El brote medioambiental de un manantial gallego
Cabreiroá presenta su Proyecto Origen para transformar todo el proceso de envasado de agua en un negocio ecosostenible y neutro en carbono. A finales de 2021, su catálogo de envases será mucho más circular, reafirmando su propósito de generar un impacto positivo en el planeta, en la sociedad y en las personas
“Si quieres hacer del mundo un lugar mejor, mírate a ti mismo y cambia algo”, cantaba Michael Jackson en Man In The Mirror. Las grandes transformaciones empiezan siempre por pequeños cambios en las cosas cotidianas. Cada vez cala más en la ciudadanía la idea de que no hay planeta B y que hay que despedirse de aquellos productos o tecnologías que no permitan cuidar este. El sector de las aguas envasadas ya había recogido el guante en 2018 en el Compromiso ’2030 Naturalmente’, por el que se comprometía voluntariamente a incrementar la tasa de reciclado de las botellas de plástico PET hasta un 90% en 2025 y hasta un 95% en 2030.
Este acuerdo se adelantaba un año a la ley aprobada en el Parlamento Europeo prohibiendo los plásticos de un solo uso para finales de este año y estableciendo que los Estados tendrán que recuperar el 90% de las botellas de plástico en 2029. A su vez, la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética sienta las bases para adoptar medidas que apuesten por las energías renovables con el fin de luchar contra el cambio climático.
Aportar alternativas sostenibles
En unos años todas las empresas tendrán que implementar cambios en sus negocios para adaptarse al nuevo marco legal. Una carrera de fondo que Cabreiroá ya inició por su cuenta hace tiempo, liderando la transformación sostenible del sector del agua envasada. Porque un gesto tan simple como beber agua embotellada –en un restaurante, en casa, en la máquina de vending de la oficina, en la calle en un día de calor…– puede generar un enorme gasto en materias primas y una huella de carbono en su envasado y transporte inasumibles para el planeta. Salvo que el consumidor cuente con alternativas circulares y sostenibles.
Porque en esa sostenibilidad va en juego la supervivencia misma de la vida en el planeta. Científicos del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático alertaban en la revista Nature de que el cambio climático acerca al planeta a un peligroso punto de no retorno. Ya es palpable que la acumulación de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera fruto de la actividad industrial están aumentando la temperatura global. La deforestación hace que bosques que antes eran ‘sumideros de carbono’ ahora no sean capaces de neutralizarlo. Un escenario casi apocalíptico que los humanos aún estamos a tiempo de revertir.
El origen de la solución
En 1980 toda la basura iba al mismo cubo, la gasolina llevaba plomo y la contaminación ambiental se entendía como un peaje necesario para el progreso. Hoy el ciudadano echa los plásticos al contenedor amarillo, empieza a sustituir el coche de gasolina por la bicicleta o alternativas de movilidad más sostenibles y busca la eficiencia energética dentro de su propio hogar. Ese mismo proceso de conciencia medioambiental también cala en las empresas envasadoras de agua que empiezan a hacer sus deberes para neutralizar su propia huella de carbono y avanzar hacia la circularidad. Proporcionar alternativas sostenibles.
El Proyecto Origen es un gran paso al frente de la compañía para liderar el sector en su apuesta por la sostenibilidad. Nuestra actividad debe generar un impacto positivo en el entorno, en nuestro planeta, en la sociedad y en las personasFrancisco Ucha, director general de Hijos de Rivera
Así surge el Proyecto Origen, un ambicioso programa integral con tres ejes: disminuir la huella ambiental de su actividad, mejorar la circularidad de sus envases y participar en el activismo medioambiental. “El Proyecto Origen es un gran paso al frente de la compañía para liderar el sector en su apuesta por la sostenibilidad. Nuestra actividad debe generar un impacto positivo en el entorno, en nuestro planeta, en la sociedad y en las personas”, asegura Francisco Ucha, director general de Hijos de Rivera, grupo empresarial al que también pertenecen Estrella Galicia, Fontarel o Agua de Cuevas.
Todo empieza por cambiar el envase
Los cambios entran por los ojos. Cada vez son más los consumidores que se toman su tiempo en los lineales del supermercado para localizar aquellas marcas cuyos pasos para proteger el medio ambiente se alinean con la sostenibilidad. Pero también valoran la originalidad, el diseño atractivo y la ergonomía. Para finales de este 2021 la compañía gallega anuncia su compromiso de que el 100% de sus envases serán ecoenvases, convirtiéndose en la marca con la mayor variedad de formatos sostenibles y circulares del mercado.
Pero, además de tener formatos más circulares, han puesto todo su empeño en que sean “bonitos”. A fin de cuentas, el consumidor cada vez aprecia más el diseño diferencial, incluso en un vaso de agua. Hay propuestas muy innovadoras, como un envase de cartón de 8 litros con un pequeño grifo para uso doméstico que supone una reducción de plástico del 60%. Es la última incorporación a un proceso de renovación que había comenzado con una inversión de 2,5 millones de euros en envases de vidrio reutilizables y retornables para el canal de hostelería.
Más recientemente se han sumado las botellas de aluminio (un material ligero, resistente e infinitamente reciclable), y para finales de este año prevén que el 100% de sus botellas de plástico PET (acrónimo de polietileno tereftalato, término técnico que describe al plástico apto para el contacto con alimentos) sean de plásticos reciclados. Para Álvaro García de Quevedo, director del Negocio de Aguas de Hijos de Rivera, “la apuesta por la circularidad de los envases es un camino sin retorno, tanto por nuestra propia autoexigencia como compañía responsable, como por la demanda de los consumidores, cada vez más conscientes de la necesidad de generar un impacto positivo en su entorno”.
Un manantial sin huella de carbono
Muchas de las actividades industriales en las sociedades desarrolladas aún dejan una huella de carbono. El desafío es eliminarla sin renunciar al progreso. Lo primero es procurar formas productivas menos contaminantes con energías renovables y tecnologías más eficientes.
Cuando ya no se pueden limar más las emisiones, la estrategia es compensarlas. Es lo que se conoce como neutralización de la huella de carbono. Emiliano Barelli, director Industrial de Aguas y Sostenibilidad Medioambiental, explica cómo lo han logrado en Cabreiroá. “Calculamos nuestras emisiones y ponemos en marcha proyectos de eficiencia para conseguir minimizarlas. Finalmente, compensamos lo poco que no se puede eliminar a través de The Envira Amazonia Forest, un proyecto de reforestación en la selva amazónica, que es el gran pulmón de la Tierra”.
Hacia el activismo medioambiental
No solo los ciudadanos pueden ser activistas por el planeta. Las empresas también se apuntan a esa implicación, apoyando a las ONG que trabajan sobre el terreno y dinamizando nuevas iniciativas. Junto a SEO Birdlife, en alianza con Ecoembes en el proyecto LIBERA, la marca Cabreiroá se une para limpiar espacios naturales de basuraleza en el Camino de Santiago.
También ha firmado acuerdo con WWF España en un proyecto de reforestación en el Parque do Xurés en Ourense, una zona muy afectada por incendios. Iniciativas con un marcado sello gallego, pero que acaban beneficiando a todo el planeta. Ya se sabe, piensa en global y actúa local.
Pero, ¿por qué agua embotellada, si la del grifo es potable?
En España el 99,5% del agua del grifo es perfectamente potable. Así lo señalan desde los ministerios de Sanidad y Consumo. Sin embargo, según la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas (ANEABE), España ocupa el cuarto lugar de la UE en consumo de agua mineral, proporcionando al sector una facturación anual de 1.200 millones de euros al año. Son varios los factores que llevan a los ciudadanos a adquirir en algún momento agua embotellada. De entrada, que se pueda beber sin poner en peligro la salud no significa que su sabor u olor agrade a todos los paladares. En abstracto, el agua es inodora e insípida. En la vida real, el tipo de suelo por el que fluye aporta minerales que condicionan su sabor. Los terrenos calcáreos de la cuenca mediterránea la confieren una cata áspera característica. En otras ciudades, los tratamientos potabilizadores pueden aportar cierto aroma u olor a cloro. Son apreciaciones siempre subjetivas, pero que llevan a algunos consumidores a preferir agua embotellada.
Debido a la covid muchos municipios han clausurado temporalmente las fuentes públicas urbanas. A los deportistas y paseantes no les queda otra que llevarla de casa o comprarla para calmar su sed. En la hostelería, donde muchos comensales antes demandaban un vaso o una jarra de agua, ahora prefieren agua embotellada por seguridad. Finalmente quedan los enfermos que deben beber agua de baja mineralización. Para minimizar su impacto medioambiental resulta clave contar con envases reciclables. “Para todos estos casos desde el manantial de Cabreiroá se ofrece la gama más amplia de formatos circulares del mercado: vidrio retornable, aluminio, bag & box de cartón y botellas Rpet 100% proveniente de otras botellas”, explica Álvaro García de Quevedo, director de Negocio de Aguas de Hijos de Rivera.