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Columna
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‘La caza. Guadiana’ el paisaje como coprotagonista

El cierre de la trilogía de Agustín Martínez confirma los valores por los que se ha convertido en un éxito entre las producciones policiacas españolas

Alain Hernández y Megan Montaner, en un episodio de 'La caza. Guadiana'.
Alain Hernández y Megan Montaner, en un episodio de 'La caza. Guadiana'.
Ángel S. Harguindey

Con La caza. Guadiana (TVE) se cierra, al menos de momento, la trilogía escrita por Agustín Martínez y que se ha convertido en un éxito entre las series policiacas españolas, con una producción solvente, una interpretación acorde con la trama y los suficientes medios dispuestos para su narración. Pero esta trilogía posee un valor añadido de agradecer: las excelentes localizaciones en las que se desarrollan las historias, y en ello se asemejan a la entretenida serie francesa de Asesinato en ..., en la que las regiones en donde transcurren las pesquisas de las policías para resolver los casos juegan un papel importante, además de mostrar la belleza de las mismas. Benasque y Cerler enmarcan la acción de La caza. Monterperdido, con todo el poderío del Pirineo aragonés. Valldemossa, Sa Calobra y el Puerto de Andratx son, básicamente, los espléndidos entornos mallorquines de La caza. Tramuntana. La tercera entrega se rodó en Sanlúcar de Guadiana, Ayamonte, Isla Cristina, Lepe o El Granado, potenciando la belleza natural de Huelva y ese esplendoroso Guadiana.

Los protagonistas de La caza, Megan Montaner, Alain Hernández y Félix Gómez pertenecen a la Unidad Central Operativa de la policía judicial de la Guardia Civil, encargados de resolver los asesinatos y desapariciones de las tres temporadas. Y aquí cabe señalar la evolución que la sociedad civil ha experimentado con respecto a las fuerzas de seguridad, evolución que se refleja en la trilogía: durante décadas la Guardia Civil, como la Policía Armada, eran consideradas las fuerzas represoras. Ahora son garantes de los derechos humanos, salvos casos aislados. Es la diferencia entre defender el orden establecido en una dictadura o integrarse en un sistema democrático, diferencia que, afortunadamente para ellos, los jóvenes nunca han percibido.

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