El enigma de la 'mina de agua' de Ronda
Desconocedores de la ingeniería islámica, los conquistadores de Ronda relacionaron el pozo con baños de princesas
Las leyendas sobre la mina de agua que hay en la casa del Rey Moro de Ronda (Málaga) son fruto de la ignorancia que tenían los conquistadores cristianos acerca del funcionamiento y el fin de esta compleja obra de ingeniería. La mina permitía a los antiguos rondeños abastecerse del río Guadalevín, muchos siglos antes de que una rotura en el colector de aguas residuales de la localidad haya reducido este curso de agua a un charco pestilente. En el siglo XIV, al fondo de un pozo construido aprovechando una grieta natural de la roca, una noria horizontal extraía el agua, que era transportada a lo largo de 365 peldaños por una cadena humana de sirvientes.
En 1485 el marqués de Cádiz conquistó Ronda para los Reyes Católicos. Y cuando los atacantes descubrieron la mina, que en los últimos tiempos había sido usada como calabozo, encontraron allí varios prisioneros en un estado lamentable. Este hallazgo, unido al desconocimiento sobre la función y el mecanismo del ingenio, alimentaron las habladurías que dieron pie a las leyendas.
La más famosa cuenta que uno de los últimos reyes musulmanes de Ronda, Abomelic (personaje histórico que gobernó la ciudad en el siglo XIV) mandó construir la escalera que desciende por la mina para que su hija, de extraordinaria belleza, pudiese bajar hasta el río para bañarse fuera de la mirada de los rondeños. Los sirvientes de Abomelic habrían excavado los peldaños a razón de uno por día durante un año, lo que explicaría los 365 peldaños originales de la escalera, reducidos a poco más de 250 tras varias remodelaciones.
La leyenda de la princesa es, según los actuales propietarios de la casa, una tergiversación de otra leyenda sevillana que los colonos traídos a Ronda por los conquistadores cristianos habrían usado para explicar la función y finalidad de una obra que estaba fuera del alcance de sus conocimientos técnicos.
A partir de la conquista cristiana de Ronda, todo lo que tuviese que ver con la mina quedó envuelto en misterio. De ahí que, cuando en el siglo XVII se descubrieron restos de cal en sus paredes con inscripciones de cruces y grafitos con el nombre IHS (Jesucristo), muchos lugareños no tardaron en relacionar estas inscripciones con el supuesto cautiverio que habría sufrido un caballero cristiano entre los muros de la mina, cuando la ciudad aún se encontraba bajo dominio musulmán.
Hoy, la antigua instalación de abastecimiento de agua forma parte de la casa palacio del Rey Moro, situada en la cuesta de Santo Domingo. Aunque no se han hallado pruebas documentales de su construcción, sí que se sabe que la casa, de estilo neomudéjar, data del siglo XVIII. Tal vez influidos por las leyendas que circulaban sobre la mina de agua, los primeros propietarios de la casa, unos parientes de los marqueses de Salvatierra, colocaron sobre su puerta el retrato de un rey musulmán tal y como se lo imaginaban en la época.
La siguiente propietaria fue la duquesa de Parcent quien, harta de las leyendas que circulaban sobre la mina, mandó sellar el pozo y encargó al paisajista francés Forestier (1861-1930), diseñador del Parque de María Luisa de Sevilla, el trazado de los bellos jardines que hoy adornan la casa, una de las pocas obras andaluzas de este francés innovador.
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