Las tres resurrecciones de Daredevil hasta ‘Born Again’: Marvel vuelve a sus orígenes tras varios volantazos televisivos

Al final de She-Hulk: Abogada Hulka, la serie daba un giro completo en plena batalla de monstruos hechos por ordenador. “Menudo desastre. Ninguna de estas tramas tiene sentido”, decía su protagonista (la actriz Tatiana Maslany) a cámara: “¿A vosotros os mola?”, preguntaba. De repente, la superheroína saltaba a golpes hasta traspasar el menú de Disney+ y llegar a las oficinas reales de Marvel para pedir explicaciones. “¡Hay ciertas cosas que tienen que pasar en una historia de superhéroes!”, le gritaba un guionista. Todo era un chiste de metalenguaje, pero sirve para encapsular los problemas argumentales y organizativos que ha vivido la marca desde que decidió lanzar hasta tres series anuales en su plataforma de streaming. Hoy, ese universo pedía un reseteo, volver a la simpleza, a Daredevil. Marvel regresa a sus orígenes televisivos con un héroe que pide su tercera oportunidad.

El origen debemos datarlo a 10 de abril de 2015, cuando Netflix estrenó su primera serie del universo Marvel: Daredevil. Disney no tenía entonces servicio de televisión por internet propio, así que subarrendó esta parcela de su universo de cine a la principal plataforma. Les cedían el poder para explotar a los superhéroes callejeros de Marvel que, aunque vivieran en un mundo con Iron Man o Thor, no tenían por qué cruzárselos, y ni siquiera mencionarlos. Iban por libre. Como Agents of SHIELD hacía con los espías en la tele en abierto. Así, al superhéroe ciego y sus tres temporadas en la oscura Cocina del Infierno de Nueva York le siguieron, con mejor o peor suerte, Jessica Jones, Luke Cage, Iron Fist, The Punisher y también The Defenders, una reunión a lo Vengadores clasificada como una de las peores obras que ha creado jamás Marvel.

De aquellos barros, estos lodos. La nueva Daredevil: Born Again (título de la magnífica saga de cómics de Frank Miller que significa, nada casualmente, renacido) llega este miércoles 5 de marzo, ahora sí en Disney+, para tratar de enmendar errores del pasado y devolver la magia que capturó la pelea infinita entre el abogado Matt Murdock (interpretado por el actor Charlie Cox) y el jefe del crimen neoyorquino Kingpin (Vincent D’Onofrio). Porque, durante esta década, ha pasado de todo en el mundo, y también en las oficinas del superproductor Marvel, Kevin Feige, que al ascender a presidente decidió que las tramas de cine y televisión debían ser una.

La mala suerte es ciega

Daredevil, conocido como Dan Defensor en sus primeros tiempos en España, ya llegó herido a 2015. Su versión cinematográfica a ritmo de Evanescence, donde se enamoraron los protagonistas Ben Affleck y Jennifer Garner, fue en 2003 uno de los primeros fracasos del imberbe cine de superhéroes. Tanto es así que, después de darse un golpe aún mayor con Elektra, 20th Century Fox dejó correr el tiempo, y los derechos revirtieron automáticamente a Marvel, sin peleas judiciales ni acuerdos monetarios. Como empresa independiente ya podía hacer lo que quisiera con uno de sus superhéroes más ilustres. Intentarlo en el cine parecía, sin embargo, otro suicidio, aunque su ambientación de crimen organizado la hacía perfecta para un presupuesto televisivo. Aquí no hacían falta los efectos digitales de los que se mofaba Hulka en aquella secuencia.

El plan atrajo a Netflix, a quien siempre le costó lanzar sus propias franquicias. El acuerdo era ideal, pero, entre tanto, en las oficinas de Marvel se cocía otra sangrienta guerra. Feige llevaba las riendas del cine, pero en televisión quien mandaba era el consejero delegado trumpista Ike Perlmutter, que había luchado contra Capitana Marvel o Black Panther. Su productor, Jeph Loeb, cortó una trama de Daredevil con asiáticos, por ejemplo, alegando que “a nadie le importan los chinos”. A tal nivel llegó la fricción que los de cine prohibieron cualquier referencia o cameo en las series. Algunos actores incluso interpretaron personajes distintos en el universo Marvel de cine y televisión.

También lo creativo empezó a fallar. La primera temporada de Daredevil fue aplaudida por la destreza visual de sus secuencias de acción, pero cuando perdieron al guionista Steven S. DeKnight se fue desinflando. Y eso que adaptaban una de las sagas más aplaudidas de la historia Marvel, la de Elektra. Las largas temporadas del resto de las series recibieron incluso peores críticas. Llegando al cenit con las artes marciales de Iron Fist, argumentalmente vacía y racialmente dudosa. En 2019, Netflix canceló todo, y a los tres años, los derechos de estas series adultas volverían automáticamente a Disney, trasladándose a su nueva plataforma.

El mayor acierto siempre fue el elenco. Como la elección de Jon Bernthal como Punisher, que vuelve en Daredevil: Born Again y rodará su propio especial de Disney+. Y los fans pedían el regreso del reparto. Algo que se hizo realidad cuando Charlie Cox se asomó en Spider-Man: No Way Home y como hombre objeto en la serie de Hulka (“Una mujer tiene necesidades”, decía ella). D’Onofrio hizo lo propio en las series Ojo de halcón y Eco. Su reunión era cuestión de tiempo, aunque su producción también ha sido solo apta para el hombre sin miedo.

La saturación de Marvel

Cuando los derechos del personaje regresaron a Marvel en 2022, la empresa era otra. Estaba sobresaturada de éxito. En 2021, la compañía estrenó cinco series originales, la mayoría con personajes del cine. En 2022, tres. Eran, además, series ideadas como películas largas que costaban cientos de millones por los efectos especiales. Disney+ debía adaptarse al plan del cine. Perlmutter y el equipo de televisión habían sido despedidos. También funcionaban como filmes. Tenían un director que podía cambiar cosas en posproducción y montaje, nada de showrunners. Una idea que creó monstruos de Frankenstein como Invasión secreta, regrabada por completo. Después del ímpetu inicial, la audiencia iba bajando y bajando, hasta rozar el suelo con Eco.

Tras rodar varios episodios de Daredevil: Born Again se dieron cuenta de que algo debía cambiar. En plena huelga de guionistas, Kevin Feige vio lo que se había rodado de este proyecto de 18 episodios, contaba The Hollywood Reporter, y decidió que no estaba funcionando. Habían grabado un drama legal, casi sin superhéroes, y él quería volver a la esencia de acción de Netflix, con el elenco original completo. Despidió a los guionistas y directores, y empezaron de cero. Pero, además, cambió el sistema de montaje. Tras lanzar más de 50 horas de programación, por fin se habían dado cuenta de que las series son series y no películas largas. Reconocían querer regresar a la “cultura de la televisión tradicional”, con mesas de guion, otra planificación y ambiciones más pequeñas. El guionista Dario Scardapane, de The Punisher, tomó los mandos y ahora lanza un golpe de efecto argumental y dramático que cambia el mundo del protagonista. Aviso: no es apto para nostálgicos. La primera temporada se ha quedado en nueve episodios.

Marvel llegó a tener 14 series en producción. Con Daredevil marca un nuevo camino, y comienza a limitar sus lanzamientos. El mandato viene impuesto por el consejero delegado, Bob Iger, que vio que estaban quemando barcos en Disney+ sin beneficios para nadie. En consecuencia, Marvel ha puesto en pausa proyectos como Nova, Strange Academy, Terror, Inc. y un derivado de Black Panther, pero todavía arrastra dos series este 2025: Ironheart y la parodia de Hollywood Wonder Man. Quizás a Hulka la volvamos a ver en cine, pero no en televisión. Y mientras el muy católico Daredevil vuelve a caminar por la cuerda floja y reza a San Stan Lee para que esta vez sí, todo acabe bien.