Más de 30.000 uzbekos huyen de sus casas en Kirguizistán
El Ejército toma el control en las zonas de los disturbios
El Ejército kirguís tomó ayer bajo su control todas las instalaciones que el Gobierno considera estratégicas en Osh, la ciudad del suroeste del país donde se ha producido el mayor número de muertos durante los enfrentamientos étnicos entre kirguizos y uzbekos. También en Jalalabad, ciudad donde el estado de excepción y el toque de queda impuestos el sábado no han dado los resultados esperados, ha habido al menos nueve víctimas mortales.
El número oficial de fallecidos -entre los que hay un estudiante paquistaní- era ayer de 97 personas y más de 1.100 han resultado heridas. Más de 30.000 uzbekos se han visto obligados a abandonar sus hogares huyendo de la violencia.
Los militares tienen autorización para disparar a matar en ambas ciudades si ello es necesario para "proteger a los civiles" o en caso de "defensa propia" y de "ataques armados". El decreto correspondiente lo promulgó el Gobierno después de pedir a Rusia que enviara fuerzas de pacificación y de que esta excluyera esa posibilidad, al menos por el momento. Sin embargo, Moscú ha enviado un batallón de paracaidistas para reforzar la protección de la base aérea de Kant, que los rusos utilizan.
Moscú envía paracaidistas para reforzar su base aérea en el país
Los soldados kirguizos han instalado cuatro puestos de control en Osh y están limpiando las calles de las barricadas levantadas por los grupos que participan en los enfrentamientos.
La violencia ha continuado en Jalalabad a pesar de las medidas tomadas por el Gobierno, que no están produciendo resultados. Varios grupos armados irrumpieron ayer por la tarde en el hospital provincial de la ciudad y se enfrentaron entre ellos. Algunos de los hombres llevaban cubiertos los rostros con máscaras. Varios testigos relatan que jóvenes kirguzos persiguen armados a los uzbecos y prenden fuego a sus propiedades. Sobre varios barrios de la ciudad se podían ver las columnas de humo de los incendios causados por la violencia interétnica.
La única noticia esperanzadora que llega desde allí es que en ciertos distritos de Jalalabad kirguizos y uzbekos se han unido para defender juntos sus casas de los grupos descontrolados que se dedican al pillaje.
La frontera con Uzbekistán fue abierta unilateralmente por el Gobierno kirguís, y ya más de 30.000 personas la han cruzado buscando refugio en el vecino país. En Kirguizistán hay una importante población uzbeka -poco menos de un millón de los 5,5 que habitan esa república- y la mayoría se concentra en las provincias del sur.
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