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Crítica:CINE LAS COSAS QUE NUNCA MUEREN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sólo Jessica

Ya muy enfermo, de hecho poco antes de morir, en 1991, el británico Tony Richardson, preclaro representante, del llamado Free Cinema, ultimó la realización del que sería a la postre su último filme Blue Sky, nombre en clave de un proyecto militar nuclear cronológicamente situado en los días de la crisis de los misiles en Cuba, 1962. Tres años después de su muerte, sorpresivamente, el filme conoció su estreno comercial americano y le valió a Jessica Lange una merecida nominación al Óscar a la mejor actriz protagonista en las concesiones de este año. Y a decir verdad, no hay otro motivo de recogijo en este filme considerablemente ambicioso, lleno de sugerencias de guión pero lastimosamente fallido en casi cada una de sus propuestas.De hecho, Las cosas que nunca mueren, que es como la han bautizado entre nosotros, es una suerte de película centrípeta, hecha de multitud de situaciones, personajes y conflictos que en lugar de fomentar su carácter de obra unitaria, se molestan entre sí hasta desvirtuar el producto final: al verla, se tiene la sensación de estar ante un pan recién horneado, que se muestra fragante y sabroso al olfato, pero al que le falta aún un buen rato de horno. La línea maestra del filme une a un paciente y enamorado científico militar -el eficaz Tommy Lee Jones- con su arrebatadora, y arrebatada, esposa -espléndida Lange-, una explosiva rubia en el borde del desquiciamiento psicológico.

Las cosas que nunca mueren

Director: Tony Richardson. Guión: Rama Laurie Stagner, Arlene Samer y Jerry Leichtlíng. Fotografía: Steve Yaconelli. Música: Jack Mitzsche. Producción: Robert H. Solo, EE UU, 1994. Intérpretes: Jessica Lange, Toomy Lee Jones, Powers Boothe, Carrie Snodgress, Arny Locane, Chris O'Donnell. Estreno en Madrid: Roxy A, Lumiére, Real Cinema, Gran Vía, Dúplex, Ideal Multicines (V. O).

AntinuclearPero el filme plantea muchos otros subtemas. La relación en tre la conflictiva pareja y sus dos hijas adolescentes, la de la hija mayor con un hijo de militar; los problemas de la msima hija, una antinuclear prematura, con la profesión de su padre y con los hábitos sociales de su madre; un adulterio un tanto forzado y, last but not least, todo un conflicto atómico que escindirá literal mente al padre, sometido desde entonces a los oscuros designios de las autoridades militares. Y eso, claro está, sin contar con un telón de fondo, la crisis de los misiles que, aunque escasamente voceado en el filme, está ahí para que el espectador con memoria lo tenga en cuenta.

Todas estas líneas de guión se entrecruzan, pero con el extraño resultado de restar fuerza a la historia principal, que es la que a Richardson parece interesarle más: el retratar la poliédrica, de pendiente, exasperada personalidad de Carly / Lange, el principal hallazgo del filme, su única razón de ser. En la descripción de esta mujer enamorada, siempre en el borde del precipicio, y también siempre a punto de caer en el ridículo social que contagia en el espectador un desasosiego notable, tiene el filme sus mejores bazas, y Lange, que no se prodiga mucho en la pantalla, la ocasión de bordar una interpretación rotunda, ajustada, perfecat.

Lo demás se debe apuntar en la cuenta del debe de un director que, junto a grandes filmes -Mirando hacia atrás con ira. La soledad del corredor de fondo. Tom Jones-, realizó también películas mediocres y olvidables. Y por el camino se queda nada más ni nada menos que una crítica a la institución militar, a la falta de transparencia que en la época se tenía para todo lo que fueran experimentos atómicos, a convenciones sociales que son más dramáticamente presentes en un mundo cerrado como es el ejército; esbozos de todo esto hay en el filme, pero sólo eso, esbozos. Y esta falta de concreción es la que ha privado a Richardson de cerrar su filmografía con un título a la altura de sus promisorios, y nunca repetidos, inicios en el oficio.

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