El éxito sin paliativos de Feijóo refuerza el liderazgo de Rajoy
El presidente del PP se arriesgó en Galicia y su triunfo barrerá las críticas internas
Siempre le acusaron de no asumir riesgos, de nadar y guardar la ropa. Pero, por una vez, se arriesgó. Se lo jugó todo a una carta, y ganó. La mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo en Galicia supone un enorme empujón para Mariano Rajoy, que se ha volcado en las elecciones en su tierra como si él mismo fuera el candidato. Precisamente en el peor momento para él, con una crisis interna sin paliativos de consecuencias imprevisibles, el superviviente Rajoy logró, una vez más en su larguísima carrera política, salir a flote. Pero esta vez de manera muy clara, sin derrotas dulces, con una clarísima y definitiva victoria que acallará a todos sus críticos y le permitirá continuar al frente del partido y enfrentarse con una fuerza inesperada a sus rivales internos.
El líder saborea la victoria pese a las "circunstancias difíciles"
Además, podrá a partir de ahora, como temía el PSOE, enfrentarse al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, cada miércoles en el Congreso, con una fuerza inesperada y un mensaje definitivo: los ciudadanos, y no las encuestas, le han dado una enorme bofetada al PSOE en Galicia en la primera prueba de cómo afecta a las elecciones la crisis económica.
Por si este extraordinario resultado, el único que verdaderamente le interesaba a Rajoy y su entorno, no fuera suficiente como para desatar la euforia del PP, en el País Vasco un mal resultado puede convertirse en una magnífica jugada política. El PP ya asumía que, tras la trágica dimisión de María San Gil, los populares corrían el riesgo de bajar en Euskadi. Pero, a pesar de perder dos diputados, el PP puede sumar con el PSOE y UPyD los 38 escaños de la mayoría absoluta. Si el PSE pacta con ellos, podrá decirle a todos que por primera vez en la historia el PP es decisivo en el País Vasco, un lugar estratégico para los populares. Y si el PSE no pacta con ellos, el líder podrá recordar cada día que los socialistas han renunciado a expulsar al nacionalismo del Gobierno y han rechazado la oferta del PP, que ya tienen encima de la mesa.
Rajoy compareció anoche con toda la cúpula marianista y, entre aplausos y un indisimulado entusiasmo, reivindicó su victoria y la del PP "en circunstancias difíciles", en referencia a la crisis de la corrupción. Rajoy dio por hecho que será clave en la gobernación del País Vasco, y mostró su alegría con una frase: "Estoy enormemente orgulloso de presidir el PP, que en circunstancias difíciles sabe estar a la altura". Después, el líder se fue a saludar a medio centenar de jóvenes simpatizantes que le aclamaban a la puerta de Génova. No hubo la tradicional salida al balcón, pero el éxito reflejado en las caras de los dirigentes era el mismo que si hubieran ganado unas elecciones generales. Con Rajoy estuvieron toda la noche los miembros del Comité de Dirección, entre ellos Javier Arenas, Ana Mato, Soraya Sáenz de Santamaría, Esteban González Pons y Alberto Ruiz Gallardón.
La victoria es personal de Rajoy pero también del marianismo. Alberto Núñez Feijóo es el barón más marianista de todos, su amigo personal. Además, son los dirigentes más fieles al líder los únicos que se han volcado en Galicia, los que han hecho mítines en pueblos minúsculos para apoyar la campaña de Feijóo, que, sin embargo, se había alejado bastante de la marca PP, en horas bajas.
En la sede no estuvo Esperanza Aguirre, que estaba de viaje fuera de Madrid. A pesar de la buena relación que tiene con Antonio Basagoiti, no así con Feijóo, ninguno de los candidatos quiso contar con ella en la campaña, por lo que ha quedado muy desvinculada de estas elecciones. Por el contrario, Gallardón, su gran rival, sí participó en ambas campañas. A última hora de la noche, Aguirre llamó a Rajoy para felicitarle por su victoria.
Ahora Rajoy podrá enfrentarse con mucha más fuerza y calma a la bomba de relojería que le ha puesto entre las manos el juez Baltasar Garzón. Los marianistas aseguraban hace pocos días que si Rajoy lograba un éxito en Galicia tendría fuerza para hacer la limpieza que todos consideran necesaria y pedir las cabezas que considere oportunas por la crisis de los espías y de la corrupción.
Y si las gallegas le han sido favorables, todos los dirigentes están convencidos de que las europeas también lo serán, porque en plena crisis el PSOE no será capaz de movilizar a su electorado y obtendrá el voto de castigo correspondiente a la cercanía de la fatídica cifra de los cuatro millones de parados. Rajoy ha superado así con nota sus primeras primarias, las que todos, hace sólo unos pocos meses, pensaban que podrían ser su tumba definitiva.
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