Blair y Brown lanzan juntos la campaña a favor del euro
La prensa británica considera casi imposible un referéndum en esta legislatura
Tony Blair y Gordon Brown intentaron ayer demostrar su unidad sobre el euro con una inusitada y algo teatral rueda de prensa conjunta en Downing Street que quería marcar el enésimo pistoletazo de salida de la campaña del euro. El ministro del Tesoro logró en la víspera transmitir la sensación de que esta vez sí va a trabajar activamente a favor del ingreso, pero muy pocos creen aún que Blair tiene margen para convocar un referéndum en esta legislatura.
Los activistas del euro y gran parte de la prensa admiten que Gran Bretaña está más cerca del euro hoy que hace un mes, pero subrayan con vigor que el Reino Unido ha dicho no al euro por segunda vez desde que los laboristas llegaron al poder. Los medios a favor de la integración de la libra responsabilizan a Brown, pero sobre todo a Blair por desperdiciar seis años, dos amplias mayorías absolutas y la total falta de liderazgo en la oposición. Ni siquiera así ha sido el primer ministro capaz de imponerse al responsable del Tesoro.
"No hay nada libre de riesgos, pero los beneficios de la pertenencia al euro son claros y las barreras están desapareciendo con rapidez", escribe Financial Times en un durísimo editorial. "El mayor obstáculo sigue siendo el canciller [del Exchequer, Gordon Brown] y las espurias condiciones económicas que ha utilizado para bloquear otra vez la participación de Gran Bretaña en la Unión Económica y Monetaria Europea".
"Una vez más, este tímido Gobierno ha suspendido el único examen importante: el del coraje político", titula a toda página el editorial de The
Independent, que también reprocha al Gobierno su actitud pasiva hacia la moneda europea, "exactamente lo contrario de lo que hace falta".
Pero las críticas de los eurófilos no les impide ver que el ministro del Tesoro cambió el lunes su habitual escepticismo por una encendida loa al euro y un programa de actuación para el futuro. Los más cáusticos, como el líder de los tories, Iain Duncan Smith, vieron en ello "una cortina de humo" para tapar las diferencias que siguen separando a Blair y Brown. Los optimistas, como el ex ministro laborista Peter Mandelson, ferviente defensor del ingreso de la libra, subrayaban que el euro está más cerca hoy que hace unas semanas. Y el presidente de Ford Europa, Niall Fitzgerald, aseguraba que su compañía mantiene su previsión de que la esterlina se integrará en el euro "entre 2004 y 2006".
Digby Jones, director general de la patronal británica CBI, se unía a los llamamientos de Brown por mayor flexibilidad no sólo en el Reino Unido, sino sobre todo en la zona euro. "El euro no es una calle de dirección única. Si los países de la UE quieren que el Reino Unido se una a una zona euro exitosa tienen que redoblar sus esfuerzos para convertirla en un área más competitiva a nivel global".
Brown insistió ayer en ese punto en la rueda de prensa en Downing Street junto a Blair, en la que el lenguaje corporal confirmó que ambos se sentían incómodos y nada relajados. "Las ideas y las iniciativas británicas están llevando a Europa desde el viejo bloque comercial europeo obsesionado por sus reglas internas a una Europa que tiene que mirar hacia el exterior, incluyendo los cuestiones económicas de EE UU, y afrontar la competencia global abriéndose a la reforma", insistió Brown.
"Creo que lo más importante que ocurrió ayer fue la sorpresa de mucha gente al observar los beneficios potenciales de pertenecer al euro", insistió, aunque quizá lo más sorprendente fue verle a él elogiando esas ventajas. "En los próximos meses se van a ver bastantes cambios de importancia", añadió, comprometiéndose así a ser más activo en defensa del euro.
Blair, muy lejos del primer ministro que defendió con pasión la causa de la guerra en Irak, puso el acento varias veces en que "le hemos enseñado a la gente las ventajas del euro, los problemas que aún quedan por resolver y las medidas que vamos a tomar para solucionarlos", y renegó de quienes creen que "ser más pro británico implica ser más antieuropeo".
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