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Martinsa negó a la CNMV en junio que la empresa afrontara riesgos

La compañía no declaró en su informe estar sujeta a problemas de liquidez

Miguel Jiménez

Martinsa-Fadesa comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), semanas antes de presentar el mayor concurso de acreedores de la historia empresarial española, que no se había materializado ninguno de los riesgos a que la empresa está sujeta. Lo hizo en el informe anual de gobierno corporativo correspondiente referido al ejercicio de 2007, el año en que se produjo la crisis financiera, se disparó el Euríbor, entró en vigor la nueva ley del suelo, se pinchó la burbuja inmobiliaria y empezaron a caer en picado las ventas de viviendas.

La inmobiliaria hizo la declaración semanas antes de suspender pagos
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Los informes de gobierno corporativo de este año incorporan por primera vez un apartado concreto sobre control de riesgos. En él, las empresas deben contestar a la siguiente cuestión: "Indique si se han materializado durante el ejercicio algunos de los distintos tipos de riesgo (operativos, tecnológicos, financieros, legales, reputacionales, fiscales...) que afectan a la sociedad y/o su grupo". La respuesta a esa pregunta por parte de Martinsa-Fadesa fue escueta: "No", según consta en el informe, que fue registrado en la CNMV el pasado 16 de junio, a sólo unas semanas de la suspensión de pagos.

Lo curioso es que a la hora de describir la política de riesgos, la sociedad admite que en el ejercicio de su actividad, tanto inmobiliaria como patrimonial, puede encontrarse con diferentes tipos de riesgo (que, según la compañía, no se materializaron). Pero, entre estos riesgos, curiosamente, no se incluye el riesgo de liquidez, el que la ha llevado a suspender pagos.

La empresa sí admite estar sujeta a otros riesgos que claramente se materializaron en 2007, aunque la empresa lo haya negado. Así, por ejemplo, reconoce que, "debido a las fluctuaciones y a la volatilidad de los mercados monetarios, se producen cambios en los tipos de interés que conllevan variaciones en la carga financiera derivada de la deuda del grupo". Es curioso, sin embargo, que la empresa diga que ese riesgo no se materializó en 2007 a pesar de que el Euríbor se disparó a su máximo en siete años, lo que suponía un gran lastre para una empresa fuertemente endeudada.

La empresa también niega que se hayan materializado los demás tipos de riesgo financiero a los que está expuesta: riesgo de tipo de interés y solvencia, riesgo de concentración y riesgo de crédito. Con respecto a este último, la empresa es tajante: "El grupo no tiene riesgo de crédito significativo".

Martinsa-Fadesa tampoco parece haberse enterado de que la burbuja inmobiliaria empezaba a pincharse en 2007. Al hablar del riesgo de mercado, el informe señala que "el grupo actúa dentro del segmento del mercado inmobiliario, como son la promoción de viviendas y la compra de suelo. Los principales riesgos de mercado que estos segmentos asumen se corresponden con el carácter cíclico de la actividad inmobiliaria que produce oscilaciones en la demanda y los precios".

Según el informe de gobierno corporativo de Martinsa, tampoco ese riesgo se materializó el año pasado, pese a que la propia compañía reconocía ya el año pasado en otros documentos que el proceso de ajuste del sector había comenzado. Martinsa tampoco reconoce que se hayan materializado los riesgos legales pese a la entrada en vigor de la ley del suelo, que la compañía ha reconocido públicamente que sus exigencias pueden afectar negativamente a las valoraciones de su banco de suelo.

En realidad, Martinsa-Fadesa no está sola. Muchas compañías del Ibex 35 negaron que en el año de la crisis financiera e inmobiliaria se hubieran materializado riesgos para su negocio, entre ellas, algunos bancos, que la empezaron a sufrir con crudeza. El problema para Martinsa-Fadesa es que, al haber suspendido pagos, manifestaciones como ésas pueden ser usadas ante el juez para pedir que el concurso se declare culpable, lo que obligaría a los miembros del consejo a responder con sus bienes en caso de que los activos sean insuficientes para hacer frente a su deuda.

Carlos Vela (izquierda) y Fernando Martín, en la última junta de Martinsa-Fadesa.
Carlos Vela (izquierda) y Fernando Martín, en la última junta de Martinsa-Fadesa.GABRIEL TIZÓN

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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