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Árbol cinealógico: La red social

Mientras Internet ya es una realidad que ha transformado la vida de media humanidad, en el cine se lo siguen pensando. Repaso a la venenosa relación entre cine y la red de redes.

De La red social, lo último de David Fincher, ya se ha dicho casi todo, en cambio del mundo de la red en el séptimo arte queda mucho por decir. La -entrecortada y problemática- relación entre cine e Internet ha dado de todo: malo, bueno y regular. Repasamos que se ha visto y oído en la gran pantalla sólo para comprobar que, como decía el poeta, "todo está por hacer y todo es posible". Ahondemos pues (libremente) en el tema.

Juegos de guerra (1983) fue la primera aventura de Hollywood en el incipiente mundo cibernético se convirtió de inmediato en película de culto y catapultó a Matthew Broderick al estrellato instantáneo. Internet aún estaba en pañales y los módems hacían el mismo ruido que una locomotora pero el resultado final de la combinación era bastante notable (para el estándar del cine con vocación teen de aquel entonces). El quid de la cuestión era que el personaje de Broderick estaba a punto de provocar la tercera guerra mundial al ponerse a trastrear con el ordenador que manejaba la defensa nacional estadounidense. Acompañaba al pirata informático una preciosa Ally Sheedy, emblema después del cine adolescente. Dirigía John Badham, en sus buenos tiempos.

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Esta vez la cosa se financiaba mayoritariamente con capital inglés afincado en Hollywood: Hackers, (1995) subtitulada en España con el aclaratorio "Piratas informáticos" fue masacrada por la crítica por su absurda trama y lo plano de su reparto. Sin embargo, años después, culto al canto. A día de hoy es casi un clásico del cine malo, un divertimento estupendo donde asoman las jetas de una jovencísima Angelina Jolie (su peinado en el filme merecería un párrafo aparte) con su noviete por aquel entonces Jonny Lee Miller. Dirigía un desconocido llamado Iain Softley, que sigue siendo desconocido a día de hoy. La película por cierto narraba las andanzas de un grupo de corsarios informáticos dispuestos a todo para frenar las ocurrencias de un villano de pandereta y patinete. Sin más... pero de culto.

En La red (1995) una señorita de moral dudosa (legalmente hablando) caía en su propia trampa después de que unos malvados la borraban del mapa utilizando la magia de Internet. Cuando la joven en cuestión (Sandra Bullock) ve que ya no existe empieza una carrera contra reloj para volver a recuperar su identidad (que tampoco era gran cosa a decir verdad). El filme era malo con ganas, absurdo en su mayor parte y lleno de cháchara pseudo-informática que haría enrojecer a cualquier usuario de Windows pero a pesar de sus inexistentes méritos se hincho a ganar dinero y hasta acabó generando una serie de televisión, que era aun peor que su hermano de la gran pantalla. A los mandos del aparato estaba Irwin Winkler y acompañando a la Bullock un galán con comillas, el poco ponderado Jeremy Northam. Para arrancar a correr.

La primera incursión a toda mecha de un gran estudio en el mundo de Internet fue la (muy) olvidable comedia romántica Tienes un email (1998). Dirigida por la encomiable Nora Ephron con una ración extra de azúcar (un par de toneladas, por decir una cantidad redonda). Ephron trataba de repetir el éxito de Cuando Harry encontró a Sally (que escribió) y de Algo para recordar (que dirigió) pero la cosa no salió como esperaba y esta historieta sin importancia sobre un multimillonario-pero-muy-buena-persona y la humilde dueña de una librería que veía horrorizada como el primero se quería hacer con el barrio y cargarse su tiendecita acabó por ser un fracaso minúsculo (ganó dinero pero no el que se suponía que tenía que ganar). Al final el rico (Tom Hanks) se daba un homenaje y obsequiaba al público con una rotunda lección de capitalismo emocional: se lo quedaba todo, incluida la chica (la por aquel entonces bellísima Meg Ryan, antes de parecerse al Joker por obra y gracia de un cirujano algo zafio). La coña -cibernética- del asunto es que los tortolitos se comunicaban por email sin conocer sus respectivas identidades. No hay por donde cogerla pero eso sí, mails había, y muchos.

De Conspiración en la red (2001), dirigida por Peter Howitt y protagonizada por ese tipo debilucho y venido a menos llamado Ryan Phillippe (al que al menos acompañaba la siempre interesante Rachael Leigh Cook) sólo se pueden destacar dos cosas: primero el retrato despiadado que hacía del mundo de la informática en la era Microsoft, y segundo el personaje de Tim Robbins, un malo-malísimo que venía ser una combinación entre Bill Gates y la niña de El exorcista (con la pinta del primero y el carácter de la segunda) y que se comía la cinta con patatas. No hay mucho más que decir excepto que el título original (Antitrust) era bastante más clarificador que el español. El tiempo no ha tratado bien a la película (un cuento sobre un geniecillo que es contratado por una gran empresa sólo para descubrir que allí hay más mugre que en El nombre de la rosa) y a día de hoy parece un capítulo de Autopista hacía el cielo. Ya se sabe, el mal viaja rápido en la red y al cine nunca le ha sentado bien la velocidad.

Cuando reventó la burbuja de las .com (parece que somos la generación burbuja, con tanto reventón arriba y abajo) apareció Startup.com (2001) un producto firmado por Chris Hegedus y Jehane Noujaim que da buena cuenta de lo acaecido en Estados Unidos a finales de los '90 cuando parecía que Internet era no sólo la gallina de los huevos de oro sino la gallina propiamente dicha. En este documental se abordaba la historia de dos chavales que querían ser millonarios en diez minutos y su búsqueda de financiación de un proyecto que serviría para gestionar la economía de determinados organismos gubernamentales. Algunos bancos y fondos de inversión escuchaban con los ojos como platos y hasta les daban dinero... pero poco dura la alegría en casa del ahorcado y lo que podía haber sido una crónica del éxito se acabaría convirtiendo en una polaroid del batacazo. Así dejaban para la posteridad el testamento de toda una saga de incautos con carné.

Mala de solemnidad era Miedo.com (2002) la peliculilla de William Malone basada en una historia de Moshe Diamant (a saber que había consumido el señor Diamant cuando la escribió) sobre una web que mata a sus usuarios. Si el precepto tiene su aquel, el director y el guionista de encargan de rebajarlo hasta el infinito y más allá para acabar ofreciendo un filme que provoca vergüenza ajena . Lo más extraño es ver ahí metidos a nombres como Stephen Dorff o Stephen Rea, que hacen lo que pueden para otorgar algo de dignidad a este desvarío sobre los poderes diabólicos de la red y demás demonios. Eso sí, como comedia -involuntaria, obviamente- asegura un sinfín de carcajadas.

Ya tardaba la meca del cine en regalarnos una superproducción con terrorismo cibernético. El primer ejemplo de esta nueva corriente (al parecer de vida breve) fue La jungla 4.0 (2007) perpetrada por el realizador Len Wiseman y con un reparto en al que al habitual Bruce Willis daban la replica Justin Long y Timothy Olyphant, este último de infame delincuente/genio de la informática que decidía echar abajo el Capitolio, la Casa Blanca y al país entero dándole a la tecla y sin reparar en gastos. Naturalmente y como a John McLane lo de la tecnología se le escapa éste se hacía con las sabías manos del personaje de Long, un piratilla que sabe mucho de poco y todo de nada y que le acompaña arriba y abajo del país cargándose gente y derribando helicópteros con coches patrulla, todo muy correcto, sí señor. Al final el tremendo plan ciber-terrorista se desactiva a la antigua usanza: a tiros. Y es que donde esté una buena pistola que se quité todo. http://movies.foxjapan.com/diehard4/

Prometía grandes cosas Middle Men (2009), con reparto de lujo encabezado por Luke Wilson Kevin Pollack, , Giovanni Ribisi y el glorioso James Caan. La película ahonda en la historia del primer tipo que gritó "eureka" en la era moderna y que no fue otro que el hombre que unió las palabras "sexo" e "Internet" sin saber que estaba provocando un terremoto de dimensiones dantescas. En la película (basada libremente en hechos reales, como se suele decir en estos casos para evitar desagradables repercusiones legales) Internet se mezcla con tipejos sin escrúpulos, delincuentes con corbata, advenedizos profesionales y hasta la mafia rusa, en un cocktail que gustará a los amantes de las historias cibernéticas "bigger than life" y dejará impávidos a los que esperen un retrato más riguroso de una época de despiporre de la que -en realidad- sabemos bien poco.

Cartel de La red social
Cartel de La red socialEUROPAPRESS
Hablamos con los actores Jesse Eisenberg, Andrew Garfield y Justin Timberlake sobre interpretar a los nuevos amos del mundo en la películal <i>La Red Social</i> de David Fincher. Y hablamos con el guionista Aaron Sorkin sobre escribir una película que a pesar de hablar de Internet habla sobre algo mucho más universal: el poder. Estreno el viernes 15 de octubre.Vídeo: INÉS MUÑOZ/LUIS ALMODÓVAR

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