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Fastly: cómo una sola empresa ha provocado la caída de internet

Los incidentes como el de hoy son, de momento, relativamente breves, pero es probable que vaya a haber más

Vista de una página web que informa de los problemas para conectarse a la red tras el fallo que ha dejado este martes a decenas de páginas web en todo el mundo sin servicio.
Vista de una página web que informa de los problemas para conectarse a la red tras el fallo que ha dejado este martes a decenas de páginas web en todo el mundo sin servicio.Sergio Barrenechea (EFE)
Jordi Pérez Colomé

Un problema en una compañía de la nube, Fastly, ha provocado una caída múltiple en páginas y servicios de todo el mundo durante una hora: The New York Times, EL PAÍS, Amazon, Twitch, Paypal, Reddit, Stack Overflow y un largo etcétera no funcionaban o no podían ejecutarse bien porque un solo proveedor se había venido abajo unos minutos antes de las doce del mediodía, hora española. El incidente se resolvió en alrededor de una hora, pero dejó en el aire algunas preguntas inquietantes. La principal: ¿Cómo es posible que buena parte de una infraestructura como internet, que nació para evitar los problemas de los sistemas centralizados, se hunda por un fallo de una única compañía?

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Una primera respuesta sería porque Fastly ―una compañía estadounidense fundada en 2011 en San Francisco que cuenta con unos 1.000 empleados― tiene muchos clientes. La nube es donde se alojan los servicios a los que accedemos sin que estén en nuestro dispositivo: desde Gmail a Dropbox a cualquier página en internet o los aparatos que tenemos en casa, como Alexa o Google Home. Hay tres grandes compañías que controlan el mercado ―Amazon Web Services (AWS), Microsoft y Google― que dan facilidad para computar, hacer cálculos y ejecutar aplicaciones en sus servidores de la nube.

La lejanía geográfica de un servicio o de sus servidores centrales provocan el retraso en la entrega de un contenido a una persona que quiera consultarlo en internet. Por eso, existe un segundo nivel formado por otras firmas llamadas de red de distribución de contenido (CDN, por sus siglas en inglés) que acercan la nube a los usuarios que van a requerir los servicios de una página o una aplicación. Tres de las más conocidas son Akamai, Cloudflare o la propia Fastly.

La idea central de estas empresas es acercar a los usuarios los contenidos para que no hagan un recorrido tan largo. Fastly asegura en su página web que de este modo las empresas pueden ahorrarse “los altos costes de almacenamiento y ancho de banda, y reducir la carga de los servidores o la nube central”. Así se evitan largos tiempos de carga y se previenen además los picos de tráfico en determinados lugares. Fastly también ofrece servicios complementarios de imágenes o vídeo siempre con la idea de reducir tiempo.

Por ejemplo, si mucha gente de un lugar está entrando en un diario deportivo porque juega su equipo, el servicio que presta Fastly impide que la página se bloquee en otra ciudad. Esta es la razón por la que los medios son grandes clientes de este tipo de empresas y muchos se han caído con el fallo global de hoy. Otra posible ventaja de este servicio para las compañías es acercarse a sus clientes objetivos. Si una empresa colombiana que vende café tiene muchos clientes en Roma, alguna de estas empresas de distribución de contenidos alojará su página en la capital italiana.

Fastly logra así salvar picos de uso geográficos y descentralizar el tráfico. El problema se produce cuando el fallo lo tiene la propia compañía. Ahí ningún cliente se salva, como ha ocurrido hoy. Aunque es cierto que algunas empresas no han sufrido un fallo generalizado, porque solo contrataban con Fastly una parte de su servicio. En Amazon, por ejemplo, solo han desaparecido las fotos estáticas y en Twitter, los emojis y algunas imágenes, pero esto ha sucedido porque las empresas ya usan varios proveedores. En su caso, no encargan el contenido completo de su página a una única red de distribución.

Entonces, ¿por qué todas las empresas no reparten sus servicios entre varios proveedores? Algunas lo hacen, pero siguen recurriendo al final a las pocas compañías que dominan el mercado, tanto de la nube como de redes de distribución de contenido. “Las empresas no diversifican más porque es arriesgado”, dice Borja Pérez, socio de Transparent Edge Services, la única compañía española que da estos servicios comerciales. “Si añades más de una red de distribución de contenidos, al final es una capa de complejidad superior. No es lo mismo que apunten a una dirección que empezar a poner reglas sobre dónde debe ir el tráfico”. Y añade: “No creo que sea solo un problema de costes”.

En el caso de empresas de CDN, hay al menos dos obstáculos para que haya muchas empresas similares capaces de competir globalmente, según Nikolaos Laoutaris, investigador titular en Imdea Networks. “Primero, tienes que alquilar servidores en centros de datos de todo el mundo, tu cobertura debe de ser global y eso cuesta mucho dinero al principio. Segundo, los márgenes son muy pequeños y por esa razón hay pocos competidores y tenemos que poner muchos huevos en pocas cestas”, explica.

Tampoco es tan raro en el sector que haya pocas empresas dominando su especialidad. “Esta concentración pasa a menudo en este tipo de tecnología. A nivel europeo, por ejemplo, las operadoras tienen cuotas de mercado pequeñas en comparación. Mira en cambio las redes sociales o búsquedas. ¿Qué hacemos si mañana se cae Google?”, dice Laoutaris. Algo parecido ha ocurrido con Fastly.

Las caídas como la de hoy son, de momento, relativamente breves. Es probable que vaya a haber más. Cuando los ejecutivos se plantean duplicar sus servidores y la posibilidad de cambiar entre unos y otros instantáneamente, se dan cuenta de la complejidad del proceso y el aumento de precio. Y suelen echarse atrás. Hasta el siguiente fallo global, en que todo el mundo grite por qué su servicio no está accesible durante una hora. Las dos grandes caídas similares de servicios en la nube recientes fueron de Cloudflare en 2019 y 2020 y de Amazon Web Services (AWS) en 2017.

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

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