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Reportaje:

El artista reversible

El músico Brian Eno presenta en Barcelona su obra como creador gráfico

Han pasado poco más de cinco años desde la última vez que mister Brian Peter George St. John le Baptiste de la Salle Eno -para sus fans, afortunadamente, sólo Brian Eno- se ha dejado ver por Barcelona. Entonces dio un concierto junto con el percusionista alemán Peter Schwalm, con el que acababa de editar el disco Drawn for life; en esta ocasión ha venido para presentar 77 millon paintings, una obra visual digital, instalada en el foro de la FNAC hasta el 24 de marzo y a la venta también en formato DVD.

Eno es un mito y lo sabe: fundador con Brian Ferry de los Roxy Music e inventor de la música ambient, ha colaborado con estrellas de la talla de David Bowie, Robert Fripp de King Crimson y David Byrne de Talkings Heads, y es el productor de grupos como U2 o Coldplay. Enteramente vestido de negro, con gafas de diseño colgando del cuello y más bajo de lo que parece en el escenario, llegó a España con dos semanas de retraso sobre lo previsto, debido -según parece- al robo de su pasaporte.

"El éxito de la raza humana depende de su capacidad de rendirse"

"En los setenta me centré en crear una música que fuese como una imagen, que simplemente estuviese allí y se pudiera disfrutar como una pintura. Así nació el ambient music. Ahora quiero hacerlo al revés, que la pintura se parezca a una melodía", explica el artista, quien define una de sus obras más emblemáticas, Music for the airport, "como un conjunto de fracciones de un trabajo sin principio ni final".

"Entonces no había software y utilizaba varias grabadoras sincronizadas para que reprodujeran otros tantos fragmentos musicales, de modo que nunca se repitiera la misma confluencia de sonidos. En esta instalación es un software el que mezcla de forma aleatoria cuatro imágenes de las 360 que conforman la base de datos de la obra, generando 77 millones de permutaciones", indica el artista, que ha desarrollado una extensa trayectoria también en el ámbito de las artes visuales. "Estudié pintura y me convertí en músico, pero he trabajado como artista visual a lo largo de los últimos 41 años", afirma.

Durante este tiempo, las dos trayectorias, musical y visual, se han entrelazado numerosas veces hasta llegar a 77 millon paintings, que reúne prácticamente todas las obras gráficas realizadas por Eno en los últimos 20 años, a menudo diapositivas sobre las cuales el artista pintaba o grababa. "Antes colocaba las diapositivas en diversos proyectores, de modo que todos incidieran en el mismo punto de la pantalla, que es básicamente lo que ahora hace el software. Haría falta mirar la pieza durante 438 años para volver a ver la misma imagen... igual tengo que pedir que prorroguen la exposición", bromea. Eno ensaya nuevos formatos cada vez que exhibe la obra: en Tokio utilizó 45 pantallas colocadas en forma de diamante; en Venecia, 20 en cruz; en Barcelona, 12 en forma de aspa.

Aparentemente ajeno al debate sobre el copyright y los cánones sobre las descargas en Internet, Eno rehusó opinar sobre el movimiento para el software libre y los programas para el intercambio gratuito de información en Internet. "No me interesa", zanjó tajante, y dejó traslucir un cierto nerviosismo cuando se le recordó que ha sido el autor de uno de los sonidos más escuchados de los últimos años, el Microsoft sound, esa minimelodía que se oye cuando arrancan los sistemas operativos Windows. Aunque nunca se dieron a conocer los términos del acuerdo entre Eno y Bill Gates, es fácil imaginar los derechos de autor que cobraría si se contabilizara cada reproducción de dicho sonido.

Eno dejó claro que prefiere hablar de su filosofía vital y profesional, "un pragmatismo interesado en encontrar un camino más allá de los conceptos absolutos como el bien y el mal", basada en el concepto de la rendición, que subyace tanto a su música como a sus obras visuales. "Como afirma la canción de David Byrne: el cielo es un lugar donde nunca pasa nada. Queremos tener siempre nuestro entorno bajo control y, sin embargo, el éxito de la raza humana depende también de su capacidad de rendirse. Mis obras requieren una actitud de abandono", señaló. Hace ya 11 años, Eno impulsó un movimiento para promover el pensamiento a largo plazo a través de la creación de la Long Now Foundation (www.longnow.org). "Nuestra responsabilidad como seres humanos no crece al mismo ritmo que nuestro poder. Debemos pensar en el impacto que nuestras acciones tendrán en el futuro", concluye.

Brian Eno, ante su instalación en Barcelona.
Brian Eno, ante su instalación en Barcelona.

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