Oro y jeroglíficos en la antigua Tebas
El hallazgo de joyas y de una cámara funeraria con pinturas culmina ocho años de trabajo de un equipo de arqueólogos españoles en la tumba de Djehuty
Pura emoción y maravilla. La esencia misma de la gran aventura científica. La recién concluida campaña de excavaciones del Proyecto Djehuty, en las tumbas en Dra Abu el Naga (Luxor, la antigua Tebas) de ese noble egipcio de hace 3.500 años alto funcionario de la reina Hatshepsut, y su colega Hery, ha arrojado dos hallazgos sensacionales que culminan por todo lo alto ocho años que no han estado precisamente exentos de prodigios.
José Manuel Galán, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del grupo de investigadores en el yacimiento, explica los descubrimientos con un relato que despierta viejos ecos de pasos subterráneos y expresiones de asombro ante el brillo del oro antiguo y los recónditos secretos de la época de los faraones.
"Este año empezamos excavando por fin la cámara funeraria de Djehuty, que ha resultado ser sólo una antecámara", dice. "Estaba llena de tierra y piedras hasta el techo. Cuando por fin conseguimos penetrar hasta el fondo, el capataz, rais, Alí y yo descubrimos junto a la pared del extremo un pozo. Bajamos con luces. Fue muy emocionante. Llegamos a una entrada abierta, otra cámara; pasamos, el rais delante con una antorcha. Iluminó hacia el suelo. Vio que no había nada. Él esperaba encontrar algo parecido al tesoro de Tutankamón. Su decepción fue mayúscula. Empezó a soltar palabrotas en árabe. '¡Pero Alí, mira, las paredes están pintadas!', dije yo. Iluminé con mi linterna una pared y otra, llenas de textos. Vi una golondrina, un cocodrilo... jeroglíficos, una columna tras otra. No podía creerlo. Y en el techo, una diosa pintada, Nut. ¡Allah akbar!, Alá es grande, exclamó Alí, y se puso a llorar. Yo también".
Galán explica que en el primer momento de conmoción no sabía qué era todo aquello. "Apenas podía respirar". Poco a poco se serenaron. "Vimos que las paredes de la cámara estaban cubiertas con jeroglíficos cursivos, no pintadas. Textos del Libro de los muertos. Con Andrés Diego observamos que en las inscripciones estaba el nombre de Djehuty intacto, cuando en el resto de la tumba había sido concienzudamente borrado para condenar su memoria. También leímos el nombre de su madre, Dediu -que ya conocíamos- y, por primera vez, el de su padre, Ibuti. Esto es extraordinario, porque puede decirnos mucho de los orígenes de Djehuty. El nombre del padre está escrito fonéticamente y parece extranjero. A diferencia de los nombres egipcios, no significa nada. El escriba lo escribió tal como suena y por eso hay algunas variaciones. No incluye más título que el genérico de 'dignatario', lo que es raro para ser el padre de alguien tan importante como Djehuty, Supervisor del Tesoro y de los trabajos de los artesanos".
Un botín inesperado
Junto a la cámara ilustrada, el otro portento de esta campaña es el oro. "Las joyas de oro, siete pendientes, aparecieron al final de la campaña". Como en cada campaña, el espíritu de Djehuty ha procurado sorpresas a los investigadores. "Yo esperaba encontrar el ajuar funerario de Djehuty, su sarcófago, su momia. Todo menos el oro, que es lo primero que se llevan los saqueadores. Ha ocurrido lo contrario. El ajuar ha desaparecido, excepto fragmentos de cerámica, pero hemos hallado el oro".
"Es difícil reconstruir la escena del crimen", comenta. Es raro que los ladrones dejaran oro. A lo mejor los que entraron -porque sabemos que la cámara fue visitada- no lo eran. Es difícil establecer una película coherente de los hechos, porque en cambio no se borró el nombre de la cámara que hemos encontrado. Es un puzzle que toca resolver".
En la antecámara, para liarlo más, se ha encontrado un trozo de periódico árabe de 1898, lo que apunta al equipo de alguno de los investigadores europeos que estudiaron someramente la tumba -Spiegelberg y Newberry-. La momia no ha aparecido. Quizá fue destruida. "Estamos estudiando los huesos hallados en la antecámara para saber cuántos individuos fueron enterrados y cuándo". Galán no cree que exista otra cámara ignota tras la hallada.
¿Haber encontrado la cámara y el oro pero no la momia y el sarcófago de Djehuty le produce a Galán una sensación agridulce? "Siempre he dicho que más que el tesoro de Djehuty yo quería su biblioteca. Y eso es lo que tenemos, escrita en la pared. Si me dan a elegir entre el ataúd y la momia o la pared escrita me quedo con la pared. Ése es nuestro tesoro".
Es verdad que Carter siempre mostró su decepción por no haber encontrado papiros ni textos largos en la tumba de Tutankamón. La cámara escrita, recalca Galán, es excepcional. Sólo se conocen cuatro de la época. Se inspira en modelos antiguos y es a la vez innovadora. Lo usual entonces era poner los textos funerarios en papiros en la tumba, no escritos en la pared. Hay que estudiarlos aún, pero Galán adelanta que hay significativas aportaciones en los textos de Djehuty. "En un pasaje final del capítulo 125 del Libro de los muertos reproducido se enumeran las partes del cuerpo y se las asocia a una divinidad concreta, cada una incluyendo el nombre de Djehuty".
El egiptólogo, que ayer presentó los hallazgos en la sede de la Fundación Caja Madrid, patrocinadora del Proyecto Djehuty, está feliz. Han vuelto a tener "una guinda". "Nuestro trabajo estos ocho años ha deparado una sucesión de sorpresas. Esto es un clímax, el no va más, pero ahí está la tumba de Hery, una maravilla, y nos esperan sin duda otros hallazgos y otros trabajos excitantes. Hay mucho aún por hacer".
Otros tesoros de Dra abu el-Naga
- La tabla del aprendiz. Tablilla de madera con estuco en la que aparece dibujado, en boceto, el insólito retrato de un faraón de frente.
- El enterramiento de Iqer. Ataúd y momia de un individuo de la dinastía 11 -2.000 años antes de Cristo- con arco y flechas.
- Un trozo de lino de momificación que luce la fecha del año 2 de Amenofis II.
- La delicada ofrenda floral hallada en el patio de la tumba de Djehuty.
Babelia
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