Una ley británica echa tierra sobre futuros hallazgos arqueológicos
Un grupo de 40 especialistas advierte de que esta legislación podría paralizar importantes investigaciones sobre restos humanos
Abril de 2008. El doctor Parker Pearson, de la universidad de Sheffield, Inglaterra, se pasea por la excavación que está teniendo lugar en el monumento de Stonehenge, donde pretenden descubrir por fin la razón por la que se erigieron las célebres piedras. Parker dirige el proyecto Riverside, que lleva estudiando Stonehenge y sus alrededores desde 2003. Poco imagina que los restos humanos que van a descubrir -unos 60 cuerpos- demostrarán que el lugar fue usado como cementerio desde el año 3.000 a.C., mucho antes de lo que se creía. Y aún menos que una ley de 2008 le obligará a enterrar esos hallazgos, a pesar de su importancia y de si han terminado de estudiarlos o no.
Los restos arqueológicos hallados en Stonehenge, así como los de otras casi 400 excavaciones, pueden perderse para la ciencia si dicha ley no es modificada, y podría paralizar efectivamente las investigaciones arqueológicas. Así lo han denunciado un grupo de 40 profesores de arqueología, en una carta dirigida al secretario de Justicia, Ken Clarke, y publicada hoy viernes por el diario The Guardian. La norma introducida por el Ministerio de Justicia en 2008 -una reinterpretación de la ley anterior- especifica que todos los restos humanos hallados en excavaciones de Inglaterra y Gales deben de enterrarse de nuevo pasados dos años, independientemente de su antigüedad. En la misiva, los firmantes denuncian que "esta exigencia es contraria a los principios fundamentales de la investigación arqueológica y científica". Entre los firmantes están Chris Stringer, director de Orígenes Humanos en el Museo de Historia Natural de Londres, y Helena Hamerow, directora de arqueología en la Universidad de Oxford.
Según los arqueólogos, la retención por un largo periodo de tiempo de cualquier resto humano hallado en una excavación es absolutamente esencial, regulado por pautas y ética profesionales, además de ser una práctica museística observada en muchas partes del mundo. "Los restos seleccionados son examinados durante siglos, al albur de los nuevos avances científicos". La no modificación de esta norma, afirman, podría desperdiciar futuros descubrimientos en excavaciones como la de Happisburg, en Norfolk, donde continúan los trabajos tras descubrirse herramientas de piedra hechas por el hombre y que datan de hace 950.000 años.
Hasta 2008, la ley permitía el estudio y observación de los restos seleccionados que tuvieran un suficiente interés arqueológico. Aunque el Ministerio de Justicia aseguró hace dos años a los arqueólogos que la medida era interina, nada se ha hecho hasta la fecha para modificar la norma. Para el doctor Parker Pearson, "hemos sido extremadamente pacientes, porque se nos hizo creer que el Ministerio iba a solucionar el problema. Pero creemos que no se puede esperar más". Los restos de docenas de excavaciones están bajo riesgo inmediato de tener que ser enterrados, incluyendo ocho cuerpos de la Edad de Bronce y de Hierro encontrados en Cambridgeshire, unos 50 esqueletos de Batwry, al sur de Yorkshire, y un destacado enterramiento masivo vikingo en Weymouth.
Babelia
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