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Quinta Temporada
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una serie para el finde: La UE puede ser divertida incluso sin orgías

La francesa ‘Parliament’ es la respuesta de Europa a fenómenos como ‘Veep’, pero con más ternura

Eneko Ruiz Jiménez

Esta semana, Internet se llenaba de bromas por un titular: “Un eurodiputado de Orbán dimite tras participar en una orgía en pleno confinamiento por la pandemia”. De repente, la Unión Europea y Bruselas parecían un universo mucho más excitante de lo que jamás cupo en nuestra imaginación. Que el anfitrión de la fiesta sexual culpara a “orgías rivales” de dar el chivatazo pintó otra capa a una trama aparentemente sacada de Eyes Wide Shut. Algunos periodistas seguramente corrieron a pedir a su jefe el traslado a esa ciudad en la que llueve 200 días al año, se come mejillones con patatas y cuya estatua más visitada es un niño enano meando en una fuente encajonada.

Es verdad que en la serie Parliament, disponible en Filmin, no hay orgías, y ni siquiera unos buenos mejillones. Es más, se pasan gran parte de su primera temporada discutiendo sobre aletas de tiburón. Incluso con esos ingredientes, se ha convertido en lo más divertido que llegó desde el Parlamento Europeo en este aciago 2020. Al menos lo era antes de conocer la paradójica historia del ultraconservador húngaro.

“El problema de Europa no es solamente un déficit de amor, también es un déficit de presencia y visibilidad. Gracias a Veep, House of Cards o a El ala oeste de la Casa Blanca, todos estamos familiarizados con el sistema político norteamericano. Y eso que su federalismo no es más complicado que el de la UE”, explicaba el creador de esta comedia alocada, Noé Debré, a Le Figaro. Parliament es divertida y mordaz, y exprime todos los tópicos disponibles, pero estas bambalinas de la realidad resultan al mismo tiempo didácticas. Aunque parezca increíble para el género, con sus zancadillas, puñaladas y mala leche, la serie acaba defendiendo entre líneas los valores de la unión, y todo lo que el sistema aporta, mejor que cualquier político. Entre puro caos, colocar a la UE en el imaginario colectivo concede por sí mismo relevancia al organismo, una posición en la guerra cultural. Igual que, por muchas veces que veamos la Casa Blanca explotar en el cine, el Despacho Oval se mantiene como ese icono que tan bien encuadra en pantalla.

Póster de la serie 'Parliament'
Póster de la serie 'Parliament'Filmin (Filmin)

El joven asistente francés Sammy Cantor es nuestra entrada a este mundo burocrático y aparentemente aburrido. Y no tardamos en descubrir que la UE es una jaula de grillos de lobbies, funcionarios, eurodiputados ineptos y alguna nazi sueca, pero que en sus despachos también existen pinceladas de cariño. Incluso cuando se ve implicado en la lucha contra el finning (práctica por la que se arranca salvajemente las aletas a los tiburones), un tema tan ininteligible como la UE lo es para el ciudadano medio. Por suerte, pueden estar tranquilos los espectadores que crean que esto es un documental para enterados. Eso solo es una mera excusa, un macguffin, para que el espectador conozca cada estamento del organismo, de Bruselas a Estrasburgo, y para poder insultar un poco a los nobles españoles.

Pese a que no supiera que lo necesitaba, la UE merecía su propio Armando Ianucci (creador de Veep y The thick of it), y, aun así, Parlement (en su versión original francesa) no se deja llevar por las modas. Quien quiera encontrar políticos sin escrúpulos y bocas repletas de insultos, esta no es su serie. Esta es una sátira política conciliadora y dulce, más cercana a la clásica comedia de enredos (o screwball comedy) hollywoodiense como Luna nueva que al cinismo británico. Lo hace, además, apropiándose de uno de las grandes valores del continente: la diversidad lingüística. Se escucha francés, alemán e inglés, ingrediente ideal para malentendidos propios. A veces hasta se dignan al cameo del español y catalán, si bien la península Ibérica queda claramente ninguneada por los vecinos galos, lo que avergonzará a un Juan Carrasco llamado a ser un gran eurodiputado.

Peor parado sale el Reino Unido. La Unión Europea le devuelve su zarpazo en forma de sátira, ese elemento por el que siempre destacaron, dado que, tras años viendo cómo los británicos excedían en la comedia política —desde Sí, ministro (también disponible, e imprescindible, en Filmin) a The Thick of it—, la época post-Brexit nos ha dejado huérfanos de su mirada (ya preparan una serie de Boris Johnson en pandemia). Así, Parliament viaja años atrás en el pasado para tratar de ser la obra que retrate el Brexit en su punto álgido de locuras y mentiras. Rose, una ayudante británica, es nuestra entrada en el Reino Unido. Una mujer sumamente preparada que ve cómo su mundo se desmorona. Su eurodiputada era pro-Brexit, pero ahora se da cuenta de que eso la dejará sin trabajo.

La sinrazón de un movimiento convertido en surrealismo y tristeza, y, años más tarde, en comedia. ¿Quién necesita una orgía con estos elementos? Esta es la serie que no gustará a Orbán, ni a su ahora famoso diputado.

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Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

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