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Columna
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Asco

El desprecio de la tribu política hacia los intereses de la plebe alcanza cotas salvajes cuando, en medio del desastre general, se dedica a planear nuevas elecciones, mociones de censura, apaños sórdidos

El presidente de la Comunidad de Murcia, Fernando López Miras, junto con la vicepresidenta regional, Isabel Franco, y la diputada de Ciudadanos Valle Miguélez, en una rueda de prensa el viernes 12.
El presidente de la Comunidad de Murcia, Fernando López Miras, junto con la vicepresidenta regional, Isabel Franco, y la diputada de Ciudadanos Valle Miguélez, en una rueda de prensa el viernes 12.DIMA (Europa Press)
Carlos Boyero

Insiste cansinamente la tribu política cada vez que le colocan un micrófono en su desvergonzada boquita que su mayor preocupación es la gente que está sufriendo. También recuerdan con desgarro a los muertos. Lo último resulta innecesario, ya que estos no votan, son prescindibles a la hora de mantener su poder y sus invulnerables sueldos. Pero su desprecio hacia los intereses de la plebe alcanza cotas salvajes cuando en medio del desastre general, esperando el demorado antídoto contra el monstruo, con el terror a perder su trabajo y sospechando que no van a encontrar jamás uno nuevo, rotos y desesperanzados, aquellos que aseguran dedicar su existencia al logro del bien común se dedican a planear nuevas elecciones, mociones de censura, apaños sórdidos comprando supuestos rivales, llevando el permanente teatro hasta límites execrables.

Todo muy democrático, por supuesto. El voto del sagrado pueblo avala sus conductas y sus decisiones. Ni siquiera necesitan la certidumbre de aquel rey ilustrado en que hay que gobernar para el pueblo, pero sin el pueblo. El pueblo se la suda a sus arrogantes genitales. Al menos, que dejen de dar la matraca refiriéndose continuamente a él. Que solo lo hagan cuando se instalen las urnas, cuando se juegan el pan o el caviar.

Y recuerdo la libertaria utopía de Borges: “Con el tiempo mereceremos no tener gobiernos”. También el poema de Alberti Nocturno: “Manifiestos, artículos, comentarios, discursos. Humaredas perdidas, neblinas estampadas. ¡Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!”. Y mi subconsciente tararea la preciosa canción de Leonard Cohen, Bird on the Wire: “Como un pájaro en el alambre, como un borracho en un coro de medianoche, he intentado a mi manera ser libre”.

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