La rebelde que huía de Jaume I
Hallado el cadáver de una mujer que en 1230 se refugió con las llaves de su casa en una cueva cuando Mallorca era una isla de Al Andalus
Primero aparecieron las llaves de forja de tres casas del siglo XIII ocultas en una cueva abierta en los montes de Ferrutx y ahora ha sido hallado el cadáver de una de las propietarias, una mujer rebelde, una habitante bereber de Mallorca que en marzo de 1230 intentó huir con un grupo de payeses sarracenos de las huestes colonizadoras catalano aragonesas del monarca Jaume I, llamado el conquistador.
"Se ha confirmado un caso final de la conquista de Mallorca, narrado por el rey en su crónica El llibre dels fets. Excepcionalmente excavamos un episodio concreto, que es real. Los hechos son ciertos y los hallazgos documentan lo escrito", observa el historiador Miquel Barceló que con Mateu Riera y Helena Kirchner dirige la campaña de investigación que se realiza desde 2009 en un acantilado del término de Artà (el Iraten de los bereberes). Mallorca era una isla oriental de Al Andalus.
Aquel refugio, una bauma, no fue vulnerado por otros humanos desde el siglo XIII hasta que los montañeros de los bomberos de Mallorca detectaron restos cerámicos. "Todo allí quedó intacto desde aquel día de noche llena de marzo de 1230 en que los payeses fueron capturados. Nadie regresó a buscar las llaves o el cuerpo. Los payeses que se refugiaron en la cueva no sabían que su isla había sido invadida y la capital (Medina Mayurka, Palma) tomada tres meses atrás. No pensaron en que se convertirían en cautivos, derrotados, por eso viajaban con las llaves", agrega Barceló.
Una mujer de entre 20 y 40 años
Los historiadores, con la ayuda de escaladores, han rastreado y excavado el refugio de tan difícil acceso y han profundizado en el examen de los restos del ajuar doméstico y de comida (granos, almejas, erizos de mar, espinas, huesos de conejo de la última comida preparada en un horno- tinaja). Los trabajos se centrarán ahora en los aspectos antropológicos del cuerpo hallado.
Los restos de una mujer que nació al estrenarse el segundo siglo del primer milenio -posiblemente tendría entre 20 y 40 años al morir en su refugio-, han sido hallados este mes de septiembre en un enterramiento musulmán entre rocas, a pocos metros de donde aparecieron las tres llaves, que han sido restauradas. La mujer estaba oculta en la montaña con dos decenas más de los que eran habitantes de Mallorca. El cuerpo estaba enterrado de lado y orientado hacia el sureste hacia la Meca en un acantilado.
El rey Jaume I encomendó la captura de los últimos rebeldes a un caballero especialista en desalojos y acciones complejas, el aragonés Pere Maça -retratado en murales bélicos del MNAC en Barcelona las tropas de los caballeros y magnates de Medina Mayurka. Maça reclamó tiradores de ballesta, picadores y lanceros. Los payeses en fuga de la Mallorca musulmana buscaron un entorno montañoso y litoral donde, precisamente, el pintor Miquel Barceló tiene su casa y estudio en el pabellón de caza del rey Sanxo. En aquella zona se capturaron hasta 2000 musulmanes que los catalano aragonoses esclavizaron. En dos generaciones no quedó rastro ni habitante de Al-Andalus mallorquín.
Babelia
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