Una nueva variante de meningitis B causó el brote en el que falleció la gimnasta de 17 años María Herranz
Una investigación descubre que el patógeno, más virulento, causó dos fallecidos y dos hospitalizados en Madrid y Guadalajara, todos ellos jóvenes


La gimnasta María Herranz, de 17 años, murió en la madrugada del 17 al 18 de abril de 2024 en el Hospital de Guadalajara a causa de un cuadro fulminante de meningitis B. La noticia causó una gran consternación en el mundo del deporte y llevó al inicio de una investigación que ahora ha revelado que una nueva variante del meningococo B originó un virulento brote en el que falleció otra persona y dos más fueron hospitalizadas. Todas tenían entre 17 y 31 años.
Las conclusiones del trabajo han sido publicadas ahora en Eurosurveillance, revista del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC). La investigación no menciona a la gimnasta —estos estudios usan datos anonimizados—, pero cuatro fuentes sanitarias así lo han confirmado a EL PAÍS.
Raquel Abad, científica titular del Centro Nacional de Microbiología (CNM) y autora principal, destaca la singularidad del brote: “Es más común que la meningitis B se presente en casos aislados que en agrupaciones de varios enfermos con vínculo epidemiológico. Las pruebas genéticas revelaron, además, que la causa era una nueva variante de la bacteria Neisseria meningitidis no descrita hasta entonces. También llamó la atención que causara un brote de esta virulencia la primera vez que era identificada, lo que refuerza la necesidad de vigilar estas nuevas variantes”.
El meningococo B es el más común de los serogrupos (también existen el A, C, W, Y...) de la bacteria Neisseria meningitidis. Las infecciones graves que causa reciben el nombre de Enfermedad Meningocócica Invasiva (EMI) y producen meningitis —infección de las membranas que recubren el cerebro— o sepsis, cuando invade el torrente sanguíneo.
“En ambos casos es una enfermedad de baja incidencia, pero devastadora. No es infrecuente que los afectados pasen en 24 horas de estar perfectamente a desarrollar cuadros mortales o sufrir importantes secuelas”, explica María Teresa Ledo, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS).
El origen del brote: una reunión en marzo de 2024
El artículo sitúa el origen del brote en una reunión celebrada en marzo de 2024 con 13 asistentes de una edad media de 30 años. Tres días más tarde, uno de ellos empezó a sufrir fiebre, dolor al tragar y diarrea. A las 48 horas fue hospitalizado y “ese mismo día falleció con un diagnóstico de sepsis meningocócica”.
Dos días después, una segunda persona que convivía con la primera desarrolló síntomas parecidos. “Fue hospitalizado con un diagnóstico de meningitis séptica”, sigue el estudio. Pasó 14 días ingresado, pero logró recuperarse y recibió el alta.
Dos semanas después de la reunión inicial, ocho de sus asistentes viajaron tres días a un pueblo de Guadalajara con otras personas. Una de ellas —que no había estado en el primer encuentro, pero sí en el segundo— empezó a tener dolor de cabeza, fiebre y vómitos a los cinco días. “Fue hospitalizado por meningitis meningocócica”. Se restableció y recibió el alta a la semana.
El último eslabón del brote es el de María Herranz. La gimnasta vivía en Cabanillas del Campo, un pueblo vecino al que había viajado el segundo grupo. Empezó a tener fiebre y dolor abdominal el 17 abril y, pese a ser hospitalizada inmediatamente, falleció en unas horas. Aunque el vínculo epidemiológico con el brote parece débil, las pruebas genéticas concluyeron que se infectó con la misma variante que los otros afectados.
Las características del brote muestran que la nueva forma del patógeno circuló en esas semanas entre algunas personas de los dos grupos y la zona que visitaron en Guadalajara. Algunos contagios fueron asintomáticos —si no, la enfermedad no hubiera alcanzado a María Herranz— y otros desarrollaron cuadros graves. Es lo habitual con el meningococo, según los expertos.
“Muchas personas se contagian sin sufrir daño alguno, mientras otras desarrollan cuadros muy graves. Uno de cada 10 contagiados, incluso, será portador asintomático de la bacteria sin sufrir problema de salud alguno”, cuenta Ledo.
La necesidad de un contacto estrecho para su transmisión
La Neisseria meningitidis requiere un contacto estrecho para transmitirse y lo hace a través de la saliva y secreciones respiratorias. Coloniza inicialmente las vías respiratorias altas y, en la mayoría de los casos, el sistema inmune logra mantenerla a raya. Pero en algunas circunstancias, el meningococo traspasa la mucosa nasal y evoluciona hacia meningitis, sepsis o ambas.
Un sistema inmunitario debilitado puede favorecer esta mala evolución. Otro momento de riesgo es cuando se produce el primer contagio, lo que es más frecuente en niños, adolescentes y adultos jóvenes por su forma de relacionarse. “Esta es la razón por la que es muy importante una intervención rápida de los servicios de salud pública cuando se detecta un caso para identificar a los contactos. La forma de prevenir nuevos casos es administrar una profilaxis a base de antibióticos”, explica Ledo. El estudio recoge que en este brote “fueron identificados 200 contactos estrechos”, a los que se ofreció la profilaxis.
Los autores destacan que “la elevada letalidad del brote (dos de cuatro casos), también es llamativa y constituye otro aspecto relevante a tener en cuenta en la vigilancia de estas variantes”. La mortalidad entre las personas que desarrolla la enfermedad meningocócica invasiva por el serogrupo B ronda habitualmente el 10%.
Raquel Abad afirma que, tras el brote, el “Centro Nacional de Microbiología ha detectado dos casos más causados por la nueva variante”. Uno de ellos fue en diciembre de 2024 y el otro el pasado enero, aunque no ha trascendido la evolución clínica de ambos pacientes.
Una explicación de los meses transcurridos sin nuevos diagnósticos podría ser que la variante se haya extinguido, aunque también puede que siga habitando de forma asintomática en algunas personas o que haya causado algún otro caso sin ser detectada. El Centro, dependiente del Instituto de Salud Carlos III recibe la mayoría de las muestras de casos de meningitis en España, entre el 70% y el 80%, pero no todas.
336 casos y 31 muertes en 2024
Diego García Martínez de Artola, portavoz de Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), explica que el surgimiento de nuevas variantes de Neisseria meningitidis no es algo extraño, aunque la virulencia de este brote sí lo sea: “Es algo que ocurre muy a menudo con esta bacteria y otra del mismo género que causa la gonorrea, la Neisseria gonorrhoeae. La razón es que tienen una gran diversidad genética y la capacidad de captar ADN de otras bacterias Neisseria. El resultado es que se producen recombinaciones que dan lugar a nuevas variantes”.
Según el informe de 2024 del Instituto de Salud Carlos III, el año pasado fueron notificados en España 336 casos y 31 fallecimientos por enfermedad meningocócica invasiva —que es de declaración obligatoria—, una letalidad del 9,23%. Dos de cada tres enfermos lo fueron por el serogrupo B. La gran mayoría de muertes se producen en personas mayores, mientras entre niños estas se han reducido en la última década gracias a las vacunas. El brote ahora publicado causó dos de las cuatro muertes registradas por la enfermedad en España en 2024 entre personas de entre 15 y 44 años, según el informe.
Pere Godoy, del grupo de vigilancia de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) explica que en “los tres años se está produciendo un repunte de casos causados por el meningococo B, cuya incidencia bajó mucho en 2020 con la pandemia y ahora está recuperando su predominio entre el resto de los serogrupos”. Según este experto, está por ver si la vacuna utilizada frente a él, llamada Bexsero, logrará mitigar su impacto a nivel poblacional, algo que sí ha conseguido otra vacuna, la llamada “conjugada” que protege frente a otros serogrupos como el A, C, W e Y.
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