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Indicios de que es falso el 'Cáliz de Antioquía' expuesto en Nueva York

El supuesto Santo Grial parece haber sido fabricado este siglo

El célebre Cáliz de Andoquía, que se expone en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y que algunos expertos consideran como el vaso sagrado en el que Jesucristo bebió el vino en la Última Cena, no es, al parecer, más que una falsificación hecha a principios del siglo XX. La revista Arte y Antigüedades ha revelado en su último número que la copa de plata labrada (que para algunos no es otra que el Santo Grial de las leyendas medievales en el que fue recibida la sangre que brotaba de las heridas de Cristo), fue fabricada por un falsificador grecochipriota, Constantin Christodoulos, en 1910, fecha de su supuesto descubrimiento en Antioquía (Siria).

El Metropolitan Museum de Nueva York, que fechó la copa entre los años 350 y 500 después de Cristo, adquirió esta pieza, que se encuentra expuesta actualmente entre la colección siria del museo, en 1950. Un portavoz indicó el pasado sábado que por el momento no hay pruebas que confirmen las afirmaciones de la citada revista norteamericana. Según esta publicación, un grupo de anticuarios sirios establecidos en París, los hermanos Kouchakji, adquirieron la copa en 1912, habiéndola obtenido de manos de un grupo de campesinos árabes que la desenterraron de un pozo en la localidad e Hma (Siria). Pero, afirma Arte y Antigüedades, es un hecho que los hermanos Kouchakji eran primos de Christodoulos.

El artículo cita particularmente a un responsable del British Museum de Londres que afirma haberse encontrado con Christodoulos en Damasco en 1938. Entonces, al parecer, confesó en su presencia y la de un diplomático francés -el conde Stanislas Ostrorog- que él había forjado el famoso vaso.

Santa reliquia

El Cáliz de Antioquía se hizo muy popular durante los años veinte y treinta en Europa, siendo el centro de muchas exposiciones, especialmente la de arte bizantino en el Louvre en 1931. En 1933 fue expuesto por primera vez en Estados Unidos, en la ciudad de Chicago, como una de las reliquias más santas del mundo.

A pesar de que desde un principio se crearon divisiones de opinión con respecto origen de este cáliz, nadie hasta el momento lo había calificado de falso. Arte y Antigüedades señala que desde entonces no se ha efectuado ningún examen químico ni radiográfico del cáliz con técnicas modernas, y sugiere al Metropolitan Museum que abra una investigación en relación a este tema.

La historia

El Cáliz de Antioquía forma parte del llamado Tesoro de Antioquía. Desde su supuesto descubrimiento se alzaron voces autorizadas manifestando sus dudas sobre el origen y la procedencia de esta particular pieza, estableciendo una polémica que se apagó con los años. La historia del descubrimiento, relatada por el cónsul inglés de Hama (Siria), fue confirmada más tarde por el después comisario general de antigüedades en Siria, Eustaquio de Lorey. Este último fue quizá uno de los pocos que dudaron desde un principio de la autenticidad del cáliz, aunque después de interrogar a múltiples testigos terminó convencido de ella. Su testimonio fue el siguiente: "Construyéndose un pozo en un jardín cerca de Hama, los obreros que estaban excavando abrieron un nicho en la pared del fondo para salvarse de las piedras que caían de lo alto. Allí apareció una cavidad, en la que estaba lo que se llamó después el Tesoro de Antioquía. El tesoro fue vendido a un anticuario local, y éste lo llevó a París, donde lo compró el acaudalado mercader armenio de Nueva York Fahid Kouchakji".

El tesoro

El tesoro que adquirió Kouchakji estaba compuesto por una cruz, una copa (ambas con inscripciones), tres tapas de libros en plata repujada con figuras de apóstoles dentro de un marco, y el cáliz. El Cáliz de Antioquía es doble, con una copa de plata casi hemiférica que se encuentra envuelta por otra de su misma forma, también de plata, pero ya dorada, que la guarda, protege y embellece. La copa interior no tiene ninguna indicación o letrero, por lo que hizo sospechar que se trataba de la copa que utilizó Cristo en la última cena. La copa exterior está repujada con relieves que representan, entre vides y pámpanos, a ocho apóstoles y a Jesucristo, representado dos veces.

San Pedro está representado a la manera tradicional, con barba y cabello rizado; San Pablo, calvo y con barba larga; San Mateo, joven; San Judas, viejo. El hecho de que Jesucristo estuviera representado dos veces fue considerado desfavorablemente por los primeros investigadores. Al parecer, el autor de esta pieza quiso representar a todos los apóstoles mirando a Cristo, y de haber estado representado sólo una vez, la mitad de las figuras tendrían que haber estado de espaldas.

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