La acuicultura, garantía de celebración y pescado para todos en Navidad
En esta época de reencuentros, familia y menú variado (y saludable), la acuicultura emerge como la gran protagonista. El cultivo de peces y algas de manera eficiente y respetuosa con los recursos naturales es una actividad que puede adelantarse a la gran demanda de alimentos acuáticos que se produce en estas fechas. Evita que los precios se disparen y garantiza pescado en las mesas de todos los españoles
En el centro del pecho, cerca de los pulmones, se sitúa el corazón humano. El de una casa, casi sin excepción, se ubica en la cocina. Este símil anatómico sirve para introducir la explicación a un suceso que ocurre casi siempre por Navidad. El evento traería fatales consecuencias si tuviera lugar en el órgano vital de una persona, pero provoca la mayor de las alegrías cuando ocurre en ese acogedor rincón del hogar que da cobijo a los fogones.
A partir del 24 de diciembre (o varios días antes), un exceso de trabajo comienza a dilatar la cocina hasta que ésta alcanza un tamaño desorbitado. De repente, los metros cuadrados se expanden, la habitación crece desproporcionadamente y sin explicación racional posible comienzan a caber más visitas, más amigos, más familia. Todos se ríen, se abrazan, hablan alto, beben, comen y cocinan. Por seguir con la terminología médica, se trata de una cardiomegalia ⎯el término para definir un agrandamiento anormal del corazón⎯ pero en este caso, sin más consecuencias que la felicidad.
La fiesta llega repleta de espumillón, burbujas y un delicioso olor a pescado que sale del horno, un aroma a mar y especias que inunda la casa y que se convierte en un protagonista más de esta algarabía navideña. Los productos del mar gobiernan las mesas españolas en navidades desde hace siglos. Según el Informe de consumo alimentario en España, cada ciudadano comió 18,56 kilos de pescado durante 2023, un buen porcentaje de los cuales fue ingerido en el último mes del año.
Entre diciembre y la primera semana de enero la demanda de estos alimentos se dispara y, según los mayoristas, las ventas suponen entre el 15 y 20% de las cuentas anuales. Sabemos, por las encuestas que cada año se realizan entre los consumidores ⎯como la del Informe Aldi del año pasado⎯ que seis de cada diez españoles eligen pescado para celebrar las fiestas. Rodaballo, dorada, lubina, atún rojo, corvina, lenguado, anguila, esturión o trucha. La variedad es amplia, y cada región le da su toque mágico a la hora de prepararlo. Recetas que pasan de padres a hijos y que se arraigan en la historia de cada familia.
Seis de cada diez españoles eligen pescado para celebrar las fiestas. Rodaballo, dorada, lubina, atún rojo, corvina, lenguado, anguila, esturión o trucha. La variedad es amplia, y cada región le da su toque mágico a la hora de prepararlo. Recetas que pasan de padres a hijos y que se arraigan en la historia de cada familia
Prevé la demanda y evita la escalada de precios
Pero, ¿acaso sabe el mar que es Navidad? En medio de tanta algarabía, ¿alguien se ha parado a pensar en ello? A veces, al ver la abundancia de especies que lucen en los mostradores de las pescaderías, alguien, irrisoriamente, puede llegar a pensar que la naturaleza, siempre tan sabía, sabe adelantarse a la gran demanda de la población y provoca que el océano produzca más pescado. Nada más lejos de la realidad.
El mar, majestuoso y enigmático, es vida. Pero no está al tanto de las ganas de pescado que tienen los españoles en Nochebuena y Nochevieja. Aquí la magia tiene un nombre y se llama acuicultura. Esta actividad, que consiste en el cultivo de peces y algas a través de técnicas que buscan hacer un uso más eficiente y respetuoso de los recursos naturales, permite adelantarse a las necesidades de consumo y garantizar que todas las familias no solo cuenten con un buen ejemplar con el que presumir de menú navideño, también el resto del año. La actividad acuícola hace posible algo importantísimo para las familias: evita que el precio se dispare estratosféricamente por el mero hecho de que la demanda aumente.
Es decir, la acuicultura no solo destensa los ecosistemas acuáticos (mares y ríos), sino también el mercado, algo que se nota principalmente en el bolsillo y en la economía familiar. Al ser una actividad que no depende de la inestabilidad de las capturas de la pesca convencional, evita que se produzca una escasez de producto en los mercados y, en consecuencia, los precios disparados.
El océano, el mar y el río no pueden prever celebraciones de millones de consumidores que demandan más productos acuáticos en Navidad, ni tampoco seguir aportando de forma ilimitada pescado para todos y para siempre. La realidad dice que la pesca responsable está en su límite sostenible y no es suficiente para abastecer las crecientes necesidades de millones de habitantes. Si no fuera por la acuicultura no habría suficiente pescado para todos. Los datos lo confirman: más del 50% de los alimentos acuáticos que se consumen provienen de este sector y, en el caso concreto de algunas especies, como es el caso de la lubina, el porcentaje alcanza el 97%.
Si no fuera por la acuicultura no habría suficiente pescado para todos. Los datos lo confirman: más del 50% de los alimentos acuáticos que se consumen provienen de este sector y, en el caso concreto de algunas especies, como es el caso de la lubina, el porcentaje alcanza el 97%
La solución para alimentar a una población en crecimiento
Estamos ante un alimento noble. Con su presencia aristocrática domina la mesa navideña frente al resto del menú, y el buen anfitrión sabe con certeza que con una buena pieza de pescado va a dejar más que satisfechos a sus invitados. Sea cual sea la especie elegida, comer productos de acuicultura española es también garantía de estar ingiriendo un alimento nutritivo, de fácil digestión y bajo en calorías.
Estas últimas propiedades le convierten aún más en esencial, en estas fechas de excesos gastronómicos. La acuicultura es la solución para aquellos que quieren disfrutar de cenas y comidas repletas de sabor, pero sin desatender la salud. El sector acuícola no solo garantiza cantidad de pescado y algas, también una calidad indiscutible para sus consumidores. Sin la acuicultura española, simplemente no podríamos adquirir (ni consumir) las 3-4 raciones de pescado semanales recomendadas por la OMS.
Tan certero como que cada año celebramos la Navidad, la Nochevieja y el Año Nuevo es también el hecho de que la población mundial crece a pasos agigantados y el planeta se encuentra con los recursos naturales al límite de sus posibilidades. Según cálculos de Naciones Unidas, en 2050 se prevé que la población mundial alcance los 10.000 millones de habitantes, un considerable aumento que tendrá repercusión en la oferta y la demanda de comida.
Poder seguir entrando cada mes de diciembre en esa cocina a la que le crecen los metros cuadrados pasa por confiar en la acuicultura. Esta actividad es uno de los métodos más efectivos de cara al futuro para asegurar la alimentación y la felicidad de todos. Por muchas navidades más repletas de pescado para todos.