Dramático cuento infantil

El cine infantil, tanto el sólo protagonizado por niños como el directamente dirigido a ellos, abunda poco y además suele estar tan lleno de buenos sentimientos, de blandenguería, que cuando aparece una película que se sale de estas características hay que tenerla muy en cuenta. Más en el caso de La fuerza de la ilusión, que además narra un dramático cuento infantil con garra y eficacia, gracias a un atractivo guión y a dos pequeños actores excepcionales.El guión, de David Mickey Evans, cuenta la historia de dos hermanos de once y ocho años, respectivamente, y de cómo en 1969 recorren Estados Unidos desde Nueva Jersey hasta California en compañía de su madre, reciente divorciada, para ir a parar a manos de un padrastro borracho que pega al pequeño. El hecho de estar narrado, una vez pasado los años, como un cuento por el mayor de sus hijos, acredita, por un lado, el tono de narración infantil, y, por otro, hace más verosímiles los miedos, los fantasmas y las travesuras de la infancia.

Cambio de director

Comenzada a rodar por el guionista David Mickey Evans, que también es uno de los productores ejecutivos, en unión del actor Michael Douglas y Rick Bieber, su falta de experiencia y la dificultad del proyecto que tiene entre manos le hace abandonarlo y comienza a rodarla desde el principio Richard Donner, que también interviene como coproductor.Especialmente conocido por Superman (1978) y la violenta serie Arma letal, en su calidad de artesano, Richard Donner también hace otro tipo de producciones de menor envergadura, pero que siempre valen lo que el guión en que se basan. Así ocurre en Lady Halcón (1984) y en La fuerza de la ilusión, posiblemente su mejor trabajo, en cuanto a un guión interesante se unen unos buenos actores y un presupuesto normal que le da libertad, le aleja de las presiones de producción.

Lo curioso de este logrado cuento infantil, que muestra cómo dos niños reales, con una gran humanidad, se valen de su imaginación, su habilidad manual y su astucia al conseguir algún dinero para huir de la angustiosa situación que viven, el padrastro que les atormenta, es que en España no está recomendada para menores de 13 años. Quizá por la simpatía que destilan los niños, porque la violencia de la historia está latente, nunca es explícita, ni directa, y al padrastro nunca llega a vérsele la cara, y no existen efectos especiales. Hay que destacar el trabajo de ambos niños, tanto Elíjah Wood, que encarna al hermano mayor, como Joseph Mazzello, que da vida al pequeño, actúan como dos consumados profesionales.

Richard Donner, que anteriormente ya había trabajado con niños en Los Goonies (1985), un típico producto de Steven Spielberg destinado al consumo familiar, se muestra como un experto maestro en el arte de dirigirlos. Tanto por la perfección de sus gestos y movimientos como por la compleja modulación de sus voces.