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Cameron promoverá una investigación parlamentaria sobre el escándalo de las escuchas

Los Comunes celebran una sesión sobre los 'pinchazos' de los tabloides del magnate Rupert Murdoch

El primer ministro británico, David Cameron, ha anunciado hoy que promoverá que se abran dos investigaciones parlamentarias sobre el escándalo de las escuchas ilegales practicadas por la corporación News International, propiedad del magnate Rupert Murdoch. Una se encargaría de investigar a los medios de comunicación implicados, y otra trataría de determinar por qué la policía fracasó en sus pesquisas sobre este escándalo. "Ya no estamos hablando de políticos y famosos... Es absolutamente repugnante lo que ha sucedido. Todo el mundo siente asco ante lo que está oyendo y viendo en sus pantallas de televisión", ha denunciado Cameron visiblemente enojado. Según el diario británico The Guardian, los tabloides de Murdoch también pudieron pinchar los teléfonos de los familiares de las víctimas de los atentados del 7 de julio de 2005 y el buzón de Milly Dowler, una niña de 13 años desaparecida en marzo de 2002 y hallada muerta seis meses después.

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Anoche, Scotland Yard empezó a contactar con los familiares de las víctimas al estar incluidos en los mensajes interceptados en el móvil de Glenn Mulcaire, un investigador privado contratado por el tabloide londinense en los días siguientes a los ataques terroristas. Graham Foulkes, cuyo hijo David murió en el ataque de la estación de Edgware Road, ha confirmado que los agentes de Scotland Yard le han contactado. Su número de teléfono y su dirección fueron encontrados en las grabaciones hechas por Mulcaire que ha descubierto la oficina de investigación del sur de Londres. En la diana de los seguimientos hechos por los tabloides de Murdoch también han aparecido el príncipe Guillermo yla actriz y modelo Sienna Miller y el actor Hugh Grant.

Estas revelaciones, que ahora incluyen a los familiares de las víctimas en las escuchas ilegales, aumentan la crisis de News of the World tras lo conocido ayer. Según las revelaciones publicadas por el diario The Guardian, el mismo Mulcaire interceptó el buzón de voz del móvil de Milly Dowler. Su asesino no fue descubierto hasta hace poco y condenado el mes pasado. El investigador no sólo interceptó los mensajes que entraban en el móvil de la niña, sino que cuando el buzón se llenó borró los más antiguos para que pudieran seguir grabándose nuevos mensajes.

Al hacer eso dieron a la familia de la niña falsas esperanzas de encontrarla con vida porque creyeron que era la propia Milly quien los había borrado. Y, además, destruyeron potenciales pruebas sobre el caso porque alguno de los mensajes borrados podía haber sido dejado por su asesino. Clifford Tibber, abogado que representa a varias familias que sufrieron los atentados, ha asegurado que las nuevas revelaciones "han producido un terrible 'shock" cuando se preparaban para afrontar esta semana precisamente el sexto aniversario de los ataques.

Crisis política

El escándalo ha tomado rasgos de crisis política. Los Comunes celebran hoy un debate para decidir si piden al Gobierno que se abra una investigación judicial independiente. Desde que estalló el escándalo, en 2006, el grupo Murdoch ha intentado presentar las escuchas ilegales como una iniciativa aislada de un periodista, que fue condenado a dos años de cárcel en 2007 al igual que el investigador privado que las ejecutó materialmente. Pero con el tiempo ha ido tomando cada vez más cuerpo la impresión de que se trataba de una política sistemática y ya son varios los jefes de redacción que se han visto salpicados.

El asunto tiene serias ramificaciones políticas por la pasividad con que durante años han actuado tanto la policía como la clase política, que ha puesto de relieve la dependencia mutua entre los periódicos de Murdoch y Scotland Yard y los partidos. Los laboristas pidieron ayer la dimisión de Rebekah Brooks, directora del dominical cuando se produjeron esos hechos en 2002, que ascendió luego a directora del Sun, el tabloide más influyente del país, y que en la actualidad es uno de los ejecutivos más poderosos del emporio mediático de Rupert Murdoch en Reino Unido en calidad de directora general de News International, la filial de News Corporation que agrupa el negocio de la prensa británica. También han pedido "una investigación pública sobre las ilegalidades en la industria periodística", pero durante los años de Tony Blair el laborismo se apoyó en el Sun y sus relaciones con Rupert Murdoch eran idílicas.

En la época de las escuchas, Brooks tenía como director adjunto en el periódico a Andy Coulson, antiguo asistente del actual primer ministro, que dirigió el tabloide en 2003 hasta su dimisión en 2007. Coulson habría autorizado en su época de director la realización de pagos de dinero a agentes de Scotland Yard a cambio de información que luego utilizaban en el periódico. Cameron fichó en 2008 a Coulson como director de comunicaciones en Downing Street hasta que, con su dimisión en enero de 2011, se convirtió en la primera víctima política de este escándalo.

Hoy, los usuarios de Twitter se han empezado a movilizarse para boicotear a las empresas que se anuncian en el periódico News of The World, envuelto en un escándalo de escuchas telefónicas en Reino Unido. Entre ellas está Ford UK, T-Mobile, Tesco y Virgin.

Rebekah Brooks, directora general de News International, la filial de News Corporation, junto a Rupert Murdoch.
Rebekah Brooks, directora general de News International, la filial de News Corporation, junto a Rupert Murdoch.EDDIE KEOGH (REUTERS)

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