Recreo en el fracaso
La gente quiere reírse de los fracasados; sobre todo de los más fracasados que uno mismo. Sobre esta base se mueve la trama y el espíritu de Los managers, primer largo en solitario del habitual actor Fernando Guillén Cuervo, que ya dirigió con Karra Elejalde Año mariano (2000), un producto con pretensiones eminentemente comerciales que mantiene un firme poso de dignidad en su primera mitad, pero que naufraga cuando la historia abandona el naturalismo y la picaresca que guiaban su narrativa. La paranoia de gamberras intenciones en la que se adentra más tarde sepulta las posibilidades de una cinta que, por otra parte, desprende una notable solvencia en su producción.
Vehículo al servicio de dos jóvenes estrellas de la televisión, del aire de buena gente que desprende Fran Perea y de la gracia natural que posee Paco León, Los managers arranca con brío gracias a unas señas de identidad cercanas al Álex de la Iglesia de Muertos de risa y Crimen ferpecto, con sus ruines criaturas típicamente españolas, sus monos de feria catódicos y sus rastreras existencias detrás de los focos de la telebasura. Sin embargo, en una arriesgadísima decisión, Guillén Cuervo y sus guionistas (Miguel Ángel Fernández y Joaquín Górriz) introducen un par de tramas ancladas en terrenos más que movedizos: una alrededor de la inmigración, con la que tiene que lidiar Manuel Manquiña, y otra con una base militar estadounidense como escenario. Es entonces cuando hay que demostrar que además de incorrección política también se posee infinita gracia. Y no es así, lo que lleva a esta segunda mitad a estar más cerca del ridículo que de la locura narrativa.
LOS MANAGERS
Dirección: Fernando Guillén Cuervo. Intérpretes: Enrique Villén, Manuel Tafallé, Paco León, Fran Perea. Género: comedia. España, 2006. Duración: 105 minutos.
Babelia
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