embajador ante la OEA.
Chávez dice ser víctima, en este caso, de una "lucha por el poder" entre Uribe y el "nuevo grupo" del presidente electo, Juan Manuel Santos. En realidad, ambos equipos trabajan mano a mano y Santos fue contundente ayer al reiterar su "vínculo indisoluble" con Uribe, de quien fue ministro de Defensa y a quien relevará el próximo 7 de agosto.
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