Regreso a los orígenes
El prestigio adquirido con su primera película, Tras el cristal (1985), una personal historia de terror que tiene más éxito de crítica que de público, permite al actor Agustí Villaronga dirigir la pretenciosa El niño de la luna (1988), que es seleccionada para competir en el Festival de Cannes, pero se convierte en un fracaso que le mantiene siete años apartado de la realización cinematográfica.Regresa para rodar El pasajero clandestino (1995), una mala adaptación de una conocida novela del especialista en narraciones policiacas George Simenon que pasa inadvertida, y la recién estrenada 99.9, una nueva película de terror que marca el regreso a sus orígenes y es una buena muestra de las virtudes, y también de los defectos, de su cine.
99
9Director: Agustí Villaronga. Guionistas: Jesús Regueira, Lourdes Iglesia, Agustí Villaronga. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Música: Javier Navarrete. España, 1997. Intérpretes: María Barranco, Terele Pávez, Ruth Gabriel, Ángel de Andrés López, Gustavo Salmerón, Juan Márquez, Simón Andreu, Pedro Mari Sánchez, Miguel Picazo. Estreno en Madrid: Ideal Multicines.
Detrás de su numérico título, que no es más que la frecuencia por la que transmite una emisora de radio, narra cómo la presentadora de un programa sobre fenómenos paranormales con escasa audiencia llega a un perdido pueblo para investigar la misteriosa muerte del padre de su hijo y halla un extraño panorama.
Al igual que ocurría en Tras el cristal, Agustí Villaronga, en 99.9, una vez más demuestra su gran habilidad para crear ambientes inquietantes y fuera de lo normal con pocos elementos manejados con habilidad. Sin embargo, también vuelve a conseguir una narración muy desigual, con graves fallos de ritmo y un exceso de lentitud.
Gracias a la colaboración del excelente director de fotografía Javier Aguirresarobe, el realizador Agustí Villaronga convierte un perdido pueblo en un lugar siniestro y logra dar el clima de terror que necesita la historia en bastantes escenas, pero buena parte de los hallazgos visuales de la película se pierden al sustentarse en una estructura dramática desigual y casi inexistente.
Esto también repercute de manera negativa en unos personajes que son poco más que muñecos en manos del director y los guionistas, con los que muy poco o nada pueden hacer un irregular grupo de actores.
Babelia
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