De la Orquesta Mondragón al insecticida terrorista
El PP esgrime el uso de ácido bórico y antiséptico por islamistas y etarras como la nueva prueba de la conspiración del 11-M
El PP ha vuelto a encontrar a ETA en el 11-M. La penúltima vez que localizó la prueba irrefutable de que el mayor atentado de la historia de España tenía el marchamo de la banda terrorista vasca fue el sorprendente hallazgo por parte del diario El Mundo de una tarjeta de visita "del grupo Mondragón" en la Renault Kangoo usada por los islamistas para la matanza, que resultó ser una cinta de música de la Orquesta Mondragón. Ahora ETA y la teoría conspirativa resurge en el mismo diario y la retoma el PP por el hallazgo en el registro de la casa de un islamista en 2005 de ácido bórico, la misma sustancia que fue localizada en el registro de un piso franco etarra en Salamanca en 2001, pero también en la de un supuesto ladrón de cajeros automáticos, perteneciente a grupos antisistema.
Los etarras tenían un 'tuper' de ácido bórico en el baño mezclado "con numerosos pelos"
El hallazgo de la inexistente tarjeta del Grupo Mondragón fue recibido por los teóricos de la conspiración como la prueba del nueve de la alianza entre etarras e islamistas. Les sirvió para decir, con el PP a la cabeza, que los investigadores habían manipulado las pruebas y que el actual Gobierno había ocultado un hallazgo que se produjo cuando el jefe del Ejecutivo era José María Aznar. El escándalo fue tal que incluso Mariano Rajoy llegó a decir que dicha revelación llevaría aparejada la anulación del sumario instruido por el 11-M.
La revelación de la tarjeta de visita fue difundida días después de que se publicase que la furgoneta, en realidad, estaba vacía cuando fue hallada el mismo 11 de marzo en Alcalá de Henares (Madrid). Llegaron a decir que la cinta coránica, los detonadores, los restos de explosivo y todos los enseres hallados en la Kangoo los había puesto la policía, a pesar de que el dueño del vehículo reconoció como suyos la mayor parte de los bienes (salvo el explosivo y los detonadores).
Días después, la furgoneta ya no estaba vacía, sino que en ese vacío estaba la tarjeta de visita. El PP sostuvo la tesis a pesar de que en los documentos entregados por su propio Gobierno bajo el título Toda la verdad en tiempo real se relataba la verdadera naturaleza de esa tarjeta (de Gráficas Bilbaínas, una imprenta de Madrid propiedad de un conocido ultraderechista), que ha sido omitida hasta hoy por el PP y los teóricos conspirativos, y se subrayaba que lo único que había era una cinta de la Orquesta Mondragón.
El PP ha encontrado ahora la doble prueba de que ETA estaba en el 11-M y de que el Gobierno ha manipulado y ocultado informes para que nadie pudiera vincular a los etarras. La clave está en el ácido bórico. Esta sustancia fue hallada en 2001 en el registro de la casa que el comando Madrid, apresado gracias a la colaboración de un ciudadano anónimo, había alquilado en Salamanca. La sustancia estaba en el baño de la vivienda, el único lugar de la casa donde no había ni armas ni explosivos (aunque sí cepillos de dientes similares a los hallados en la casucha de Chinchón de los islamistas). Una mitad estaba en la bolsa del fabricante (en la presentación Big-bag, de un kilo de peso, de la empresa Cofarcas) y la otra en un tuperware, en el que esta sustancia antiséptica estaba mezclada "con numerosos pelos".
El mismo ácido bórico fue hallado en el registro de la casa en la que vivía en Lanzarote el dirigente del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) Hassan El Haski, efectuado en diciembre de 2004. Ya se sabía que era ácido bórico desde el mismo momento del registro, donde 10 policías, un intérprete y el secretario del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Arrecife firmaron un acta que decía: "Al fondo, en la cocina, se encuentra sustancia, al parecer ácido borico, que los habitantes de la casa manifiestan que utilizan para matar cucarachas".
Pero cuando tres peritos hicieron su análisis químico sobre éste último hallazgo, incluyeron que también se había encontrado ácido bórico en la casa de los etarras de Salamanca y, del mismo modo, en casa de Iván M. G., un miembro de grupos antisistemas detenido bajo la acusación de robar un cajero automático en la calle de Biarritz, en Madrid, en 1999. Nada de terrorismo.
Los peritos de la Policía Científica añadieron a su estudio químico una anotación tipo CSI, tildada por su jefe de "elucubración", sobre el porqué del hallazgo de ácido bórico en esos tres registros. Decían que, aunque ignoran para qué lo usaban, si estaba en los dos sitios quiere decir que los autores de los hechos son los mismos, han recibido la misma formación o estén relacionados. Pero el caso es que los etarras del piso están presos desde 2001 y el antisistema no tenía nada que ver con el terrorismo. Y el caso es que, entre las posibilidades de uso del ácido bórico, los peritos incluían la de enmascarar explosivo, pero no las universales: antiséptico para la piel, los órganos íntimos, cucarachicida y para combatir el olor de pies. Se compra en farmacias, droguerías y ferreterías.
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