Apple sin Jobs (otra vez)
Wall Street cree que la enfermedad del ejecutivo de la tecnológica pone en duda su futuro
Steve Jobs, el hombre de pantalón vaquero y jersey negro, deja temporalmente Apple por problemas de salud. Estará de baja médica durante seis meses, por lo menos hasta junio. Jobs seguirá conservando el cargo de consejero delegado. Pero en el Valle del Silicio y en Wall Street se teme que se vea obligado a dejar el mando del cuartel general Cupertino, lo que enseguida lanzó al aire el interrogante sobre el futuro de la compañía de la manzana sin su ingenio creador y liderazgo.
Apple fue fundada en 1976 por Steve Jobs y su compañero de estudios Steve Wozniak. Su contribución al mundo tecnológico le convierte en uno de los grandes innovadores de los últimos 75 años. Pero además es un visionario, un genio que derrocha creatividad y un maestro del marketing, una combinación difícil de replicar, que le permite conectar la tecnología con las tendencias del mercado y que explica el tsunami que acompaña el lanzamiento de cualquier artilugio que pone en el mercado.
El cofundador de la 'manzana verde' es un visionario para el sector tecnológico
Apple tiene un plan para sustituir a Jobs, pero necesita a la persona
La acción cotizaba a 4,5 dólares en 1997, a 190 en 2007 y hoy a 85 dólares
La compañía cuenta con más de 28.000 millones de dólares para gastar
La mitad de su negocio viene del iPod, la venta de música y el iPhone
Jobs es la imagen de Apple, el corazón de la manzana, y muchos temen que sin él la compañía se convierta en otra Dell. Esta semana reconocía que su estado de salud es más complejo de lo que pensaba, y para evitar más distracciones delegó la gestión diaria en Tim Cook, el actual director de operaciones. La admisión sorprendió, porque llegó justo una semana después de que Apple asegurara a los inversores que la pérdida de peso era fruto de una "deficiencia hormonal" fácil de tratar.
El ejecutivo ya estuvo exiliado de Apple durante 12 años, tras verse obligado a dejar su consejo en 1985. En enero de 1997 regresó a Cupertino. Al poco tiempo de su reincorporación lanzó los ordenadores de sobremesa integrados iMac y los populares portátiles de color blanco iBook. Pero Steve Jobs retomó las riendas con un plan más ambicioso: romper el nicho en el que estaba metido Apple lanzando nuevos productos electrónicos más allá de los PC. Y así nació en 2001 el popular reproductor digital iPod, al que se le sumó en el verano de 2007 el teléfono interactivo iPhone.
Jobs consiguió así crear un atractivo de los consumidores hacia los Mac, que eran vistos como un club reservado al mundo del diseño y la publicidad. El nexo de estos dos mundos es la tienda electrónica iTunes, lanzada en 2003 y que utiliza Internet como plataforma para la venta masiva de música, vídeos y aplicaciones para sus artilugios. La imagen creada por Jobs es tan potente, que MacWorld es capaz de nublar las innovaciones que el resto de fabricantes del sector presentan esa semana en Las Vegas.
No sólo redefinió la tecnología de consumo y fue el primero en convencer a las grandes casas discográficas de que podían vender su música y hacer negocio a través de Internet. Además, su figura aparece estrechamente asociada con las nuevas tecnologías en el mundo del cine mediante los estudios de animación Pixar. Demostró que los ordenadores también pueden dar rienda suelta a la imaginación y dar vida a historias que llegan al público, como Toy Story.
El problema de salud de Steve Jobs, de 53 años de edad, es conocido desde hace tiempo. El cofundador de Apple es superviviente de un tipo raro de cáncer de páncreas que se diagnostica en unas 3.000 personas al año en EE UU. Supo que lo tenía en 2003, y que era maligno, pero no fue intervenido para extirparlo hasta 2004. Su enfermedad se hizo pública en 2005 en un discurso en la Universidad de Stanford. Cook tomó las riendas durante un mes.
Las especulaciones sobre el estado de salud de Jobs empezaron a circular en junio de 2008, coincidiendo con un evento público organizado por Apple. Se le vio extremadamente delgado. La ausencia la pasada semana en Macworld alimentó los rumores y la preocupación de los inversores, mientras desde las compañías se intentaba negar la mayor. Y todo esto coincide con un momento complicado para el negocio de la electrónica de consumo, porque la crisis económica está minando el apetito hacia estos productos.
Wall Street reconoce el perfil de Tim Cook como gestor, pero le cuesta digerir una realidad sin Steve Jobs. Y ahora, a la vista de la complejidad de su estado de salud, le pide a Apple que sea clara y evite ambigüedades sobre el futuro a corto plazo. No es la primera vez que el mundo tecnológico y el parqué intentan vislumbrar un mundo sin el gurú. Hace dos años, el consejero delegado de Apple se enfrentó a un escándalo sobre los premios que recibió en stock options (opciones sobre acciones).
Sólo hay que seguir la cotización de Apple para entender lo que significa el ejecutivo para la compañía. Los títulos de Apple se pagaban a 4,5 dólares a comienzo de 1997. Subieron hasta 34 dólares, coincidiendo con el boom de las puntocom, en 2000. Aunque la verdadera explosión de los títulos de Apple llegó en 2004 y duró hasta finales de 2007, cuando superó los 190 dólares. A partir de ese momento, la cotización ha sido muy volátil. Ahora está en 85 dólares.
Y es que la historia de Steve Jobs define la de la propia Silicon Valley y también la del logro del sueño americano. De hecho, podría decirse que hay un antes y un después en el mundo tecnológico, que lo marca Apple. Hasta la comercialización de su primer ordenador, las computadoras eran complejos aparatos para técnicos. Su primer trabajo lo hizo en Hewlett Packard, a los 12 años, como becario. En 1980 se convirtió en la primera figura pública de la era tecnológica, al salir Apple a Bolsa.
Los iconos, el ratón y los gráficos que incorporó en los Mac convirtieron el ordenador personal en una máquina fácil de usar. Y, conforme iban llegando a las escuelas y los hogares, se fue cimentando la figura de Jobs como un prodigio. Es precisamente la imagen creada en torno a él lo que crea problemas a la compañía. Es un gran líder, una inspiración para el sector, apasionado y controlador. Por eso en la última década se dedicó a enseñar a su equipo cómo pescar en el mercado.
Jobs, en un correo electrónico enviado a los empleados, mostró una vez más su tenacidad al asegurar que la baja médica no le impedirá participar en las decisiones estratégicas relevantes para Apple. La compañía cuenta además con 28.000 millones de dólares en efectivo para gastar, lo que le da margen para seguir innovando y lanzar productos que hagan la vida más fácil y entretenida al consumidor. Pero el escrutinio que hace Wall Street de sus números no tiene igual.
Apple insiste desde hace días en que tiene un plan para suceder a Steve Jobs. La dificultad está en dar con alguien que aglutine sus cualidades. La compañía presenta sus resultados el próximo día 21, correspondientes al primer trimestre del ejercicio fiscal 2009. La mitad de su negocio se atribuye a los iPod, la venta de música en iTunes y el iPhone, por un valor superior a los 14.300 millones de dólares. El segmento de ordenadores le aportó el año pasado unos 16.200 millones de dólares.
El dilema sucesorio
La pregunta es legítima, y se repite cada vez que sale a colación cuando se trata la cuestión sucesoria en uno de los grandes símbolos corporativos de Estados Unidos, como Apple. Y ahora ¿qué va a pasar con la compañía? El caso de Steve Jobs es el mejor ejemplo. Hay pocos ejecutivos que incluyan en un mismo paquete tantos elementos que se consideran claves en el éxito arrollador de la firma de Cupertino. Quizá Bill Gates, cofundador de Microsoft.
Pero la baja médica de Jobs, y la mera posibilidad de que tenga que renunciar en un futuro a corto plazo al puesto de consejero delegado de Apple, pone además en bandeja otra pregunta de mayor calado. ¿Qué supone su ausencia para el mundo tecnológico y la electrónica de consumo? ¿Existe una nueva hornada de prodigios capaz de tomar el relevo y capitanear la segunda revolución tecnológica de la que habló Gates en su despedida?
El reto inmediato de Apple es demostrar en este momento que la marca es mayor que una sola persona, para evitar una hecatombe en sus acciones. Y hay ejemplos que demuestran que la salida de los fundadores no es tan mala, o puede ser incluso buena. El más evidente es el caso de Michael Dell, que regresó al mayor fabricante de ordenadores personales con la intención de recuperar el liderazgo del sector. Su segundo mandato se tornó en pesadilla. Igual que Jerry Yang en el buscador
Yahoo!
La historia se repite con Ted Waitt, que también fue incapaz de revitalizar
Gateway cuando regresó en 2001. Y fuera del universo tecnológico se ven situaciones parecidas; la más cantada, la de Howard Schultz en la cadena de cafeterías
Starbucks. Steve Jobs, como en otras muchas cosas, despunta. El cofundador de Apple es querido por los consumidores, los empleados y los inversores, y con su visión e ingenio logró impulsar la compañía de la manzana popularizando sus artículos electrónicos.
Hay también vida más allá de la salida de los iconos. Los ejemplos más relevantes en este sentido pueden ser los de la propia Microsoft o de Intel, el mayor fabricante del mundo de semiconductores, capitaneado desde mayo de 2005 por Paul Otellini. Sin dejar de mencionar el portal electrónico de subastas eBay, donde la salida de Margaret Whitman como presidenta ejecutiva se produjo sin mayores sobresaltos.
La clave para que la transición se produzca de forma ordenada está en que las grandes compañías cuenten con un plan sucesorio bien definido, porque esto da certidumbre y evita tensiones potenciales en los miembros del equipo de gestión. Intel, por ejemplo, ya prevé que sus principales ejecutivos no superen los 65 años de edad. Si esta cuestión no está clara en el caso de Apple, afirman los expertos, la falta de un líder claro puede afectar al lanzamiento de nuevos productos en el futuro.
Se da además la circunstancia de que figuras capaces de atraer la atención pública, como hace Steve Jobs, también nublan o taponan el ascenso de otros talentos dentro de su propia casa. Por eso, desde el mundo tecnológico se insiste en que Apple es más que Jobs, y que hay otras figuras clave en el proceso de desarrollo de los productos.
El nombre que destaca en la casa de la manzana es el de Jonathan Ive, vicepresidente responsable de diseño. Algunos analistas ya le tienen en el punto de mira. -
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