Eva Mendes, la actriz que se convirtió en empresaria de estropajos y autora de libros infantiles: “Cuando tuve familia, la ambición pasó a ser en casa”
La intérprete, que lleva una década alejada del cine y centrada en sus dos hijas junto a Ryan Gosling, lanza su primer libro infantil, ‘Desi, mami y las infinitas preocupaciones’
Aunque siga siendo un rostro familiar, hace ya una década que Eva Mendes no se pone delante de una cámara. Pero es una verdad a medias. Porque la actriz, nacida en Miami de padres cubanos hace 50 años, puede que ya no haga cine, pero eso no la aleja del ojo público. Además de tener 6,5 millones de seguidores en su perfil de Instagram, —donde es muy activa y contesta con frecuencia a sus seguidores, cuenta su día a día o cuelga vídeos de antiguas estrellas de cine—, tiene sus quehaceres como madre, en los que está enfocada: su centro son sus hijas Esmeralda, de 10 años y Amada, de ocho (fruto de su larga relación con el también actor Ryan Gosling). También está inmersa en distintas facetas del mundo empresarial: es socia de una conocida marca de estropajos para lavar platos que se han convertido en un inesperado éxito viral; es imagen de distintas marcas —acaba de convertirse en protagonista de la campaña de invierno de Stella McCartney—; durante siete años fue diseñadora para una firma de moda, New York & Company, y, ahora, se ha lanzado al mundo editorial como autora de un libro.
La intérprete se estrena en esta nueva faceta de su vida con Desi, mami y las infinitas preocupaciones (Editorial Feiwel&Friends), un cuento lanzado el martes 17 de septiembre sobre la pequeña Desi, a la que su cerebro traiciona a la hora de dormir, pintándole monstruos inexistentes pero difíciles de eliminar. Su madre será quien la ayude a gestionar y entender que ella no son sus pensamientos. Escrito y publicado tanto en español como en inglés y con ilustraciones de Abbey Bryant, es uno de los proyectos más ilusionantes de la actriz, que admite sentirse feliz. “Sí, lo estoy, y estoy muy orgullosa de este libro”, relata en una entrevista con EL PAÍS el mismo día del lanzamiento. “Me siento muy emocionada con esto. No es como un trabajo... no sé, es algo tan personal y tan íntimo que me siento bien orgullosa”.
¿Por qué decidió lanzarse como escritora de libros infantiles? “Me encantan lo que se llaman picture books [libros ilustrados]. Es lo que leo con mis niñas. La chiquita tiene ocho añitos y la mayorcita ya cumplió 10 hace unos días, pero todavía les encanta cuando yo les leo, tú sabes, cuando van a dormir, por la noche”, desvela Mendes en español, con su acento cubano de Miami entremezclando algunas palabras en inglés. “Me gusta esa conexión. Ellas se calman un poco y entonces hablamos, porque en mi familia se habla de todo, y con mis niñas yo hablo de todo, de todo, de todo...”.
No es algo habitual escuchar hablar a Mendes sobre su vida familiar. Hace 13 años la actriz conoció a Ryan Gosling durante el rodaje de la película Cruce de caminos (The Place Beyond The Pines, en inglés), que ambos protagonizaban junto a Bradley Cooper y Ray Liotta. Entonces interpretaban a una pareja, una camarera y un ladrón de bancos, que acababa de tener un bebé. La historia de amor traspasó la pantalla y desde entonces han permanecido juntos, aunque con escasísimas apariciones en público; de hecho, solo una en la alfombra roja del festival de Toronto en 2012 para presentar dicha película. En 2014 Gosling escribió y dirigió Lost River, que también protagonizó, de nuevo junto a Mendes, en el que fue el último trabajo de ella en el cine. En septiembre de ese año tuvieron a su primera hija, y en abril de 2016 a la segunda. Desde entonces, más allá de unos pocos momentos captados por los paparazis, no se les ha vuelto a ver juntos, aunque de tanto en tanto se hacen un guiño en sus discursos o en sus redes sociales.
Mendes recalca que sus hijas también son muy celosas de su vida privada. Su libro gira en torno al miedo como algo creado por el cerebro. La madre del libro le explica a Desi, la protagonista, que no somos nuestro cerebro, le da herramientas para entenderlo y confrontarlo. La idea viene precisamente de su hija mayor. “La cosa fue que mi niña, Esperanza, me dijo cuando tenía cinco añitos, que tenía un nombre para el cerebro de ella. Y el papá y yo, Ryan y yo, fue como... Whaaat!?”, explica la intérprete con su eterna sonrisa. “No quiero decir el nombre [que la niña le había puesto a su cerebro] porque ella es bien privada, a ella no le gusta nada, Oh my God! She is very conservative”, ríe en su spanglish habitual. ”Le dije: ‘Yo te prometo que no voy a decir el nombre. Pero, por favor, tengo que contar esto porque esto you know’. Eso lo empezó todo, yo no lo sabía en ese tiempo, hace cinco años. Pero eso me hizo algo a mí, porque cuando ella tenía un problemita o algo, unas preocupaciones, yo le hablaba y le decía: ‘Mira, Esmeralda, eso no eres tú, eso es tu cerebro, esos mensajes no tienen nada que hacer contigo’. Y ahí empezó la cosa, ella empezó la cosa”.
Mendes está encantada de promocionar su libro, e insiste en que nunca ha dejado de trabajar. El martes se paseó por los platós de televisión de Good Morning America y presentó su obra en una librería de Nueva York, pero asegura que no es un regreso. “Porque yo he trabajado todo el tiempo, no paré de trabajar, solamente paré de trabajar en las películas”, reflexiona. “Tú sabes, yo tengo una esponja para lavar los platos”, ríe, “y de verdad que [hacer] la publicidad para eso es la cosa más rara porque... o te gusta o no”, sonríe, dejando ver que es más fácil promocionar una historia inspirada en tus hijos que un estropajo. ¿Escribirá más libros? “No sé, porque hoy es el primer día, todavía estoy emocionada, ni sé lo que va a pasar, ni si va a gustar este, pero ojalá”.
40 películas
Después de pasar más de la mitad de su vida en Hollywood y de participar en alrededor de 40 películas, Mendes ha visto cómo ha cambiado el panorama. Junto a Salma Hayek o Eva Longoria, fue una de las primeras latinas de su generación en pisar fuerte y pedir cambios, un modelo de negocio diferente que las permitiera desarrollarse sin encasillarse. Ella tiene claro que la industria ha cambiado mucho y para bien desde finales de los noventa: “Cuando yo empecé, tenía 24 años, y casi no había nada si no eran [papeles] para una drogadicta o una mujer de la limpieza. Los papeles de mujeres latinas... Dios mío, horrible”.
“Me encanta porque yo fajé [trabajé] muchísimo por unos papeles que no eran para latinas, porque pensé: ‘Si yo quiero cambiar esto un poco, en mi parte chiquitica, tengo que fajar’. Yo siempre estaba como: ‘Quiero conocer a ese director, a esa directora, you know, quiero esto’. Pero no, ‘no es para latinas, no quieren una latina’, me decían. Y algunas veces me dieron el trabajo y otras veces no, pero lo intenté y lo intenté”, reconoce. También explica el momento en el que decidió que se había acabado tal esfuerzo: “Cuando tuve familia no quise fajar más. Todavía tenía ambición, pero la ambición era en casa. Pero yo siempre trabajo, me encanta trabajar”.
Como mujer y como latina —comunidad que supone una de cada cinco personas en Estados Unidos y alrededor de 36 millones de votantes—, y cuando queda apenas mes y medio para las elecciones que decidirán si la Casa Blanca la ocupa Kamala Harris o Donald Trump, es inevitable preguntar si cree que el voto de las mujeres, y especialmente de las latinas, es importante de cara a los comicios del 5 de noviembre. “Yo creo que es importante el voto de todos, de todos. Of course”, responde, sin perder la sonrisa, pero firme.
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