Ciudades de quita y pon
El CCCB analiza el influjo de las estructuras efímeras en las metrópolis
Los precarios tenderetes de los latinos de Los Ángeles, los restaurantes móviles de Hanoi, los carritos de los sin techo de Tokio, los cobijos de los inmigrantes, guardando cola, delante de la oficina de Extranjería de Barcelona... Cada vez hay más estructuras efímeras, que se injertan en el tejido de megaobras de las ciudades contemporáneas como respuesta a nuevas necesidades y exigencias, olvidadas por la mayoría de los arquitectos y urbanistas. Son intervenciones subjetivas e independientes, ocupaciones temporales del espacio público, que el arquitecto milanés Giovanni La Varra ha denominado post-it city, a la vez un concepto y una metáfora. Como los papelitos con franja autoadhesiva, que se pegan sobre cualquier soporte sin deteriorarlo, estas intervenciones no aspiran a la permanencia y no dejan huellas, pero son muy relevantes a la hora de analizar la realidad urbana desde un nuevo punto de vista.
Un equipo de comisarios, formado por Martí Peran, Filippo Poli, Federico Zanfi y el propio La Varra, ha reunido 78 de estas realidades extemporáneas y las ha convertido en casos de estudio para Post-it city. Ciudades ocasionales, una exposición que se presenta en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) hasta el 25 de mayo. A través de fotos, textos y vídeos, la exhibición despliega una cartografía de sueños y necesidades que plasma, según La Varra, "una ciudad que no se puede analizar con los sistemas de las disciplinas tradicionales, sino que requiere técnicas no habituales y nuevos códigos visuales y representativos para hacerse inteligible". El material que compone la exposición, disponible a través de la web www.ciutatsocasionals.net, ha sido producido en su gran mayoría para el proyecto, para ofrecer una aportación inédita al pensamiento urbanístico contemporáneo, que podría resumirse en tres post-it.
- 'Post-it' artísticos. Aunque la acción de Mathias Rust, el estudiante berlinés que en 1987 aterrizó con una avioneta en medio de la plaza Roja de Moscú, no ha sido catalogada como obra de arte, nadie le puede negar las características de la performance más genuina. Entre los casos de estudio surgidos en ámbito artístico se encuentran una película de Francesco Jodice que ilustra la vida cotidiana en São Paulo y un trabajo sobre alfombras, mantas y banderas, colgadas de balcones y ventanas como signo de identidad, realizado por Huseyin Alptekin, el artista que representó a Turquía en la última Bienal de Venecia. La obra, que se empezó en la ciudad de Estambul, se presenta en el CCCB con materiales añadidos recogidos en los barrios de Barcelona por Núria Güell y Raquel Friera. También destaca un proyecto de Tadej Pogacar, que recoge experiencias de venta ambulante en varias ciudades del mundo para examinar las influencias de las economías sumergidas en las relaciones sociales, culturales y políticas.
- 'Post-it' agresivos. Algunas intervenciones son motivadas por diferentes tipos de agresiones, marginaciones y discriminaciones, habituales en las sociedades occidentales. Es el caso de las puertas que se han abierto en el muro israelí de Cisjordania, que marca la frontera entre Abu Dis y Jerusalén; los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), una de las zonas más estériles y extremas del Sáhara; los cementerios habitados de El Cairo, y los talleres callejeros de Bogotá, donde se puede reparar cualquier objeto. Muchas investigaciones testimonian el desesperado uso del ingenio en contra de la miseria y la explotación, pero las más estremecedoras son las imágenes de los efectos personales de los inmigrantes afganos en París, encerrados en bolsas de plástico y colgados de las ramas de los árboles, a la espera de que sus propietarios vuelvan de su infructuosa búsqueda de trabajo, casa y mejores condiciones de vida.
- 'Post-it' barceloneses.
Barcelona, ciudad que dio inicio al proyecto Post-it city en 2005 con un taller en el Centro de Arte Santa Mónica, es la protagonista de diversos casos, que van desde la resistencia a los procesos de reurbanización, la escasez de vivienda, las disposiciones municipales sobre los usos del espacio público y la amnesia histórica, hasta las prácticas de ocio autogestionado como respuesta al ocio pasivo inducido por la industria del entretenimiento. Los refugios de los sin techo, la rápida y obligada movilidad del top manta y la naturaleza indomable de los terrenos baldíos y los huertos de periferia, que desafían los parámetros de la planificación urbana, son otras de las miradas transversales sobre una ciudad donde también hay sitio para el amor y el sexo, como demuestra el Mapa de la disidencia sexual, que documenta el uso íntimo del espacio público
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