Jessica Pishko, abogada: “La Administración Trump depende de los ‘sheriffs’ para imponer su agenda migratoria”
La escritora del libro ‘The Highest Law in the Land, How the Unchecked Power of Sheriffs Threatens Democracy’ explica cómo la mayoría de los alguaciles se han alineado y serán claves en los planes de deportación
La imagen más popular de un sheriff es de otra época. Un hombre solitario a caballo en el lejano oeste persiguiendo bandidos con su placa en forma de estrella en el pecho; o un hombre, siempre un hombre, con su sombrero de vaquero en una comisaria destartalada, que representa la única ley del lugar y bebe demasiado, pero protege a los más indefensos. Es una imagen bien cultivada y de la que los sheriffs actuales, todavía mayoritariamente hombres, también se creen representantes. En Estados Unidos son un mito y eso fue lo que atrajo a Jessica Pishko, abogada convertida en periodista convertida en escritora, a investigarlos a fondo y escribir un libro sobre ellos que fue publicado en septiembre del año pasado: The Highest Law in the Land, How the Unchecked Power of Sheriffs Threatens Democracy (La máxima ley del país: cómo el poder incontrolado de los sheriffs amenaza la democracia).
El trabajo de Pishko llega en un momento en el que los llamados “sheriffs constitucionales”, un grupo de alguaciles de extrema derecha que consideran que son defensores de lo que identifican como los valores fundacionales de Estados Unidos, se han alineado decididamente con el movimiento del presidente Donald Trump. En consecuencia pueden, en virtud de las particularidades casi arcaicas del cargo, terminar siendo fichas claves en la implementación de sus ambiciosos planes migratorios, en particular la deportación masiva de millones de personas.
Pregunta. ¿Qué diferencia a un sheriff de la policía municipal u otras fuerzas del orden locales?
Respuesta. Los sheriffs son diferentes porque hay uno electo en cada condado, independientemente de si la población es de dos millones o 200. Así que hay un poco más de 3.000 sheriffs en Estados Unidos, dentro de unos 18.000 cuerpos de seguridad a nivel nacional. Creo que alrededor de tres cuartos de los sheriffs hicieron el bachillerato en el mismo condado en donde fueron elegidos. Así que son muy locales. Se enorgullecen de ser una policía dirigida a la comunidad. Esa es la gran diferencia con los jefes de policía en la mayoría de lugares: esos suelen ser puestos por un concejo o el alcalde, así que pueden ser destituidos bastante fácil. Es muy difícil quitar a un sheriff una vez son elegidos.
P. Hay un mito alrededor de la figura del sheriff, ¿cómo se compara con la realidad?
R. Tienen un gran papel en mitos americanos como el “destino manifiesto” [la idea de que la expansión hacia el oeste de Estados Unidos estaba destinada]. Los sheriffs realmente fueron instrumentales como la única ley que había allí. Como resultado, la impresión de un sheriff es mucho más individualista y tiene muchos rasgos que creo que se asocian con Estados Unidos. Son independientes, no les gusta seguir las reglas, no les gusta hacer papeleo o seguir los procedimientos oficiales. Ellos creen que están haciendo algo más parecido a la justicia. Pero es en gran parte un mito, aunque creen en él, lo cual ha hecho difícil implementar normas sobre lo que los sheriffs pueden hacer o no.
P. Y dentro de esa lectura de su tradición, ¿qué es un “sheriff constitucional”?
R. Es el nombre que han adoptado un grupo de sheriffs que en rasgos generales profesan que la Constitución de Estados Unidos es el único documento que los gobierna, no las leyes estatales o federales. Y tienen una definición muy específica de la Constitución, solamente las primeras 10 enmiendas. El movimiento ganó popularidad al llegar Barack Obama, como parte de la reacción de la extrema derecha. Aquí es cuando creció a lo que es ahora, que es un movimiento mucho más mainstream. La coalición de Trump ha abrazado muchos aspectos del movimiento, así que diría que ahora es parte de la filosofía dominante de la mayor parte de sheriffs con tendencias a la derecha. Por tanto, aunque solo alrededor del 10% de los sheriffs dicen específicamente que están dentro del movimiento, el impacto es mucho más amplio: tres cuartos de los sheriffs están básicamente alineados con Trump y los actuales valores republicanos.
P. Básicamente, dicen estar por encima de la ley. ¿Hay alguna manera de que rindan cuentas?
R. Legalmente no es verdad. Todos los oficiales electos en Estados Unidos juran ante la Constitución. No hay nada especial en el juramento que hacen los sheriffs. Pero han sido capaces de hacer un argumento político y hacer que rindan cuentas es muy difícil. Su argumento es, “pues si no les gusta lo que estoy haciendo pueden votar por alguien más”. Y también usan eso para argumentar exitosamente que no deberían tener las mismas regulaciones que otros cuerpos; así que se han visto exentos de nuevas reglas para llaves de estrangulamiento, por ejemplo, o pueden distribuir sus recursos como quieran, entonces reciben financiamiento para hacer lo que quieran.
P. Algunos de estos sheriffs se están haciendo más conocidos. ¿Cuál es su objetivo?
R. La razón principal es que son políticos electos. Pero el mayor cambio es que muchos sheriffs se han alineado con Trump en los últimos 10 años. Y eso ha cambiado la política local. No solía ser el caso que tu sheriff local apoyara un candidato presidencial, pero con Trump llegó esta nueva energía. Tiene que ver con la gente que lo acompaña. Personas como Stephen Miller y Tom Homan, que realmente dependen de recurrir a los sheriffs de derechas para imponer su agenda. También ha ayudado a los sheriffs decir que apoyan a Trump. Y él, cuando hace mitines con ocho sheriffs uniformados detrás, les da una legitimidad de autoridad.
P. ¿Qué tipo de papel jugarán en los planes de la nueva Administración?
R. Las cárceles locales son un espacio muy interesante porque son controladas por los sheriffs, y ellos pueden decidir si colaboran con el ICE [Servicio de Inmigración y Control de Aduanas] y hasta qué punto. Estas cárceles suelen ser lugares donde la gente va después de ser arrestada y antes de ser sentenciada. Tienen a mucha gente que está esperando su juicio, o que acaban de ser acusados de un crimen y están esperando pagar fianza o salir en libertad condicional. Esa es una base de datos enorme, entonces las fuerzas de seguridad tienen acceso a información sobre quién está en todas estas cárceles, unas 3.000. El ICE no tiene muchos empleados en muchos sitios, entonces usa esta información. Generalmente, lo que sucede es que alguien potencialmente deportable es arrestado y los sheriffs notifican al ICE; esto realmente aumentó en el primer mandato de Trump y probablemente se disparará otra vez.
P. ¿Pueden los sheriffs actuar como autoridades migratorias?
R. Básicamente, y pueden transferir a la gente a detención migratoria sin tener que avisar al ICE. Durante Trump 1.0 muchos sheriffs dijeron que no querían colaborar con el ICE porque, como se entenderá, pedirle a la gente sus datos migratorios hace que sea menos probable que acudan a la policía. Ahora, Homan y Miller están preparados. En la primera ola de decretos, le congelan fondos a aquellos que no quieran colaborar y a las llamadas jurisdicciones santuario. Y también algunos Estados, como Texas o Florida, han pasado leyes que obligan a las fuerzas de seguridad locales a colaborar. De todas formas, antes la gente solo podía ser deportada por crímenes serios, y esos eran bastante raros. Ahora el Gobierno federal, con la llamada Ley Laken Riley, expandirá eso y muchas personas podrían encontrarse en medio del sistema de deportación.
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