Fracasa otra vez, Sam
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo dedica una exposición a la "fallida" obra audiovisual de Beckett - El premio Nobel fue un precursor del videoarte
Con el mismo aire aterrador que la sonrisa sin gato de Lewis Carroll, la boca parlante de Yo no flota en la nada mientras se expresa como un torrente: "... echada... echada al mundo... este mundo... poca cosa... antes de tiempo... en ese mal... ¿qué?... ¿una niña?... sí... una niña pequeña... ¿Qué?... ¿Quién?... ¡No!... ¡Ella!". Sobre una pantalla de cuatro metros, el vómito de esta boca gigante -pieza clave de la obra fílmica de Samuel Beckett (Dublín, 1906-París, 1989)- invadirá la iglesia del Monasterio Cartujo del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, donde desde el viernes y hasta marzo se exponen repartidas por sus barrocas salas 10 obras para la televisión, el cine y la radio y una ópera creadas entre 1964 y 1988 por el premio Nobel de Literatura de 1969.
El autor supervisó 'Yo no' para la BBC y Juan Benet la tradujo al español
En 1964 rodó 'Film' con un Buster Keaton destruido por el olvido
Beckett no solo se adelantó a su tiempo con su teatro, también lo hizo con su idea de que la palabra enmudecía y que, precisamente por eso, el cine abría insospechados canales de comunicación. No se puede contar el silencio, pero se puede filmar.
Comisariada por Yara Sonseca y Javier Montes, Beckett Films no es un ciclo de películas (como el que dedicó el Reina Sofía en 2006), sino una exposición en la que se pueden pellizcar minutos de una y otra pieza. Beckett, explican los comisarios, surge como un precursor del videoarte y el performance de los años ochenta y noventa. "La versión de Yo no es, además, una rara oportunidad (no estuvo en el ciclo del Reina ni en la antológica del Pompidu) para ver la obra en su adaptación para la BBC de 1976, que fue supervisada por el propio Beckett y que está interpretada por su actriz favorita, Billie Whitelaw, en el papel de la boca", señalan Sonseca y Montes, que también han rescatado para la proyección sevillana la tradución al español que realizó en 1991 Juan Benet.
Únicamente Film, su película más conocida y más formal, de 22 minutos y 139 planos, se proyectará en sesiones programadas y no en bucle. Rodada en Nueva York en 1964 con un Buster Keaton destruido por el olvido y el alcohol, Film fue, a ojos de Beckett, un "interesante fracaso" que pasará a la historia por su primer plano de ojo de reptil de Keaton y por ese "¡Sssh!" con el que el viejo maquinista de la general ordena el silencio al que se reduce todo el diálogo de la película.
"Beckett quería escapar de la palabra", explica Javier Montes ante Quad, obra muda en la que cuatro personajes se desplazan sobre un tablero a ritmo de fuertes percusiones hasta agotar todos los posibles movimientos. "Beckett era obsesivo, perfeccionista. Con Film entendió que el lenguaje cinematográfico era otra cosa, se le escapaba de las manos, y quizá por eso se quedó colgado".
Probablemente si Joyce no se hubiera cruzado en su camino, Beckett hubiera seguido su idea juvenil de viajar a Rusia para estudiar con Eisenstein y Pudovkin. Pero la literatura tuvo más fuerza en el joven irlandés. Sin embargo, la vejez del hombre que proclamó "Nada más nunca. Siempre lo intenté. Siempre fracasé. No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa mejor" estuvo más atenta al espacio acotado de una pantalla que el de un papel. De Geister-trio, tristísimo paseo por una habitación donde nadie espera nada, solo una presencia que escucha el Trío para piano y cuerdas op. 70 nº 1 de Bethoveen a Nur noch Gewölk, donde se agarra a un verso de Yeats ("La muerte del brillo de unos ojos que una vez nos quitaron el aliento") para hablarnos de la pérdida, del desvanecimiento, del silencio de lo amado.
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