Arte abstracto y accesos de cristal, 'sacrilegio' en St-Martin-in-the-Fields
La iglesia de Trafalgar Square renace tras una restauración de 45 millones de euros
Una espectacular vidriera cuya composición abstracta evoca la cruz de Cristo reflejada en el agua ha vuelto a inundar de raudales de luz la iglesia de St-Martin-in-the Fields, una de las más emblemáticas de Londres con sede en la frecuentadísima Trafalgar Square. La flamante estructura, que lleva la firma de la artista de origen iraní Shiraz Houshiary, ejerce de carta de presentación de la remozada planta del templo, objeto de una ambiciosa obra de restauración que lo ha mantenido oculto a ojos del público durante dos años.
Tras los bombardeos de la II Guerra Mundial se pusieron vidrios opacos
Una vez retiradas las vallas, la oleada de turistas dispuestos a desembarcar en la ciudad con ocasión del puente del Primero de Mayo podrá apreciar cómo este emblema de la arquitectura religiosa londinense es de nuevo merecedor de la reputación de "iglesia blanca", tanto por la recuperada iluminación natural en su interior como por las labores de limpieza de la fachada que han devuelto el brillo a sus piedras. El diseño de Houshiary -finalista del prestigioso Premio Turner de arte contemporáneo- reemplaza a los opacos vidrios de colores que se instalaron en el templo a raíz de los daños sufridos durante los bombardeos alemanes de la II Guerra Mundial. Y devuelve la luz sobre el refinado trabajo en escayola de los techos -en contraste con la madera oscura de bancos y púlpito-, como preveía el diseño original de la iglesia, de culto anglicano aunque concebida por el católico escocés James Gibbs en el siglo XVIII.
"Se ha conseguido un espacio de recogimiento en una de las zonas más bulliciosas de la ciudad", explica el arquitecto Eric Parry, quien encabeza un proyecto de renovación que también ha tenido muy en cuenta la condición del enclave como uno de los más visitados de la plaza de Trafalgar. La inversión de 45 millones de euros -sufragados con la lotería nacional y generosas aportaciones de donantes privados- ha permitido añadir un paseo subterráneo en la cara norte de la iglesia, al que se accede desde un pabellón circular acristalado que ha tomado como referencia la pirámide del Louvre y que ha causado hondo impacto entre los asiduos a Saint-Martin. Remata ese espacio una rotonda -también de cristal- que hace las veces de mirador en contrapicado de la torre que remata la iglesia, cuyo pináculo es más alto que la famosa columna de Nelson.
Ese universo subterráneo incluye ahora una sala de ensayos para los músicos que ejecutan los celebrados conciertos de St-Martin-in-the-Fields, un recinto para la nutrida comunidad china con la que cuenta la iglesia y un nuevo acceso a su Café de la Cripta, uno de los polos de atracción turística.
El pasillo del subsuelo conecta, asimismo, con el magnífico edificio colindante, obra del arquitecto John Nash, que consagra su obra social a la asistencia de los sin techo. Los responsables del plan estiman que la iglesia recibe unos 700.000 visitantes cada año, una cifra que las nuevas instalaciones pretenden aumentar ostensiblemente, pues ahora resultan mucho más accesibles en la esquina noroeste de la plaza.
Una ceremonia religiosa presidida por el príncipe Carlos prevé inaugurar la próxima semana el remodelado recinto, que volverá a reivindicarse como uno de los principales espacios de conciertos de Londres, alojando a mediados de mayo los Encuentros Barrocos, uno de los eventos musicales más importantes de la temporada.
Babelia
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