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DIÁLOGO EN LA MILLA DE ORO DEL ARTE | La cultura en tiempo de recortes

El triunfo frente a la adversidad

Como tres faros en el océano cultural español y en medio de la tormenta de los recortes presupuestarios, resisten airosamente el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen. Forman los vértices de la Milla de Oro del arte de Madrid, denominación que sonaría rematadamente pomposa si no fuese cierta: juntos ofrecen una de las propuestas expositivas más potentes del mundo. Y ahí están los prosaicos números para venir a demostrarlo. Los centros registraron -con la que está cayendo, como se acostumbra a decir ahora- cifras récord de asistentes en 2011, en otra prueba de que a lo mejor el público corre a curarse las heridas de la pertinaz crisis con el bálsamo de los grandes maestros.

EL PAÍS reunió a sus directores, tarea excepcional, al calor de los datos de asistencia conocidos este mes. El Prado registró 2,9 millones de visitantes (un 9,03% más que en 2010); el Reina Sofía, 2,7 millones (17% más); mientras que el Thyssen registró una cifra de 1,07 millones (y un aumento del 30,3%). Miguel Zugaza (Durango, 1964), Manuel Borja-Villel (Burriana, 1957) y Guillermo Solana (Madrid, 1960) -los tres directores, respectivamente, de esas instituciones-, los tre recorrieron juntos el martes cada uno de sus dominios y después se sentaron a hablar sobre las excelencias de cada colección y el modo en el que piensan seguir creciendo pese a la crisis. De cuánto hay de cultura espectáculo en lo que programan, de las franquicias museísticas y de sus expectativas ante la ley del mecenazgo.

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Los tres saben será duro (ellos, y todo el mundo). Y sí, como el resto, contarán con menos dinero para conseguir más. Pero si en algo coinciden es en que la mejor receta en este momento es la grandeza de miras, el trabajo en red y pensar siempre en el visitante. De momento, el Prado ya se ha adelantado al resto al abrir, a partir del lunes, los siete días de la semana.

A LA CRISIS, BUENA CARA "La gente responde"

Guillermo Solana. No sé cuánto dinero menos tendremos. Estamos estudiando la opción de abrir los lunes, pero para nosotros esa no es una medida económicamente decisiva. Ni siquiera positiva. El Thyssen tiene una diferencia importante respecto al Prado: la afluencia vegetativa del Prado es mucho mayor que la nuestra. A veces nos interesaría abrir los lunes, pero a veces no. Nuestra estrategia para combatir a la crisis está centrada en la elección de las exposiciones temporales, que es de lo que básicamente depende nuestro número de visitantes. Ya no nos podemos permitir el lujo de combinar exposiciones interesantes o prestigiosas de cara a la crítica, pero con pocos visitantes. El margen ahora es menor. Antonio López fue récord del museo con 319.000. La siguiente, en junio, está dedicada a Edward Hopper.

Miguel Zugaza. Eso es una barbaridad de visitantes. Recordemos que en el Nou Camp caben 100.000 personas.

Guillermo Solana. El tamaño del Thyssen también cuenta. Con Sorolla el Prado tuvo medio millón de personas. Nosotros no podríamos porque no caben. Tenemos una escala y un récord que hemos conseguido con Antonio López y que no volveremos a conseguir con ningún otro artista. Con Chagall y Hopper esperamos un alto número de visitantes, peno no creo que alcancemos las cifras de Antonio López. Eso sí, espero que no bajemos a 5.000 visitantes y que los periodistas caigan sobre nosotros, que es lo que suele pasar.

Miguel Zugaza. Hace año y medio nos dijeron que en aplicación del plan de austeridad iríamos perdiendo aportación pública hasta el 30%. Paradójicamente, aunque el país está inmerso en una crisis se puede hablar de una buena salud en los museos. La gente responde a buenas exposiciones, buenos programas... Nos afecta en el sentido de que nos recortan. Nosotros podíamos hacer dos cosas: reducir o activar aún más el museo. Optamos por lo segundo. Además de abrir los lunes, creo que hay que seguir apostando por exposiciones de calidad. No pensar en más público, sino en cumplir el programa de cada institución.

Manuel Borja-Villel. Nosotros afrontamos la crisis con el desarrollo de nuestra ley, con todo lo que conlleva de autogestión y buscando recursos propios para desarrollar la Fundación. Esto nos permite trabajar en varios niveles, y hacerlo en red con otros centros de arte. Con menos recursos podemos crecer porque a través de las redes podemos intercambiar exposiciones, coproducir, hacer itinerancias. También la Fundación nos permite el crecimiento de la colección gracias a los depósitos.

La crisis no es coyuntural, es sistémica, muy seria. Cuando se pase no volveremos a estar donde estábamos. Y lo mismo que la sociedad se está repensando muchos elementos, creo que el mundo de la cultura y los museos tienen que hacer lo mismo. Y tenemos que ser muy cuidadosos para no recortar en aquello que nos hace especiales (el conocimiento, la educación, el arte). Hay que separar la parte discursiva y académica del tema de los públicos. Lo que estamos haciendo es diversificar, entender que no hay un público único, sino una multiplicidad de públicos. Queremos trabajar con la colección para que la gente venga una y otra vez.

¿VENDER O FRANQUICIAR? "Hay que trabajar en red"

M. Z. Hay museos que pueden hacerlo y otros que no. El modelo de las franquicias o de los que desfocalizan son diferentes. Arrancó con el Guggenheim en Bilbao, que es un museo de arte contemporáneo que cumple un determinado papel. El Louvre es suficientemente grande como para poder hacer una operación (como la de aventurarse en otros países), en la que en realidad es la marca lo que se vende y detrás están todos los museos nacionales franceses. Tienen tal capacidad que se pueden plantear ese tipo de operaciones. El Prado es muy pequeño en comparación con el Louvre. No tenemos la capacidad de clonarnos para generar beneficios.

M. B-V. Es cuestionable que esas operaciones sean tan rentables. En el caso del Guggenheim (no hablo de Bilbao) no parece que sea tan rentable. Más que hablar de franquicias habría que hablar de trabajar en colaboración con otros museos. No tenemos el tamaño del Louvre o del Metropolitan, pero sí tenemos la capacidad de trabajar en red. Contrapondría la idea de red a la de franquicia. Estas debilitan eso que hace especiales a los museos: su misterio, un algo intangible.

G. S. Se recurre a las franquicias por necesidades particulares. Los Guggenheim arrastran una crisis importante. Thomas Krens tiene un futuro muy problemático. Esta crisis no les beneficia. En el caso del Louvre hay otros desafíos. No solo las necesidades económicas de un museo de esa envergadura, con unos fondos inmovilizados sobre los que persiste la tentación de hacerlos rentables. Están las necesidades estratégicas del gobierno francés, que quiere estar en el Golfo Pérsico... No veo que en los museos españoles existan ni esos recursos ni necesidades políticas que nos hagan echarnos a temblar. En el Thyssen es impensable, porque tiene mil obras y están todas expuestas...

M. Z. Bueno, Carmen Thyssen ha abierto ya varias sedes....

G. S. Pero eso es diferente.

M. Z. Estoy de acuerdo con Manolo en la idea de crear redes. El Prado está constantemente haciendo exposiciones con museos de otros países... Hay muchas formas de colaborar.

A VUELTAS CON EL FONDO DE ARMARIO "Las colecciones no se acaban nunca"

M. Z. Todas las exposiciones que concebimos en el museo tienen que ver con la propia colección. A partir de las obras que tenemos de Tiziano, por ejemplo, podemos organizar una gran retrospectiva. El año pasado hicimos una exposición integrada solo por los maravillosos rubens del museo. El eje fundamental del programa de exposiciones es la colección. A veces las hacemos en tono a lo que nos falta, porque no nos sobra nada pero nos faltan muchas cosas. Capítulos, artistas, a los que merece la pena aproximarse....

EL PAÍS. ¿Se refiere a artistas del siglo XX [como Picasso y su Guernica]?

M. Z. Me refiero a artistas de todas las épocas....

M. B-V. Las colecciones no se acaban nunca. Siempre las estás acabando. Cuando la colección es buena deberíamos tener capacidad de crear nuevos relatos, nuevos itinerarios. Hay que aprender de aquello que no tenemos. Lo que no tenemos puede ser parte de lo que contamos. De hecho hemos construido un relato sobre feminismos que tiene que ver con la historia del siglo XX. Puede que en el futuro lo importante sea el relato y no el objeto

M. Z. Mutuamente nos apoyamos muchísimo en préstamos... De todas formas, donde lo van a pasar mucho peor es en esos pequeños museos que tienen una audiencia mediana y que son muy dependientes de la financiación pública.

M. B-V. El panorama de los museos institucionales en este país no es el de tres instituciones. Es algo mucho más amplio. Y es tan importante un gran museo como un centro de producción donde no hay colección. Hay que tener una visión global no economicista. Hay que buscar resultados cognitivos como el conocimiento y la educación. No todo lo que no es rentable económicamente tiene que desaparecer, sino todo lo contrario.

EL PELIGRO DE LO MASIVO "Homenaje a los visitantes"

G. S. En el Thyssen está totalmente medido. Lo sé porque mi primer contacto con el Thyssen fue como comisario invitado en la exposición de Gauguin y entonces se entraba según se llegaba. Carlos Inestrosa, entonces gerente del Thyssen y ahora del Prado, puso orden y se acabaron las colas. Hay que luchar contra ellas. Entran cada cuarto de hora. No hay sobrecarga. No conozco situaciones de quejas.

M. Z. Hay que hacer un pequeño homenaje a quienes pensaron en el cambio del ADN y de la arquitectura del Prado, como Javier Solana. Que sean más de 6,5 millones de personas las que nos visiten frente al no más de un millón de hace diez años, se debe a los que tuvieron...

M. B-V. Echo de menos hablar en este encuentro de la idea de la modernidad invertida, del Sur... de ideas que estamos consiguiendo que se impongan en otros sitios: nuestro sistema de investigación, nuestra museografía, etc. Creo que fuera se está empezando a reconocer por la itinerancia de las exposiciones, por la presencia que vamos teniendo en medios internacionales como Artforum o Le Monde. Se habla del Reina Sofía en numerosas universidades y en nuestro caso eso es importante.

M. Z. Yo creo que hay que hacer un homenaje a los visitantes. Siguen siendo una élite. Aquí y en todo el mundo. La obra que encargamos a Francesco Jodice

[un vídeo y una exposición de fotografías] está dedicada precisamente al público. No importa si vienen de Alcorcón o de Tokio. Lo importante es conocerles uno a uno y saber cómo ha sido su experiencia frente a la obra. Tenemos que pensar en cada uno de ellos porque para ellos es el trabajo que hacemos.

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