Juegos colombianos
El letrero oficial, con letras de imprenta pintadas en la pared, dice: "Escuela Rural de la Pradera". El extraoficial, escrito justo debajo, con aerosol, remata: "El pueblo con las armas, vencer o morir". Así son las cosas en la selva colombiana. La guerrilla lo domina todo, a sus amigos y a sus enemigos, a los mayores y a los pequeños, incluso a la escuela, habitada por niños que, como los del salvaje Oeste americano, andan tristemente familiarizados con las pistolas y el calibre de las balas. El colombiano Carlos César Arbeláez nos los muestra en la muy meritoria Los colores de la montaña, una película en la que, de todos modos, la guerrilla y los paramilitares son el telón de fondo; sus protagonistas son los críos y su punto de vista siempre es el de ellos.
LOS COLORES DE LA MONTAÑA
Dirección: Carlos César Arbeláez.
Intérpretes: Mauricio Ocampo, Natalia Cuéllar, Hernán Méndez, Norberto Sánchez.
Género: drama. Colombia, 2010.
Duración: 90 minutos.
Como Bahman Ghobadi en Las tortugas también vuelan, de la que Los colores de la montaña vendría a ser algo así como su hermana más pequeña y optimista, los críos son el alma de la historia. Así, acudiendo de forma constante al recurso del fuera de campo para reflejar el territorio vedado para los ojos de los chavales, Arbeláez deja un poso de esperanza entre un tornado de machismo, violencia de género, presiones político-militares y desigualdades sociales, que son expuestas casi como hereditarias en los juegos de unos niños que no son sino espejo de sus mayores.
El único problema de la película es que, en ciertos momentos, se echa en falta un engranaje más férreo, tanto en su estructura narrativa como en las relaciones entre personajes, que provoque que el relato fluya de una forma más natural y no tanto a empellones. Una naturalidad que, de todos modos, viene contrarrestada por la explosiva fuerza interpretativa de su niño protagonista, Mauricio Ocampo, que mira a su balón de fútbol con la sinceridad del que solo tiene ojos para el verdadero eje de su existencia.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.