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Crítica:LA PELÍCULA DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En busca del Tintín perdido

Carlos Boyero

En algún momento de la proyección de Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio, las imágenes me parecen demasiado oscuras a través de esas gafas de astronauta que tengo que colocar encima de las mías. Me ocurrió lo mismo con las reconstrucción que hacía Tim Burton de las surrealistas aventuras de Alicia cuando atravesaba el peligroso espejo. Y veo en esa pantalla deformada, en brumas, que la luz es clara. También asisto por primera vez a un sistema de animación empleado durante toda la trama. Me cuentan que se llama captura de movimiento y consiste en que el ordenador graba y guarda los rostros y los movimientos de los actores y eso se convierte en la base del objeto animado. Algo que ya ocurría parcialmente con la figura del monstruo Gollum en El señor de los anillos y con el gorila King Kong en la última adaptación que ha hecho el cine de su temible y enamorado personaje. No puede ser casualidad que a esos dos monstruos, como en Tintín al capitan Haddock, los interprete el mismo actor. Se llama Andy Serkis y a este paso tendrá que aclarar en sus tarjetas de presentación que su arte consiste en traspasar su humanidad a los dibujos animados. Otros se definían en otras épocas como discípulos del Método o actores naturales. Será muy gracioso si prospera la moda capture motion intuir el desgaste neuronal que sufrirán los directores de reparto buscando a histriones de carne y hueso especializados en dar vida a dibujos animados.

LAS AVENTURAS DE TINTÍN. EL SECRETO DEL UNICORNIO

Dirección: Steven Spielberg. Intérpretes: Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Nick Frost, Simon Pegg, Toby Jones, Mackenczie Crook.

Género: aventuras animadas. Estados Unidos, Nueva Zelanda, 2011.

Duración: 107 minutos.

Los personajes, los escenarios, el tono y el ritmo recuerdan al célebre arqueólogo
Es una carísima y digna, aunque no memorable, película de aventuras
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"No pienso en el público; yo soy el público"

Que detrás de este experimento visual resuelto de forma tan brillante esté un director como Spielberg responde a la lógica. A los veintipocos años concebía el cine como el arte supremo del espectáculo, salas oscuras repletas de un público heterodoxo y masivo que se identificaba con las aventuras, los terrores y los sentimientos que mostraba la pantalla. Consecuentemente, su narrativa siempre se ha esforzado por encontrar metódos e imaginar historias en las que ocurran muchas cosas, revitalizar géneros, lograr que los espectadores de cualquier parte se olviden durante un par de horas de su realidad para vivir ficciones. Acercándose a la setentena constatas en Tintín que Spielberg mantiene sus inquebrantables principios, que aborda un nuevo proyecto con la misma ilusión y riesgo que cuando era joven, que busca en el 3D o en el sistema tecnológico que impongan los tiempos tramas protagonizadas por la acción, el vitalismo, la sorpresa, la tensión, el peligro.

Reconociendo esas permanentes vocación y amor, en algunas ocasiones la marca Spielberg se ha equivocado, el producto no estaba a la altura de las pretensiones iniciales. En otras, hablando de camioneros sin rostro, tiburones, extraterrestres, la guerra, el Holocausto y el espionaje, su talento y su sensibilidad han conocido el estado de gracia.

Me divierte y reconozco el mérito de la saga de Indiana Jones, aunque para mí jamás haya supuesto la cumbre del cine de aventuras. En Tintín el tono, el ritmo, la concepción de los personajes, los exóticos escenarios, los combates, la vibrante banda sonora de John Williams subrayando abusivamente las imágenes, me remiten continuamente a la narrativa y al estilo empleados en la creación del legendario arqueólogo. Y me asaltan las mismas sensaciones que al ser testigo de sus frenéticas aventuras. Me entretienen momentáneamente, me río con algún gag, admiro la vitalidad y la sabiduría de su creador, pero tampoco me dejan ningún poso, son un juguete divertido que no voy a guardar con mimo.

Observé tarde, poco y mal, cuando ya había perdido la infancia, los comics de Hergé. No he vivido la época conveniente para degustar ese universo que ha fascinado a tanta gente. No dudo de la maestría, la imaginación, la frescura que contiene la línea clara de Hergé, No sé si el adolescente detective, el borracho y alucinado Haddock, el fiel y aguerrido perro Milú, el mundo que describen esos tebeos posee alma, magia y poesía. Los expertos y los enamorados ancestrales aseguran que sí. Yo no percibo esos dones en la película Tintín. Solo constato una dirección primorosa, una carísima y digna aunque no memorable película de aventuras, un Indiana Jones en dibujos animados.

El capitán Haddock y Tintín, en su naufragio en <i>Las aventuras</i> de <i>Tintín. El secreto del Unicornio.</i>
El capitán Haddock y Tintín, en su naufragio en Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio.
El crítico de cine habla de la nueva película de Steven SpielbergVídeo: G. BELINCHÓN / P. CASADO / L. ALMODÓVAR

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