Mujeres al borde de Broadway
Uno de los musicales más esperados de la temporada adapta la famosa comedia de Pedro Almodóvar en el escenario del Lincoln Center de Nueva York
Mujeres en apuros, con mal de amores, una casa delirante con gallinas y conejos en la terraza, una portera testigo de Jehová, una malvada abogada matrimonialista, un amante traicionero, terroristas chiítas, el mambotaxi equipado con colirio y un irresistible gazpacho aliñado con tranquilizantes son algunos de los ingredientes que Almodóvar reunió en 1988, en la película Mujeres al borde de un ataque de nervios. Su mezcla, disparatada y tierna, cautivó Nueva York, una ciudad que conecta como pocas la neurosis y el humor. Más de 20 años después, Pepa despechada, la desesperada Candela y los demás personajes de la película dan el salto a los escenarios de Broadway, en uno de los estrenos más esperados del año, de la mano de Bartlett Sher, director residente del Lincoln Center, estrella del momento, con pedigrí alternativo y operístico y un Tony el año pasado en South Pacific.
"Pedro nos explicó la película plano a plano", dice el director de la obra
Desde finales de agosto los ensayos progresan a ritmo frenético para llegar a la fecha del estreno, el próximo 5 de octubre. Es la última fase de un proyecto que arrancó hace tres años cuando Jeffrey Lane, autor del libreto y admirador desde hace décadas del director manchego, buscó una comedia para adaptar como musical junto al compositor David Yazbez. No encontró nada en el panorama estadounidense y pensó en cine europeo e inmediatamente en Almodóvar. "Tiene una imaginación salvaje y sus películas no tienen una narración lineal, pero lo más importante es que reconoce la excentricidad de cada uno de sus personajes y la respeta. Eso es de una enorme generosidad", apunta en conversación telefónica. El acuerdo tardó un año en cerrarse y aunque Pedro Almodóvar no está directamente implicado, ha asistido a los talleres de revisión del libreto y les ha prestado su ayuda. "Vimos la película con él y nos la explicó plano a plano", dice Lane.
El texto del musical incluye escenas que no aparecen en la película y así muestra a Candela con el terrorista chiíta del que busca refugiarse en casa de Pepa, o el juicio en el que la perturbada Lucía logra salir del sanatorio mental. "Las emociones son universales", apunta Lane. "No hemos querido hacer una traducción americana de la historia, sino simplemente convertirla en un musical. Pedro nos dijo que hiciéramos algo nuevo".
La novedad no tiene por qué significar traición y por eso la fidelidad al trabajo original se materializa en muchos guiños y detalles. En abril, el diseñador de los decorados, Michael Yaergan, acompañado de todo el equipo creativo, visitó de nuevo Madrid, ciudad en la que vivió un año como estudiante a mediados de los sesenta. El fotógrafo Juan Gatti -histórico colaborador de Almodóvar que ha diseñado también el cartel del musical- les ayudó a desentrañar la estética del cineasta. "Las películas de Pedro tienen algo muy abstracto, el color es fundamental Y Gatti nos ayudó mucho", apunta Yeargan. Sobre el escenario, sus decorados recrean el Madrid posfranquista y el universo de estas nerviosas mujeres. El mambotaxi de Broadway, aunque solo es un esqueleto, tiene fantas y revistas españolas de la época. La portería de Chus Lampreave también tiene su sitio y tampoco faltan los animales de la terraza de Pepa, aunque en menor número. El telón antes de subirse y dar paso a la función muestra una antigua ficha de una receta de gazpacho.
Para plasmar el frenético dinamismo ha puesto sobre el escenario un par de cintas mecánicas por las que pasean los actores. El vestuario, creado por Catherine Zuber, tiene referencias directas a la película como la blusa de lunares y el traje rojo de Pepa o el abrigo de leopardo de Lucía. "Almodóvar comprende de una manera muy especial a las mujeres y esto también se traduce en su estilismo", dice Zuber.
¿Cómo convertir en baile el loco día en la vida de Pepa? El coreógrafo Christopher Gatelli ha creado cinco números. "Hay elementos de flamenco, de tango, de pasodoble y de movimientos de los sesenta", explica. "Como Pepa, he intentado meterlo todo en la batidora. Las canciones capturan el estado anímico de los personajes". El principal reto dice que ha sido no sucumbir al look de Broadway. "Almodóvar te fuerza a pensar e ir más allá de las convenciones".
Babelia
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