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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un chico de alquiler

Estrenada con cinco anos de retraso, en un momento en que las películas norteamericanas se lanzan al mismo tiempo en todo el mundo, y con un apoyo publicitario mínimo, Tres en raya (1992) es una comedia que pasará desapercibida, no tendrá mucho éxito, pero encierra un planteamiento original y está desarrollada con bastante gracia.Después de estar enamoradas y convivir durante varios años, una pareja de mujeres rompe su relación. Una de ellas no puede soportar la soledad y contrata a un hombre para que enamore a su amiga, le rompa el corazón y no tenga más remedio que volver con ella a consolarse. Sin embargo, las cosas no salen como estaban previstas.

Desarrollada en un ambiente de polacos en Nueva York, el desconocido debutante de origen polaco Yurek Bogayeviez describe con habilidad la situación, saca partido del buen guión de Adam Greenman y Mitch Glazer, y logra que esté convincente William Baldwin, uno de los múltiples hermanos de la muy irregular familia Baldwin, y que funcionen bastante bien las poco o nada conocidas Sherilyn Fenn y Kelly Lynch.

Three of hearts

Director: Yurek Bogayeviez. Guionistas: Adam Greenman, Mitch Glazer. Fotografía: Andrzej Secula. Estados Unidos, 1992. Intérpretes: Sherilyn Fenn, William Baldwin, Kelly Lynch, Joe Pantoliano. Estreno en Madrid: Rosales (Versión Original Subtitulada).

No obstante, Tres en raya encierra una grave trampa moralizante en su interior. Por un lado, hace que la historia no llegue todo lo lejos que debería y prometía, mientras, por otro, consigue que el personaje principal reciba su castigo y pueda aspirar a otra vida mejor, alcanzada a través de una leve trama policiaca, bien engranada con el conjunto, pero que sólo tiene la finalidad de enturbiar el resultado.

Esto, unido a un subrayado final feliz, hace que una atractiva comedia sentimental, que desarrolla con inteligencia un peculiar triángulo, no sea todo lo convincente que hubiese debido. Sin embargo, las convenciones del cine comercial norteamericano hacen inevitable la inclusión de ese castigo, de esa buena dosis de moral tradicional, para que la película pueda funcionar dentro de sus canales habituales de distribución.

No obstante, el hecho de que, cinco años después, ni el prometedor realizador Yurek Bogayeviez haya hecho ninguna otra película, y de su reparto sólo sea conocido el poco atractivo William Baldwin, mientras que nadie se acuerda de las interesantes Sherilyn Fenn y Kelly Lynch, confirma que Tres en raya tiene una carga subversiva más fuerte de lo que parece.

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