Un hombre mata a una embarazada en una iglesia y se suicida
Una cesárea logra salvar al bebé, que se encuentra ingresado en neonatos del hospital La Paz de Madrid.- Otra mujer, herida grave.- La policía descarta cualquier vínculo entre el agresor y las víctimas
Un hombre de 34 años irrumpió ayer armado con una pistola en una iglesia del norte de Madrid y mató de un disparo en la cabeza a una mujer embarazada que asistía junto a su madre al oficio religioso. Después disparó contra otra mujer de 52 años que también se encontraba en misa y se quitó la vida de un tiro en la boca. Los servicios sanitarios desplazados al lugar del suceso, situado en el Pinar de Chamartín, tuvieron tiempo de practicar una cesárea a la fallecida, de 36 años, y salvar la vida del bebé, cuyo alumbramiento estaba previsto para el próximo sábado. Anoche, el niño recibía atención médica y permanecía estable en el hospital de La Paz, centro al que también fue trasladada la mujer herida.
Una cesárea urgente salvó la vida del bebé, que iba a nacer el sábado
El agresor se disparó en la boca tras realizar los disparos
El suceso ocurría pasadas las ocho de la tarde, recién iniciada la misa en la parroquia de Santa María del Pinar, en el número 7 de la calle Jazmín. Las primeras investigaciones de la policía descartan cualquier vínculo familiar entre las víctimas y el agresor. En palabras de uno de los testigos, se trata de un acto de "odio supremo".
De acuerdo con otros testimonios recabados en el lugar, el autor de los disparos, de 34 años, estuvo merodeando por la zona poco antes del comienzo del servicio religioso. Quienes lo vieron destacan que iba vestido con unas bermudas y que cubría su cabeza con un sombrero blanco de paja. El hombre, que portaba una funda de raqueta, entró en un bar próximo a la parroquia en el que tomó una cerveza y preguntó por el horario de misas.
Tras abandonar el bar, el agresor entró en el templo, cuyo interior tiene una distribución de asientos en forma de tribuna y, tras rebasar la primera fila de bancos, se detuvo junto al lugar en el que se encontraba la mujer embarazada y le disparó prácticamente a quemarropa en la cabeza en presencia de la madre de esta. La mujer se desplomó de inmediato en el suelo entre los gritos de su madre, quien, en estado de shock, repetía a gritos una y otra vez "me han matado a mi hija".
Acto seguido, el hombre se adentró en el templo unas filas más y disparó sin mediar palabra contra otra mujer que asistía al oficio religioso y resultó herida en el tórax. Uno de los presentes en la misa, de nombre Jesús, atendió a la mujer allí mismo de una fuerte hemorragia en la espalda.
Después de la segunda agresión, el hombre avanzó impertérrito por el pasillo otras tres filas de bancos, se postró de rodillas y acto seguido se disparó en la boca con el arma homicida, lo que le causó la muerte de forma inmediata.
En el momento del crimen se encontraban en la parroquia madrileña unas 40 personas, la mayoría de las cuales huyó al oír las detonaciones del arma homicida. El párroco de la iglesia, que en ese momento oficiaba la ceremonia religiosa, el padre Francisco, se declaró muy impresionado por el suceso, muy similar a otro que presenció hace años en África, donde había sido destinado.
Pese a que en un primer momento se especuló con la posibilidad de que se tratara de un nuevo crimen de género, las primeras pesquisas policiales no encuentran relación entre el agresor y las víctimas, de cuya identidad no trascendieron más detalles.
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